Envidia

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  Dorian no puede creer ni por un segundo lo que vio: su esposa y su hermano besándose. El ghoul de sangre que sirve de mayordomo le comunica que su ex amigo está en la entrada. Después de tantas décadas se aparece en sus vidas sin invitación. Dorian odia a su hermano, no siempre fue así, en otra época había sido su maestro y su colega pero esos días de fraternidad y admiración habían pasado. Dorian lo mira allí de pie, con su ropa de diseñador, su cabello oscuro que remarca el bronceado y su odiosa sonrisa perfecta. ¿Cómo puede un vampiro tener bronceado? Cosas de Bran.

―Invítame a entrar de una vez. No es bueno que una celebridad sea vista parada en la puerta esperando como idiota ―suelta Brantley.

―Lo que eres ―responde Dorian―, pasa.

―Lo sé, te lo acabo de decir. Tengo millones de fans en el mundo entero ―asegura mientras aparta a Dorian del umbral para adentrarse en la casa―. Ser ídolo de generaciones no es fácil, los hombres quieren ser como yo porque soy increíble, y las mujeres porque soy irresistible. En fin la fama.

Brantley había ganado una extraña afición por ser envidiado después de aquel lío entre ellos que los había separado.

―Eres un idiota al exponerte. Ni siquiera sé cómo te dejan hacerlo ―replica Dorian mientras lo sigue a lo largo de la estancia.

―Si Robert Pattinson puede, no entiendo por qué yo no ―alega mientras se tira en el sofá y sube los pies sobre la mesa de cristal.

Es realmente un estúpido, si no fuera porque los vampiros sanan demasiado bien le hiciera una cicatriz para desfigurar ese rostro apuesto. Seguro se hacía actor de acción para verse más macho. El muy imbécil consigue siempre todo lo que quiere. Dorian necesita terminar pronto con todo aquello. La última vez ni siquiera se habían despedido.

―Necesito hablarte de algo serio. No te hubiese citado de ser un asunto banal ―empieza Dorian―. Los vi ayer. Pensé que nuestra competencia por Jezebeth había sido una cosa de juventud y que cuando supiste que nos amábamos entendiste que yo había ganado.

Cada palabra hacía que la sangre ardiera dentro de Dorian. Jamás creería, a pesar del tiempo y las peleas, que su hermano y su esposa tuvieran un romance. Jezebeth nunca había soportado la actitud de mierda de Bran. Ni siquiera tenían algo en común, era absurdo.

―Hablé con ella y me confirmó que se aman y que vivirán juntos en América ―sigue Dorian mortificado con su propio discurso―. Les doy mi beneplácito, tú y yo ya estábamos distanciados y no me debes nada. Les deseo que sean muy felices.

<<"No durarán ni un año. El cretino se aburrirá y la desechará, es lo único que sabe hacer", piensa Dorian mientras controla su remordimiento para no ahorcarlo ahí mismo. En otro momento lo hubiese hecho sin pensarlo dos veces.>>

El engreído idol se ríe estrepitosamente a carcajadas. Dorian no entiende su reacción, Bran es raro pero no está loco... aún.

―Sabía que no caerías en un cliché tan estúpido, esa víbora no tiene imaginación. Jezebeth sigue fuera del país, ni siquiera sabe de esto, otra vampira usó su forma para engañarte ―dice Brantley.

Los ojos amarillos de Dorian se contraen junto con su puño.

<<Viene a burlarse de mí, trata de hacerme ver ridículo y todavía se ríe>>.

―Sabes hermano, yo también apliqué para esta prueba. Fallé. Dos de los organizadores me pidieron ser su sucesor si morían. ¿Cómo podría yo renunciar a pecar? ―dice Bran divertido.

Dorian cae en cuenta de lo que pasa. Su cuerpo se siente más liviano y la sensación de ahogo desaparece, entonces afirma recuperando la compostura:

―Creía que uno de ellos se presentaría ante mí.

―Te explicaré, aunque si se enteran me matarán. Cada prueba es sobre un pecado diferente y cuando las termines verás a uno de ellos personificados, la primera vez seguro te reuniste con alguno.

Dorian recuerda a los tres peculiares vampiros que conoció en aquella reunión.

―Puede que sólo se queden parados mirándote, que ni te hablen, pero estarán ahí y se cerciorarán de que los veas ―explica Bran―. Existen muchas formas de probarte y eso depende de cada cual; en eso no te puedo ayudar. La cosa es que te enfrentarás a lo que los humanos llaman pecados principales o vicios capitales, los jueces creen que al ser parte primordial de la conducta humana si nos alejamos del pecado seremos superiores y más puros, ya que ningún hombre se puede resistir a ellos, pretenden demostrar que nosotros sí. No comparto su opinión.

― ¿Por qué me dices esto cuando aquella vez ni te disculpaste? ―pregunta Dorian abrumado―. Saboteaste mi trabajo a pesar de ser mi maestro y hermano de clan. Por nosotros corre la misma sangre maldita. Deseé matarte en el momento, había trabajado tanto en ese proyecto.

―Te envidiaba ―responde Brantley seriamente.

―Y yo a ti, pero la envidia no es mala, es necesaria para el progreso. Yo quería ser tú. Me regalaste la inmortalidad, me iniciaste en tu familia, eras poderoso y respetado, y tus investigaciones habían llegado muy lejos ―agrega un Dorian nostálgico.

―Pero tú estabas avanzando demasiado rápido. En pocos años ya eras reconocido. No pasaría mucho tiempo antes que me superaras.

―Sentí tanto resentimiento que cuando descubrí tu traición te seguí por años para matarte, eres bueno cubriendo tu rastro ―reconoce Dorian―. Después Jezebeth me devolvió al camino porque mi reclamo de justicia se me estaba yendo de las manos.

―Mi trabajo aquí terminó ―añade bruscamente Bran―. No quiero hablar más del pasado. En un rato verás a una señora amargada de estas que odian al mundo entero, es asquerosa, eso significa que terminó la prueba.

Dorian no quiere seguir a su hermano, lo mira alejarse por el pasillo, hasta que sale por la puerta. No importa cuánto tiempo pase, lo seguiré odiando siempre.

Las pruebas del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora