Dorian, con el puño de la mano contra su boca, escucha atentamente las palabras de su abogado:
―Mi señor, los papeles son legítimos. Ese dinero es suyo, no entiendo cómo fue tan descarado de venir a pedírselo.
Había algo en aquel humano, cuando lo enfrentó que captó la atención del vampiro. Quizás fue porque Dorian no resiste un desafío. Agradece al licenciado la consulta y antes de despedirse le pide que revise todo meticulosamente. Solo en su salón, manda llamar a su pupilo Phrygian. Lo había conocido en un viaje a África hacía 50 años. El muchacho de la piel de ébano investigará sobre el asunto. Es un joven muy capaz y enérgico, su maestro sabe que si existe un error él lo encontrará.
La ventana le ofrece a Dorian la vista de una ciudad dormida. La madrugada siempre lo ha complacido, su solitaria calma es perfecta para estudiar. La puerta se abre y una figura jorobada de rasgos asesinos se desplaza a pasos silenciosos. El enjuto director del banco se sienta y le extiende un vaso con whisky. En sus dedos largos el invitado nota un anillo plateado en forma de lobo.
―Tengo entendido que esta reunión es para hablar de un dinero que usted cree que no le pertenece ―dice el banquero mientras se da un trago―. Una situación inusual debo decir.
―Soy científico, padezco la maldición de querer saber la verdad detrás de las cosas ―responde Dorian aparentemente distraído―. ¿Pero sabe qué es aún más inusual? Que ustedes se hayan equivocado a favor de otros.
―Si fuera un error del que no nos percatamos, ¿no sería más conveniente quedarse callado? Usted es un empresario muy exitoso, su familia fue la fundadora de la banca Austriaca. A pesar de esto ha continuado acumulando bienes y riquezas con el tiempo, creando un imperio a su alrededor. Cualquiera pensaría que es ambicioso ―expone el delgado ser.
―Mi avaricia va más allá de simples cosas materiales. Yo ambiciono conocimiento, por eso me convertí en una criatura nocturna, para continuar acumulándolo por la eternidad. El capital es para mí un medio, no un fin ―dice Dorian cuando un pensamiento hace que sus pupilas se contraigan.
―Es bueno saber que algunos conservan su ética. No obstante la decisión es definitiva. Perdone por hacerle perder su preciado tiempo ―culmina.
El estudio estaba iluminado, como de costumbre Dorian se encuentra cavilando dentro. Había sido puesto a prueba. Seguramente para pasarla debería devolver el dinero. Un humano que ha perdido todo representa menos que una cucaracha ante el poderío y la fuerza sobrenatural de un vampiro. La próxima vez sería más cauteloso, al menos le quedaba la satisfacción de rechazar la prueba en la cara del examinador. A nuestro protagonista le gusta sorprender, así que manda el sobre de solicitud de registro antes de ir a encontrarse con el hombre.
El lugar elegido es la Biblioteca privada de Dorian. Sus cabellos y su piel pálida resplandecen ante la luz de luna que se filtra por las rendijas. Phrygian confirma sus sospechas, el dinero es del caballero que llega justo en ese momento. Su discípulo se despide y se marcha dejándolos solos en el inmenso lugar. La figura imponente del alto sujeto y su aire de decisión conquistan el espacio. El monstruo comienza a caminar por los pasillos y comunica:
―Eres una persona con suerte. He decidido devolverte lo que es tuyo. Investigué y tienes razón, fue un error, y aunque los del banco no lo admiten, transferí el dinero a tu cuenta.
―¿Qué quieres a cambio? ―dice el tipo siempre certero.
Dorian sonríe maliciosamente y explica:
―Quiero que formes parte de los míos. También he indagado sobre ti. Fuiste campeón de lucha en tu juventud. Eso después de meterte en varios líos y casi parar en la cárcel. Ahora retirado, padre de familia. Después de reunir por años, tratabas de comenzar una compañía de seguridad. Además está el gimnasio que administra tu mujer, donde entrenas a nuevas estrellas del deporte. Eres una persona muy capaz, lo reconozco. Tú y tu gente trabajarán para mí ―decidió Dorian.
―Señor Gold-Smith ―habla cuidadosamente Jonas, quien reconoce un depredador cuando lo ve―, realmente agradezco su generosidad, pero no quisiera volver a depender de otros.
―Tranquilo, no te pienso quitar lo que ya te di ―indica el oscuro ser―. Es muy difícil encontrar a alguien que se adecue a mis aspiraciones. Serás el sexto pilar de mi clan Jonas.
Al terminar la frase Dorian mira fijamente a Jonas, que se resiste a la manipulación. A pesar de su firmeza la sugestión surte efecto y unos colmillos perforan el musculoso cuello del hombre.
Lejos de allí en la misma ciudad, un congreso es celebrado, y una famélica criatura nocturna grita rabiosa:
―Ese maldito es demasiado inteligente. Vino a decirme en mi cara que ese dinero era una mierda y que no lo necesita. ¿Quién rechaza dinero fácil?
―Oye flaco deberías comer algo, me das pena solo de mirarte ―comenta divertido un vampiro gordísimo.
―Es una jugada excelente añadirlo a su familia. Humanos capaces no abundan y menos los que ya poseen un séquito que lo seguirá a la inmortalidad ―proclama una pequeña vampira de aspecto infantil.
―Sabes perfectamente que los bienes de un clan son compartidos. Le devolvió el dinero al luchador pero nunca salió de sus manos ―apunta Marlon el avaro con notable irritación.
―Mídete al hablarme idiota ―articula la vampirina―, que tu prueba haya salido como el culo solo demuestra lo extremadamente imbécil que eres.
―Señores, les recuerdo que esto es un simple debate. Solo cuando tengamos todos los resultados decidiremos si Dorian Gold-Smith habrá pasado o no ―proclama Rudolf el de los ojos cansados.
Todos callan, Rudolf no suele intervenir a menos que se estén yendo del tema. Los siete vampiros se reposicionan en su silla. Necesitan decidir cuál será la próxima prueba.
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Las pruebas del vampiro
VampireLa comisión vampiresca te permite formar parte de los altos cargos, ganar territorios y poder si eres capaz de salir airoso de una serie de situaciones. Nuestro protagonista, un vampiro joven, pretende ser el primero de su edad en superarlas. Sus ve...