Capítulo 8. Pasado

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El mar es tan pero tan grande que desde su creación hasta nuestros días solo ha sido explorado un 5% y dividido en 5 partes, oh bueno, los expertos dicen que solo es dividido por 3. La pregunta existencial de este mundo sobre el mar mismo siempre ha sido ¿qué habrá más abajo?

Lo que debo admirar del mar es el alba y la puesta de sol, como si pudieses alcanzar el mismo sol, tan cerca y a la vez tan lejos frente a ese horizonte infinito, que sí no existiera apuesto a que ya habría sido conquistado por munchas personas, incluyéndome. Mientras me perdía en aquella hermosa vista fuimos llamados todos los que estábamos reunidos en espera para continuar con la tradición de la iniciación.

Al ser levantados y encaminados por las personas encargadas de la vigilancia pude identificar a aquellas personas con las que tuvimos un encuentro durante la semana de las pruebas, y al cruzar miradas con algunos de ellos, inmediatamente miraban la mano que tenía vendada y seguido de aquel acto, palabras entre dientes junto con los que venían acompañados. Dado los nervios y la situación había olvidado lo de mi mano. Parecerá raro, pero aún puedo sentir los dos dedos faltantes, siento comezón o picazón.

Prontamente llegamos a lo que parecía ser a lo lejos una gran barrera de madera, y al cruzar por la puerta era casi igual que caminar por los pasillos de un estadio de fútbol y ver al fondo el campo o área a la que estás caminando y al terminar de cruzar el pasillo la vista cambió por completo, pues estábamos en el centro de lo que parecía ser un gran teatro circular o alguna plaza de toros, nosotros estábamos en el centro de todos los habitantes de aquella isla.

Todo decorado de la manera más nativa, pero a su vez rústico de alguna manera en un nivel diferente a lo que hemos visto y al ser todos colocados en el centro todas las personas guardaron silencio, puesto que estaban cantando, y así mismo en una parte de las gradas que resaltaban más que las otras, el jefe Ekailio se levantó, saludó a todos los demás jefes de tribus con los que compartía asiento y haciéndose al frente de todos alzó la voz en su idioma.

- Pueblo de Aubre, familia mía, es un placer anunciar a los nuevos integrantes que constituirán y serán el futuro de nuestra Historia. ¡Dichosos somos por nuestro destino que a este lugar nos aferra!

Al terminar de decir aquello, la gente comenzó a dar gritos de júbilo por un momento. La jefa Azea se levantó e hizo lo mismo que su esposo.

- Nuestros ancestros estarían complacidos al ver la gran familia que somos ahora, y así debe permanecer hasta el fin de nuestros tiempos. Éste evento ha sido atrasado por unas semanas, sin embargo, nada ha sido alterado, la tradición continúa por lo tanto me complazco en anunciar a nuestros nuevos miembros de familia ¡Dichosos somos por nuestro destino que a éste lugar nos aferra!

La intensidad de jubileo aumentó a la vez anterior, ésta vez con instrumentos y sonidos de Shofar. Obviamente entramos en confusión puesto que en ese entonces no sabíamos su lengua.

Pronto todos los jefes de cada tribu tomaron lugar al frente, junto con el jefe Ekailio y sentándose en sillas dirigidas hacia nosotros. Los hijos de cada uno de los jefes bajaron hacia donde estábamos nosotros de una manera tan habilidosa saltando entre gradas y personas sin temor o miedo de sufrir algún accidente debido a la considerada distancia del suelo e hicieron una fila enfrente de nosotros. Lo que pude notar fue que el jefe Ekailio susurró algo al oído de su hijo Faumel a lo cual él respondió haciendo un gesto a su padre de manera afirmativa.

Al terminar de posicionarse todos yo miraba a mis alrededores pensando de alguna manera sí habría posibilidad de escapar, pues mi estado de salud era considerablemente mejor a diferencia de los 2 meses que he estado allí, pero fue estúpido, una pérdida de tiempo pensar en ello, estábamos completamente rodeados. Se nos dio la instrucción de seleccionar a un clan y si el jefe accedía la persona seleccionada debería formarse detrás del hijo de aquel jefe. Sí no accedía, otro podría levantar la mano y tomar a la persona, sí eran más de dos, la persona podía elegir.

Historia de un SoñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora