Capitulo II: "Cancha"

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Aoko estaba furiosa.

Sentía que esa simple palabra no describía en su totalidad la furia, decepción y tristeza que estaba sintiendo en ese momento.

Había quedado con Kaito a ver un partido de béisbol hace unas semanas. Se había tomado el tiempo de ir personalmente y comprar las entradas. Esta ilusionada de pasar un momento divertido con el, y por ahí considerarlo como una cita. Pero no, a último momento dice que no puede por inconvenientes, y que estaba ayudando a Jii. Si no fuera porque ya estaba en la estación, iba directo al Bar a matarlo.

Suspiró mirando el paisaje en la ventana. Algo dentro de ella no se sorprendía, ni siquiera debería ilusionarse con estas cosas. Tal vez era su estupido corazón que le pedía a gritos seguir amando a ese idiota.

Sus mejillas se sonrojaron al pensar en el mago, imaginándose como sería su primer beso o tener una cita romántica, llena de flores, debajo de la luna y bailando con una canción de jazz que tanto ama Kaito.

Negó con la cabeza, y se golpeó las mejillas. ¡No podía pensar en esas cosas, el la veía como una amiga!.

Las personas la miraron cuando se golpeó las mejillas. Se avergonzó ante esto, y miró nuevamente la ventana, dándose cuenta que ya estaba en su destino: Beika.

Rápidamente se levantó y bajó del tren.

(...)

- ¿Como qué me veo más gorda?!

Las personas que estaban en la fila, se dieron la vuelta para ver a una chica con coleta y a un moreno discutiendo. Detrás de ellos, estaba otra chica con un niño totalmente avergonzados por la escena.

- ¡Solo hice un comentario! -levantó los brazos exasperado.- Dije que el vestido, al estar más holgado en la parte baja de tus pechos estás más rellenita.

- ¡¿Y cómo quieres que lo tome?!

- ¡Pediste mi opinión!

Ran se posó su mano en el hombro de su amiga.- Kazuha-chan, no creo que Hattori-Kun tuviera esa intensión. -le sonrió apenada. En ese momento la joven se dio cuenta que los estaban mirando y se sonrojó. Antes de empezar una conversación con Ran, le mando una mirada asesina a Heiji.

- "Vaya avance." -pensó Conan con burla. Cuando las chicas se alejaron un poco para hablar, Heiji se agachó.

- No entiendo porque se enoja, ¡Le di mi opinión del vestido!

- No creo que haya pensado que comentaras eso...

- ¡¿Y qué se supone que tenía que decir?! -se calló al sentir la mirada de Kazuha. Cuando la dejó de sentir suspiro de alivio. Miro para atrás para asegurarse que no tuvieran cerca.- Ahora... ¿Como va tu relación con tu novia? -sonrio con picardía.

- ¡Hattori! -se sonrojó.- No es el momento ni el lugar de preguntar eso -le regaño.

Rodo los ojos. Iba a burlarse nuevamente de él, pero la fila empezó a avanzar.- Por fin, hace mucho calor. No es cómodo tener el sol dándote directamente -levantó la mano a la altura de su cara para tapar un poco el sol.

Conan asintió estando de acuerdo. Desde que salieron, pareciese que la temperatura aumentó. Por estas razones adoraba el invierno. Nada mejor que sentarse en su sillón, con una taza de café y leyendo un libro de misterio.

Sin más entregaron sus entradas y entraron con toda la multitud.

Fruncio el ceño al sentir que alguien lo estaba mirando. Alerta paro su caminar y se dio la vuelta. Lo único que vio fue a personas caminando de un lado a otro.

- ¿Pasa algo Kudo? -pregunto Heiji al ver que había quedado atrás. El niño tan solo nego, restándole importancia.

(...)

Corrió tan rápido como sus piernas le permitió. La falda del vestido se movía con la corrida. Agradeció haber llevado sandalias bajas.

Se regañaba mentalmente de siempre llegar tarde a las funciones cuando iba sola. Era algo que Kaito siempre le regañaba. Ni ella sabía porque sucedía. Suspiró tranquila al ver que aún habia personas en la fila.

Bajo la velocidad, y al mirar a su costado se sorprendió al ver que estaba Conan Edogawa. Fruncio el ceño al no sabe eso estaba viendo bien o la vista le fallaba. Su hilo de pensamiento se rompió cuando chocó contra un cuerpo.

Su trasero golpeó con fuerza el piso, haciendo una mueca de dolor. Se acarició el trasero ante esto.

- Lo lamento, no te vi -una voz masculina se esgucho, mientras le ofrecía la mano. Aoko sin mirar mucho, acepto la mano para poder levantarse. Sus ojos se dirigieron hacia donde había visto al niño, pero ya no estaba.- ¿Estas bien?

- A-ah, lo siento -Aoko miro al joven rubio que la miraba preocupado.- No te preocupes -sonrió apenada. El chico asintió tranquilo y se fue sin más, llevado por la multitud de personas.

- "Parece que fue mi imaginación..." -penso decepcionada.

Al entrar al estadio y escuchar los gritos eufóricos y ver la felicidad de la personas, no se emocionó mucho. Era muy aburrido estar sola observando a a los equipos jugar. Se arrepentía de no haber invitado a Keiko, pero tampoco la quería molestar. Ella siempre estaba cuando pasaba esto, pero sabía que no podía depender siempre. Con un suspiro, deseo que Kaito esté. Ese estupido mago de seguro haría una de sus bromas y le regalaría rosas. Seria muy entretenido.

Saco su celular, y viendo la hora se do cuenta que no pasaron ni diez minutos desde que empezó la partida. Con una mueca observaba el partido y como gritaba las personas alentando a su equipo. Al ver a una pareja comiendo un helado, se acordó que pago de más para poder acceder a un local dentro del estadio para poder comer y beber.

Se levantó, pasando por las butacas, hasta llegar a las escaleras y bajar. Un gruñido salió de sus labios cuando unas palomitas de maíz cayeron en su alborotado cabello.

Sentía como si el mundo le estuviera dando una golpiza de la realidad. Quien sabe.

Al llegar, abrió la puerta del pequeño local, encontrándose con una pareja hablando tranquilamente y un señor tomando un café y mirando la hora. Se acercó al chico y pidió una malteada de frutos del bosque. Al menos se tenía que dar un gusto, con todo lo que pagó. Le pregunto al joven si había baño y le habia dicho que tenía que meterse al pasillo y había dos puertas, una para hombres y mujeres.

Al meterse, tuvo que cerrar un poco la puerta de la derecha para ver para que sexo era. Comprobó que era de mujeres, y sin darse cuenta piso un papel. Se extraño al ver que un espejo estaba roto. Sin darle importancia se miró al espejo para poder sacar las palomitas de su cabello.

Se le heló la sangre al ver en el reflejo del espejo, apuntando una puerta cerrada para el inodoro, una mano y sangre goteando.

"Alianza" Detective Conan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora