Capitulo 16.

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Luciana Richmond.

Estoy sentada en el piso de tierra del calabozo, todo esta oscuro y tengo miedo al casitgo impuesto por el amo, hace mucjo frío en el calabozo de la mansión. A los lados se pueden escuchar los llantos de las mujeres y niños prisioneros que están alrededor de mi celda. 

No debí abrir la boca con la señorita.

La puerta se abre y un poco de luz entra dejando a la vista tres hombres de casi dos metros de alto al fondo.

Piedad por favor... 

Amo no nos haga daño...

Dicen entre sollozos las mujeres y niños prisioneros aquí.

- Silencio, escorias. - habla uno de los hombres. 

Las blancas luces del sótano se encienden dejando a la vista todo el escenario presente. Detrás de los tres hombres vienen dos más. Parecen algún tipo de presidente o políticos. 

- Quiero a esa y esa. - comenta señalando a dos niñas. 

- Traiganlas. - dice el guardia. 

- No no no por favor no... - gritan las niñas. 

- Cállate. - el guardia se acerca y la golpea con un latigo en la cara. 

Maldito cerdo. 

Es doloroso ver una escena así, una niña sufriendo y pidiendo piedad ante hombres que la van a maltratar.

La sociedad está podrida. 

Las horas pasan y todo el calabozo sigue oscuro, llevo casi dos días sin comer nada, tengo mucha sed. En el lado izquierdo de mi pierna tengo algunas picaduras de mosquitos, aparte de eso llevo varios días con tos y el frío del calabozo ya me está pasando factura. 

No puedo dejar de pensar en mi hija, Alexa. Me imagino todas las mentiras que se ha de haber inventado el mounstro que me tiene aquí encadenada como si fuera algún monstruo o animal peligroso. Mi hija siempre ha vivido en una mentira y falta muy poco para que ella sepa la verdad. 

Una vez me muera, ella conocerá toda la verdad y quizás me odié por haberle ocultado esto durante tantos años, pero la verdad no sabía como ella manejará todo esto. 

Aún recuerdo cuando nació mi pequeña, se veía tan tierna, tan indefensa y fragil que me partía el alma tener que traer al mundo a sufrir una criatura que no tenía la culpa de nada, la niña de mis ojos... 

Me duele pensar que en algún momento me iré de este mundo y la dejaré en manos de ese monstruo, y no. No más, por eso una vez me saquen de aquí le contaré toda la verdad. 

Días después... 

Estoy muy sedienta, mi cuerpo esta debil. Un fuerte dolor de cuerpo se expande por mi cuerpo debido a dormir tanto tiempo en el piso, las picaduras de mosquitos son mas severas y la tos ha avanzado tanto que hay veces que dejo de respirar por las noches teniendo ataques constantes. Mis tobillos duelen debido a la fuerte cadena que me tiene encadenada a esta celda. <br>

Quiero morir pero debo sobrevivir más por mi hija, no puedo flaquear faltandome tan poco de culminar el castigo impuesto por el amo. 

- Saquen a la vieja, le daremos el ultimo casitgo. - Impone un guardia. - Al amo le gustará verla y castigarla el mismo. 

Aguanta más, vamos Luciana.

Me digo a mi misma mientras los guardias abren la celda y entran a buscarme. 

REGINA +18 (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora