Capítulo 03: Segunda Carta

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Alemania, 05 de agosto de 2008.

-¡No me atraparás!- Digo burlonamente mientras lo veo correr detrás de mí. Río a carcajadas, hoy es un gran día, es uno de esos en los que lo convenzo de jugar conmigo.

Volteo hacía atrás de nuevo, pero no lo encuentro, sigo corriendo mientras mi mirada lo busca detrás de mí, cuando dirijo mi mirada hacía adelante ya es demasiado tarde para lo que tengo en frente de mí, estoy al borde de un risco a punto de caer hacía el acantilado. Grito mientras intento sostenerme de algo, pero no hay nada, y cuando cierro mis ojos esperando el impacto siento como soy jalada por mi vestido hacía atrás cayendo en el piso. Me abraza fuertemente y le devuelvo el abrazo, pero es algo rápido ya que se separa de mi inspeccionándome por todas partes.

-¿Estás bien, niñita?- Dice sin mirarme a los ojos ya que está tocando mis brazos y piernas a ver si tengo algo grave. Lo veo agitado y un poco nervioso, colocó delicadamente mi mano en su mejilla haciendo que levante su mirada hacía a mí.

-Estoy bien- Lo veo un poco dudoso y estoy segura de que está pensando en las formas más ortodoxas de atender cualquier herida que pueda tener o cual es el hospital más cercano.

- En serio- Digo sonriendo tranquilizadoramente- Y siempre voy a estarlo, ya que eres como mi caballero de la brillante armadura personal, sólo que con más clase y más extraño, eres más como un... Príncipe Oscuro. Que siempre estará ahí para mí, ¿Cierto?- Veo como una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

-Si, pequeña. Siempre seré tú príncipe oscuro.

***


28 de Septiembre de 2017

Son las 12:00 del medio día y Andrew y yo estamos al frente de mi casillero como sí supiéramos que adentro hay una bomba esperando a ser explotada. Dirigiéndole una mirada a Andrew abro mi casillero y ahí está.

Todo es completamente igual a ayer, la carta está sobre los libros de historia que guardo allí, con el mismo remitente "Para mí pequeña Emma" y con una rosa, sólo que está vez es azul oscuro, muy oscuro. Vuelvo a dirigir mi mirada hacía los pasillos, pero no hay nadie con una actitud extraña, sólo quedan algunos por aquí, la mayoría se va a la plaza de la preparatoria.

Centro mí mirada en la carta de nuevo y me es inevitable no abrirla.


28/09/18

Querida Emma...

¿Alguna vez has notado lo hermosa que eres? Es como sí todo lo bueno y angelical del mundo se hubiese colisionado para que nacieras tú.

De pequeños me hacías sentir extraño, como sí nunca pudiera dejar de admirarte, sentía que cada que nos veíamos te volvías más bonita y más tierna. Desde el primer segundo en que te vi supe que serías mía; Tenía sólo 10 años y tú 5, pero pensar en otro teniéndote a su lado me hacía rabiar.

Y sé que hice cada una de estás cartas con la intención de venerarte, pero hoy trataré de que recuerdes un poco, de una forma muy sencilla. No me extenderé contándote todo lo que llegamos a hacer, sería demasiado largo, convivimos desde que tenías 5 años hasta que cumpliste tus 8, lo irónico es que cuando me dijiste que no volverías más, nunca me olvidarías, y aquí estamos ¿no?

Sé que eres una chica inteligente, y te preguntarás; Sí tanto quiere que lo recuerde ¿Por qué no me dice su nombre o se presenta ante mí? Estás pensando eso, ¿cierto? Ahora yo te tengo una respuesta, ya lo intenté. Ya me presenté a ti, y ya te dije mi nombre, sólo que no lo recuerdas porque la última vez que estuvimos cara a cara entraste en alguna crisis y terminaste internada en un hospital 2 días, para luego levantarte como si nada hubiera pasado, sin reconocerme de nuevo, sin saber que soy parte de ti

Así que en mi vago intento de hacerte recordar, sólo busca los ojos más extraños que hayas visto, un par de ojo violetas que te miran con adoración.

Con amor, C.M.

Ojos violetas, ojos violetas.

Repito en mi mente y siento que me mareo un poco a la vez que llegan escenas difusas a mi mente acompañadas de un gran dolor de cabeza, siento como si me estuvieran clavando agujas.

-¡Emma! ¡Emma!- Escucho que Andrew me llama a lo lejos, pero es tanto el dolor que no puedo responderle. El dolor disminuye un poco y cuando estoy por voltear a verlo para decirle que estoy bien, que es sólo un "pequeño" mareo, siento que no puedo soportar mi peso y todo se vuelve negro.

▪︎▪︎▪︎

Estoy a metros de unos niños, sólo que ellos no me ven, están al frente de una mesa en un lago con un pequeño cuarto al lado de la mesa, es como un lugar para almacenar cosas.

Los niños están de espaldas a mí así que me acerco un poco más y justo ellos se voltean, pero no me ven, se ven el uno al otro. El niño la mira como sí ella fuera lo mejor que le hubiese pasado alguna vez y la niña le devuelve la misma mirada. La niña se voltea completamente hacía mí y... Esa niña soy yo...

La niña sigue sin verme así que me acerco mucho más y cuando el niño voltea, los veo, grandes y lindos ojos color violeta, con pequeños matices grises alrededor de la pupila.

El niño sube su mano a la mejilla de la niña o bueno, la mía y es cuando noto que están completamente ensangrentadas igual que las de la pequeña Emma.

-Te ves tan hermosa con sangre en ti- Dice el niño dándole una mirada llena de tanta adoración que podría dar un poco de miedo. La pequeña Emma le da una sonrisa llena de alegría y cuando está a punto de hablar todo se vuelve negro otra vez.


Despierto con la respiración acelerada y coloco una mano en mi pecho ya que pareciera que el corazón se me fuera a salir.
Recorro con mi mirada la habitación y noto que estoy en la enfermería de la preparatoria.

Justo cuando voy a levantarme de la camilla Andrew abre la puerta y corre hacía mí.

-¿Emmi, estás bien? Me preocupaste muchísimo- Dice mientras me abraza.

-Estoy bien, Drew. En serio. Ahora aléjate un poco porque me estás quitando el poco aire que tengo.

-Mierda, lo siento- Dice alejándose completamente de mí- Emma... ¿Qué fue todo eso? O sea, estabas bien y de repente te descompensaste de esa forma, ¿Qué fue lo que sucedió?

-Yo no estoy muy segura a decir verdad. La carta decía... Espera ¿Dónde está la carta? Dime por favor que no la dejaste por ahí- Digo alterándome casi bajando de la camilla de un salto.

-Por supuesto que no- Dice mientras la saca de su bolso- Aquí está-Me entrega la carta y yo suspiro de alivio. La tomo en mis manos para guardarla delicadamente en una carpeta-¿Ahora, podrías decirme que rayos fue lo que pasó allá afuera?- Se ve desesperado así que ruedo mis ojos, pero igual hablo.

-La carta decía que yo sólo debía buscar un poco en mi mente para recordar. Que recordará uno ojos violetas y cuando pensé en ellos sentí un dolor de cabeza tan fuerte que... Imagino que me desmaye, aunque no fue en vano. Estando inconsciente tuve un sueño o un recuerdo, no sabría decirlo, fue muy extraño.

-¿Y qué soñaste?- Dice con el ceño un poco fruncido como si estuviera intentando analizar lo que está pasando.

-Había un niño y una niña, pero esa niña era yo. Y el niño y yo nos veíamos como sí... Nos conociéramos desde siempre, o sea, había una conexión entre ellos demasiado extensa. Y el niño, el niño tenía los ojos de color violeta, Drew y tenían las manos llenas de sangre y ni siquiera sé porqué o como fue que terminaron así, pero lo más inquietante era la forma en la que se miraban, se miraban como sí... Se veneraran el uno al otro.
¿Sabes lo que significa eso, Drew? Significa que sí eso es un recuerdo, ya yo conozco a mi acosador.

Cartas De Un Psicópata Enamorado. (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora