Capitulo 3 El Rescate

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Los siguientes días me dispuse a acomodar todo en la casa, él me observaba y me ayudaba en las cosas "pesadas" a pesar de afirmarle por todos los medios que yo podía sola, al final terminamos ambos  acordando las cosas, finalmente parecía una casa humana normal, lo único que faltaba por amueblar era aquella tercera habitación, le pregunté sobre que hacer al respecto obteniendo como respuesta un: "No te preocupes, yo me encargo", decidida fui a la cocina para preparar mi comida que no había logrado hacer durante el día dado a nuestra actividad de acomodar todo, no pude ni cruzar la puerta debido que una de mis hermanas salió repentinamente de un portal encima mío provocando que ambas golpeamos el piso mientras gritaba mi nombre.

—¿Estás bien? - Él había bajado las escaleras, pero se escuchaba como claramente estaba aguantando reír.

—Si - Dije mientras ambas nos levantamos —Ella es una de mis hermanas, Angela, primordialmente se encuentra en el infierno ya que ayuda a los Aishio con sus entrenamientos entre otras enseñanzas.

—Es un gusto conocerte Michaelis, te advierto que no te conviene estar en nuestra lista negra.

—A mi parecer ya me encuentro en la de ella - Me miro - Bien, volveré a mi habitación - Sin más se fue.

Mi hermana giro a verme —Disculpa por no haber estado cuando me necesitaste después de eso, pero necesito tu ayuda, mi aprendiz principal y futura reina del infierno fue capturada por un circo.

—¿Porque necesitas mi ayuda?

—Los hermanos de Yako no están por lo que Angle y yo tenemos la sospecha que ese Yako haya vuelto a sugir.

—Es necesario que las tres mantengamos un perfil bajo usando la magia infernal en lugar de la del equilibrio - Asintio a mi afirmación —Bien.

Dicho ésto un portal se abrió, más bien ella lo abrió bajo nuestros pies provocando que cayeramos por este, pero caímos con elegancia en el suelo de aquel lugar donde la noche se encontraba un poco más entrada, ocultas entre algunos árboles, mire hacia donde ella miraba topando me con la tradicional carpa de un circo, pero desde la vista trasera a simple vista solo se encontraban   practicando logrando engañar a los humanos, nosotras no lo éramos, el olor a sangre se encontraba en el aire, era tanta y de diferentes individuos que seguramente mi hermana ha tardado varios años en determinar que Aishio se encontraba aquí, ¿Que había hecho esa niña para que la capturaran?, Y lo aún más importante ¿Que le habrán hecho a ella?, un enorme impulso de ir a sacarla en ese momento se apoderó de mi, afortunadamente logré controlarme, debíamos hacer esto con sutileza y rapidez.

—Dentro de poco será la hora de la cena, por lo que dejarán solas las carpas de las jaulas, ella se encuentra en la primera junto a un alebrije, libera a ambos, yo me encargo de los guardias, si yo me veo obligada a usas nuestra magia no será tan problemático a qué la uses.

Al parecer ya los tenía suficientemente estudiado, por lo cual tal vez en un principio no tenía pensado en involucrarme para ayudarla, procedimos a acercarnos con sutileza y cuidado, evitando que nuestra esencia se esparza más haya de un metro de nosotras, era todo lo que la magia infernal nos lo permitía dado a lo fuerte que es, una vez estando tan cerca como nos era posible alguien sonó una campana por lo cual todos dejaron lo que estaban haciendo para dirigirse a una gran carpa, seguramente el comedor teniendo en cuenta lo que mi hermana dijo, después de algunos minutos me dio la señal para adentrarnos entre ese conjunto de carpas siendo capaz de distinguir mejor el tipo de las sangre, ¿Cómo era que un circo había conseguido a tales criaturas?, seguimos escabulliendonos por las carpas hasta la primera en donde de acuerdo a mi hermana era donde Aishio se encontraba.

"Iré al frente y llamaré la atención de los guardias, tu entra y libera a ambos"

Me dijo en lenguaje de señas por lo que asenti, ella se dirigió al frente de las carpas para hacer lo que dijo, una vez los guardias detrás de ella me apresure a entrar en aquella carpa, efectivamente Aishio se encontraba inconciente adentro junto a un alebrije el me mostró los colmillos al verme pero se relajo al ver qué rompí la cadena que cerraba aquella jaula, entre viendola en el piso, tenías varias heridas en todo el cuerpo en ese estado no podría regresar al infierno, no estaba en condiciones ni físicas, ni espirituales para hacerlo, puedo curarla con solo tronar los dedos pero..., Libere de primera estancia al alebrije.

Hice aparecer unas pociones de la neblina negra para entregarlas —Se que no es mucho, pero usen esto en el camino.

—¿En el camino?

—Si, llévala con Quetzalcoatl y pregunta por Angelica, dile que Luna Rushifa los envía, los atenderán de inmediato sobre todo a ella.

—¿Por qué haces esto? - Pregunto mientras liberaba a Aishio de sus cadenas —¿Que está pasando? - Pregunto por el ruido que se estaba haciendo afuera.

Moví ligeramente a Aishio —Vamos, levántate, eres libre Aishio...huyamos de aquí.

La pequeña abrió los ojos y como le fue posible se levantó apoyándose de mi mano, la cargue para salir seguida del alebrije de la carpa, no le preste mucha atención a la escena de afuera, pero la distracción que había creado mi hermana era perfecta, estaban suficientemente ocupados con ella y las demás criaturas, que al parecer se encargo de liberarlas, que no notaron nuestra presencia, los guíe hasta adentrarnos en el bosque en donde había caído con mi hermana, debía adentrarlos los suficiente para que tuvieran ventaja de huir, ya que dado sus heridas no podrían recorre distancias largas sin tomarse un descanso, le entregué Aishio al alebrije, ambos me miraron una última vez sin poder creer lo que estaba pasando, les hice el ademán de que se fueran por lo cual ya sin dudarlo el alebrije emprendió vuelo para huir, me hubiera gustado hacer más por ellos pero sin conocer lo que los Takishawa hacían sería arriesgarlos también a ellos, volví con mi hermana para ayudar a darle tiempo a las demás criaturas de huir, sabíamos que seguramente tratarían de volver a capturarlas por lo cual necesitarían más tiempo, mi hermana me miró, conocía aquella mirada, por lo que no dudamos en invocar a aquella neblina negra la cuál rodeo a cada uno de los miembros de aquel circo dejándolos inconcientes, las criaturas al percatarse de esto no lo pensaron para huir del lugar lo más rápido posible, tendrían hasta la mañana para huir, una vez nos aseguramos que todas las criaturas se habían ido volvimos cada quien por su lado a su respectivo hogar, bueno yo a casa de Michaelis, no puedo decir que es mi hogar, solo una casa en donde hábito.

EL DEMONIO DE LA DIOSA - Michaelis & RushifaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora