First Time

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Shingeki no Kyojin es propiedad de Hajime Isayama.

Día 6. First Time

Pairing: Eren x Mikasa.

Rating: E.'

Desclaimer: Este one – shot trata temas sexuales dentro de una iglesia, si son personas sensibles a este tema, les invito a no leerlo. Ambos tienen 17.

Mikasa se encuentra a Eren en la bodega de la iglesia luego de un domingo de primeras comuniones aburrido.



El domingo por la mañana es maravilloso en la residencia de la prestigiosa familia Ackerman. Los pajarillos cantan cuando despierta por los fulgurantes rayos de sol que entran por su ventana. Se desperezó y suspiró pesadamente al recordar que sería un día pesado por la primera comunión de su hermano a la misa de las 10:00 horas. Sin demora se internó en el baño de su habitación, el agua templada amoldó su cabello y se deslizó por su cuerpo blanquecino. Vió las pequeñas marcas moradas en sus pechos y abdomen bajo.

-¡Mikasa cariño, apresúrate! – Su madre golpeteó la puerta de su habitación y escuchó como corrió hacia afuera por el sonido de sus tacones repicando en el piso de madera. - ¡Nos vamos en 15 minutos! – Gritó en general justo cuando ella cerró la llave del agua. Salió y colocó de manera monótona su ropa: el sostén blanco, la blusa blanca de seda y la falda de paletones rosa que llegaba debajo de sus rodillas.

Mikasa Ackerman y su familia entraron a la iglesia de la colonia. Una pequeña iglesia de piedra grisácea y olor a incienso penetrante. Las imágenes de santos eran contadas en esa iglesia, pues era más bien minimalista por dentro con una cruz en el frente y tres santos de madera en vitrinas bajo la misma. Su madre y su hermano corrieron hacia la fila donde los niños se encontraban formados al lado de los confesionarios y ella y su padre se acomodaron en una de las bancas. Se sentía tensa todos los domingos por recibir tantas miradas de los asistentes, ese día en especial por la mayor afluencia de gente. Las otras familias solían comentar que ella era toda una chica ejemplar, era una chica hermosa que se vestía modestamente, obtenía buenas calificaciones e iba a misa sin rechistar todos los domingos. Tenía un futuro brillante, según ellos. Sentía la mirada del hijo de uno de las familias más pretenciosas del pueblo, Jean Kristein. Giró los ojos, lo había rechazado cerca de 3 veces y nunca se rendía, seguramente era porque era muy suave.

La campana sonó y el órgano comenzó a resonar por cada pared de la iglesia. Los monaguillos pasearon frente a ella, luego el sacerdote con la biblia extendida hacia arriba hasta llegar a la mesa donde comenzó su misa de primera comunión. Ubicaba a su hermano sentado entre la veintena de niños de 8 años que recibirían el preciado sacramento.

-Entonces, el cuerpo de cristo es el que se recibe, por fe creemos que es él. – El sacerdote explicaba la monótona homilía hacia los niños. – Recuerden que deben tomarlo cuando sus pecados son mínimos. El sacramento de la confesión es otro paso para la comunión.

-Madre, iré al baño.

-No tardes cariño. – Salió del salón hacia el atrio y entró en una de las puertas negras.

Al salir, una de las ministras de ese día le llamó.

-¡Mikasa, ven, ven! – Se acercó y entró a la parte trasera de la iglesia, por las bocinas se escuchaba la voz del sacerdote aun dando su sermón. – Ayúdame a llevar estás ofrendas hacia el altar, estoy sola aquí y no soy muy fuerte.- Ella asintió y le ayudó a llevar las cajas cerca del altar para que los otros lo llevaran al frente en el momento adecuado. – Gracias Mikasa, puedes regresar con tus padres, dijo la mujer cuando regresó a su sitio en el altar.

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