Abner
Día nuevo y carga nueva, estoy en el bar con pendientes a millón, Lissa a pasado por aquí un par de veces para traerme algo de comer y aún así no logro desestresarme. No he dormido en días, los provedores hacen presión, Adara todo el tiempo está llorando y eso es muy raro de ella, marco el numero de Enzo el ex-jefe de seguridad de Lissa mientras reviso los papeles de el bar.
-¿Señor?--A través del celular puedo escuchar los sollozos de mi hija y siento como algo dentro de mi, se empieza a revolver.
-¿Como está?--Pregunto.
-Peor, la señora Lissa a estado aquí animandola y consintiendola, los chicos no entran porque ella no quiere y cada vez llora más--Me preocupa ese puto estado en el que se está estancando.
-Voy para allá--Cuelgo el teléfono levantándome rápidamente de la silla.
Y justo cuando voy a salir, Esmeralda entra a mi oficina.
-Hola--Saluda con una sonrisa.
-Voy tarde, muévete--Suelto agresivo.
-¿Porque me tratas mal?--¿Tiene bipolaridad o que mierda? Ya tiene los ojos cristalizados.
-Vete a chillar a otra parte--La nuevo bruscamente y salgo por la puerta trasera del club, ya que me avisaron que estaba lleno en las puertas principales.
Al salir lo primero que me encuentro es con Marcel y Maya. Últimamente me molesta que vengan aquí y se topen con mi mujer o mis hijos.
-Hijo--Maya mantiene su compostura al hablar.
-Tengo prisa--Bajo los escalones para llegar a mi camioneta pero en el transcurso Marcel y Maya se atraviesan.
-Hijo queremos hablar--Aprieto los dientes al escuchar la voz de Marcel.
-No soy tu hijo--Intento pasar por su lado y me toma el brazo.
Actuo por impulso y lo empujo mientras este retrocede.
-No me vuelvas a tocar en tu puta vida--Le señalo con el dedo.
-¿Cuando vas a perdonarnos?--Chilla Maya.
-Cuando el infierno se congele--Ubico mis ojos en ella.
-Ella tarde o temprano sabrá quien eres--Marcel habla entre dientes.
-Y cuando lo sepa, ustedes dos, van a desear no haber nacido nunca--Es lo último que digo antes de caminar a la camioneta y subirme en ella.
Sin mirar atrás acelero concentrandome en que tengo una hija en casa que puede tener depresión o que puede estar en sus días.
Me bajo a una tienda pequeña adentrandome a comprar papas, nieve, algunos panecillos y dulces. Pago y acelero a casa.
Minutos después ya estoy afuera, la noche es fría y supongo que ahora una buena platica de padre caería bien.
Entro a la casa encontrándome con Michi, el gato de Alizta que ahora se revuelca en el sofá.
-Michu--Le hablo provocando que me gruña, no se porque le molesta que le diga Michu.
Paso por su lado subiendo las escaleras de dos en dos, encontrándome a los chicos jugando videojuegos junto con Damián. No pierdo tiempo y voy a lo que me realmente me importa, me posiciono en su puerta y toco tres veces, cuando escucho el pase abro la puerta lentamente.
Al verme sus ojos derraman más lágrimas y suelto lo que traigo en la mano para correr a abrazar a mi mini princesa.
-Papá--Susurra sollozando.
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Elissa.
RandomElla un arma nuclear. El un demonio destructor. Juntos arman una bomba que explotará en cualquier momento Si no te agrada esta historia pido de favor que busques una que realmente te llame la atención. Favor de no copiar o robar ideas de esta hist...