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Lucas 

Quedaban poco minutos para salir a la cancha, me sentía nerviosos por primera vez, tenía la sensación de que iba a buscarla en la gradas, pero tampoco quería tener un contacto directo con ella para no asustarla, aparte, cualquier intento de averiguar quien era ella entre la multitud iba a ser difícil, primero que nada ella no sabía quien era yo, por lo que podía mirar a cualquiera de la plantilla, en segundo lugar sabía que estaba con la novia de Mario, que estaba apunto e entrar en pánico en el vestuario. 

Sonó la campana de salida y todos salimos a la cancha, el color que representaba al nuestro equipo era el negro con pequeños detalles en rojo, el equipo contrario iba de blanco con detalles en dorado, las gradas estaban repletas, existía una separación entre todos lo que estaban sentados allí, pero no se diferenciaban entre ellos, por lo que no pude encontrarla. 

El líder de mi equipo se dirige con él del contrario  para que el árbitro lanzara la moneda y saber cual equipo comenzaba con los pasos.  

Por desgracia fue para el equipo contrario, pero no nos impidió recuperar la pelota y marcar nuestra primera canasta, el público nos vitoreó y eso proporcionó más adrenalina en la cancha. 

-¡SEGUID ASÍ NO BAJÉIS EL RITMO!- dijo el entrenador gritando y dando palmas. 

El partido estaba ganado desde el minuto uno, íbamos sesenta y cinco puntos contar sus tristes veintidós canastas, faltaban cinco minutos de partido, cuando le pasé el balón a Óscar me tropecé con un jugador del equipo contario, lo que me hizo caer de cara al suelo, lo único que noté a parte del golpe fue un líquido rojo que salía de mi nariz hasta que oí el pitido de silbato y me llevaron a enfermería. 

-Falta para el equipo visitante por generar daño al jugador local- dijo el árbitro. 

Me dolía muchísimo la cabeza pero estaba despierto, según mi compañero habíamos ganado por bastantes canastas de diferencia, que evidentemente Mario lo celebró con su novio y Óscar estaba fuera por si necesitaba algo. 

Pasó como una media hora hasta que escuché a alguien caminando por la habitación donde estaba acostado con la nariz totalmente hincada, era el sonido de unos tacones caminando hasta a mi, yo supuse que era mi madre, ya que siempre va en tacones y exige verme de manera poco amable si me pasa algo jugando, y me acosaba dándome mimos en las mejillas y llorando aunque haya sido un simple raspón en la rodilla. 

Pero para mi sorpresa aunque mi vista estaba un poco borrosa todavía por el golpe, vi a una chica de mi edad, seguí suponiendo que era la novia de Mario por que siempre esta pendiente del equipo, pero tampoco era ella, esta chica llevaba una media coleta con un lazo de un color que no logro distinguir, una blusa blanca y unos vaqueros y evidentemente llevaba tacones.  

-Hola- era Alba- pensaba que tenía todo bajo control, pero no te diste cuenta del tipo que te tiró.

No sabía si responderle o fingir que no estaba sonriendo por dentro y mantenerme frío. 

-Aún así has  ganado el partido y tienes derecho a pedirme lo que no querías decirme por el chat- hizo una pausa mientras suspiró- lo único que te pido es que no cierres el chat, odio que me dejen con las ganas e seguir hablando. 

Estaba reconociendo que quería hablar conmigo o es la anestesia facial que me esta dejando peor de lo que estaba.   

-Pensaba que me preguntarías si me duele, o que llegarías llorando por que alguien que quieres esta herido, como en las películas malas de la tarde de domingo. 

-Aún con la cara como la tienes, sigues teniendo sentido del humor- sonrió- ojalá tener esa manera de ver la vida, pero aún así si quieres que haga de supuesta amiga dramática puedo intentarlo. 

-Por favor, vamos a probar tus habilidades de actuación. 

Nos reímos y se sintió muy bien por primera vez, pero no todo iba a estar tranquilo en esta sala, evidentemente llegó mi madre, girando y dramatizando por mi accidente, por sus ganas de ser el centro de atención, muy leo por su parte, empujó a Alba, ella hizo un gesto con la mano y salió de allí. 

-Ay, Lucas, te he dicho muchas veces que esto no es para ti, mira como te han dejado- yo resoplé por haberme interrumpido mi primer contacto con ella- tu linda cara destruida por ese anima. 

-Mamá, solo tendré la nariz hinchada por unos días, ya no veo casi borroso, estas viendo la nariz así por que tengo algodones dentro para no seguir sangrando, aunque hace rato que esto no pasa. 

Llegó el médico para hablar conmigo y obligó a mi madre a salir, no sabes cuanto  se lo agradecí, tenía una relación buena con i madre , pero ella exagera las cosas demasiado, pero no puedo cambiarla y tampoco quiero, el doctor me indicó lo que tenía que hacer para baja la hinchazón y evitar los mareos. 

Óscar me llevó casa, como era habitual en su coche, estuvimos hablando sobre los resultados. 

-Ganamos el partido, ¿Qué es lo que vas a pedir como compensación por la apuesta?

-No lo sé, ¿tu la dejaste entrar a verme?

-Ella me pidió que dejara que te viera, salió corriendo de la gradas cuando te caíste, parecía muy preocupada por ti. El entrenador le dijo que estaría en enfermería para que te recuperaras, cuando los chicos y yo llegamos a verte ella ya estaba allí mirándote con mucha preocupación. 

Sonreí mucho por lo que me estaba contando, le importaba un poco por lo menos, no se si ella sabía de antes de mi como yo de ella. 

-¿En serio?- dije para evitar lo típico de "te gusta mucho amigo"

-Nunca te miento querido amigo. 

Me dejó en casa y me puse cómodo, revisé la web del equipo para ver las últimas jugadas del partido en las que no estuve, en las notificaciones flotantes salió su nombre y un mensaje. 

Alba

Para la hinchazón de nariz es bueno gel en frío, envuélvelo en una toalla y póntelo una ratito en a cara. 

Avísame lo que quieres hacer con tu victoria. 

Alba creo que me estas gustando más de lo que pensaba, no le contesté por que nunca entré en el chat pero mañana ella tendría su respuesta. 



Las constelaciones de Lara [Parte 1] FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora