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Lucas

-Oye- me dijo-tienes que dejar de practicar ya, los partidos de entrenamiento están ganados, ella ha perdido la apuesta- sonreí sin pensar y resoplé.

-Una cosa es que haya ganado esa apuesta, pero el partido es dentro de dos días-en eso tenía razón-y no es por nada pero tenemos que ganar igualmente.

El sonido de la pelota revotando en la cancha y e chirrido de mis zapatillas resonaba y él estaba callado a mis espaldas, se que tenía que parar pero, no estaba cansado ni agotado, me sentía más motivado, tenía que ganar ese partido, entre seguir en la liga y verla, la dopamina de mie cuerpo estaba por las nubes.

-Lucas- dijo contundente mi entrenador con la voz gruesa e imponente-son las once de la noche, vete a casa de una vez, óscar llévatelo.

Óscar esperó a que me duchara para llevarme a casa, salimos de la cancha juntos hablando de cualquier tontería que se nos ocurría por el camino al coche.

-Te veo muy pegado al móvil amigo.

-Yo te noto muy preguntón e insoportable-deje riendo- pero lo segundo has sido siempre.

-Te odio-empezó a caminar más rápido y enojado.

-Yo también te quiero mi baby.

Él se subió en el coche y cuando quise abrir la puerta no podía, era tan infantil que se encerró en el coche.

-Estas de coña verdad-dije seriamente-Óscar no tenemos quince años, supera mis sarcasmo, o no, has lo que quieras pero ábreme.

-Solo por esta vez lo paso por alto.

-Si me dejaras conducir- dije con tonito irónico

-Jamás-dijo rotundamente- con lo que me costó sacarme el carnet desgraciado.

-Vale, vale, no hablo más

El camino a casa fue ameno como siempre, los silencios con él nunca fueron incómodos desde que nos conocimos, si nos reíamos se nos oía desde la otra punta de la ciudad, él es el escandalosos de los dos.

Encendió la radio y la primera canción que sonó me generó un dejavu increíble, me transporté inmediatamente a la primera vez que conocí a la amiga de Alba, la novia de Mario, fue la primera vez que oí de ella.

-QUIERO ENTRAR EN TU GARITO CON ZAPATILLAS, QU ENO ME MIREN MAL AL PASAR-Óscar empezó a gritar a letra a todo pulmón.

Las ventanillas del coche estaban bajadas, mientras el berreaba la letra y yo la tarareaba, saqué la mano y noté el aire congelándome, esa noche hacía bastante frío y quería pensar que ella ya no estaba fuera de casa, deseaba que estuviera en su casa resguardada del viento frío de la noche del viernes.

La canción terminó y me atreví a preguntar.

-¿Cuánto llevan Marta y Mario?

Se hizo el silencio mientras el seguía con su cara pensante.

-Yo diría que año y medio más o menos, ellos dos siempre se llevaron bien era inevitable que se juntaran.

-Si, esos dos era algo que no se podía evitar-se vuelve a hacer el silencio-Sabes que de el canto del loco me gusta más besos.

-Besos los que quieres dar tu y no puedes.

-Capullo-me río por no llorar.

El trayecto a casa fue llegando a su fin, nos despedimos hasta el lunes ya que estaba por llegar el fin de semana.

Decidí darme el capricho de ver una película, pero el problema era decidir cual, pensé en mis películas favoritas, per tenía miedo de que al verlas de nuevo y que me aburrieran, siempre tuve la sensación de que si ves y escuchas las mismas cosas el mundos e vuelve aburrido por completo por no cambiar y descubrir lo nuevo.

Le d tantas vueltas a ese tema que no vi ninguna, me dejé la tele encendida y me dormí en el sofá y no en mi cama, como se supone que debería hacer, lo sorprendente de todo es que no me desvelé esa noche, conseguí pasar más de ocho horas de sueño como siempre había querido, me sentía tan relajado que no tenía la necesidad de despertarme en medio de la madrugada.

Incluso soñé con que ganábamos el partido, mi ambición supera límites, imaginé que todo salía como quería, ganábamos por más de veinte puntos de diferencia, no tuvimos que hacer cambios de plantilla, jugamos todos los noventa minutos, en la gradas estaban mis amigos, los del grupo de discord y ella.

Alba estaba aplaudiendo la última canasta y sonriendo por que sus amigos han ganado, ha día de hoy todavía no tengo un lugar en su vida de alguna manera, por lo que no asocio su felicidad con mi existencia.

El sueño finalizó cuando abrí los ojos y me di cuenta de que ya era de día, que no había imaginado que lo había conseguido.

Me propuse a hacer el desayuno y salir a trotar un rato para no perder la costumbre

La único que no hice anoche fue hablarle a ella.

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Alba

El estrés se apoderaba de mi, como mierdas de supone que voy a adelantar todo el trabajo que tengo para ir al parido de baloncesto, la maqueta del libro ya no me preocupaba por que estaba terminada y guardada como tres veces en distintas memorias y en el propio ordenador e incluso ya la tenía la editorial, pero los sueños son frágiles y están hechos de cristal que el mínimo error puede destruirlo y roto.

Por eso me preocupaba tanto, por otro lado el estar en medio de una multitud de gente gritando y discutiendo por como va el resultado del partido, se que este partido era clasificatorio no se que me iba a encontrar allí, yo a los únicos que iba era los importantes en la liga, a esos si que iba de alguna manera.

Quedaban dos días para el partido y yo no sabía si poner una excusa y no presentarme, pero eso iría contra lo que soy, si he perdido tengo que cumplir, que mejor plan tenía, quedarme en casa escuchando música y ahogarme en lágrimas y helado por que siento que no vivo como debería.

Que era lo peor que podía pasar si iba.

Las constelaciones de Lara [Parte 1] FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora