2.

28 11 8
                                    

-¡Es solo una niña Raúl! ¿Cómo es posible que sean capaces de dañarla? Esa niña podría ser su hija ¡Es tu hija maldita sea Raúl!

-Ya cálmate no es para tanto, ella lo disfruta tanto como ellos.

-Que lo disfruta ¿Dices? No te das cuenta de que está aterrada, siempre lo está, no deja de llorar y gritar... ¿Qué clase de personas son ustedes? Principalmente tú que permites que la lastimen, acaso... ¿Tú también?

-¿Yo también qué?

-¿Has abusado de ella? ¡¿Has violado a tu propia hija?!

-Y si así fuera ¿Qué?

-Ustedes están locos, los quiero lejos de mi familia, sobretodo de mis hijas y ni creas que voy a permitir que la sigan lastimando...

Y eso fue lo que alcancé a escuchar, mi esperanza se esfumaba con cada golpe que le daban a aquel hombre, ellos no querían terminar en la cárcel por pedófilos y tampoco permitirían que alguien acabara con su diversión.

De aquel hombre no volví a saber nada, no lo volví a ver, es más, creo que fue asesinado a manos de aquellos monstruos que se hacían llamar sus amigos

Analizando bien las cosas presencié como era asesinado un hombre a golpes, como trataba de huir pero entre todos lo volvían a sujetar para continuar con su golpiza, lo sacaron inconsciente de la casa, por la ventana ví que lo subieron a un auto y de ahí no supe más.

La policía llegó a la casa en dos ocasiones a hacerle algunas preguntas a mi padre nunca supe de qué se trataba porque cada vez que él los veía llegar me encerraba en el sótano para que yo no pudiera buscar ayuda en ellos.

Esas dos veces me sacó del sótano en cuanto se fueron los policías, es que además de su esclava sexual yo era la encargada de los quehaceres de la casa, era su esclava doméstica también.

JEZABELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora