Otros 30 jodidos minutos andando, pero esta vez de noche. Lo bueno era que cuando llegase a casa mis vecinas estarían con el tarro de helado de chocolate fundido en el regazo y la tele puesta mientras roncan como marranos. Llegué, saqué las llaves y abrí el portal, subí por las escaleras, esta vez limpias, y cuando llegué a la puerta de mi casa me encontré con una citación de la policía para ir al cuartel.
Arranqué el papelajo, abrí la puerta y lo tiré por la ventana, hecho una bola. Y un coño voy a ir, pensé, creo que ya es hora de irse de aquí. Eran la 1:32 de la mañana, asique me desvestí y me tiré a la cama, mañana recojería las cosas.
Después de unas horas durmiendo la mona, me levanté a las 7 de la mañana y empecé a recojer mis cosas, que no eran muchas: los 4 trapos del armario, el portátil, una pila de libros y la bebida, a la comida que le den por el culo. Ayer le dije a Volk que cuando llegase a casa tendría rollos con la policía, asique me dio 50 euros por toda la cara y me dijo que me largase o patearía mi culo fuera de Hamburgo. Me bebí lo poco que quedaba de ron y me heché un buen vaso de whisky cargado, con mucho hielo. Salí al balconcillo del piso y observé el tráfico matutino, la mezcla del azul y el naranja del alba y el río Alster a lo lejos. Quería disfrutar de mi último whisky en esta ciudad, le había cogido cariño.
Observaba los edificios, unos más altos y otros más bajos, junto con la gama de colores el paisaje lucía asimétrico y extraño, una jungla de hierro, cristal y hormigón que se alzaba vigorosa ante mis ojos y los de los demás hamburgueses, un Picasso, pensé, menuda tontería. Saboreaba cada trago de whisky mientras observaba hasta el mínimo detalle de la ciudad que me había cautivado. Me bebí la mierdecilla que me quedaba y encendí un cigarro, cojí las cosas y cerré la puerta detrás de mi.
Siempre que me iva de una ciudad me iva sin dejar rastro, ni pistas, ni testigos; pero esta vez sería diferente, iva al bar de Volk a agradecerle el dinero. Puede que sea una zorra decadente y soez, pero todavía tengo corazón. Ya he hecho estos 30 minutos 3 veces y empieza a ser monótono, pero bueno. Llegué al bar de Volk; las 7:36 y Volk, como siempre, puntual abriendo la persiana metálica.
-Volk, muchas gracias por el dinero, voy ahora a cojer el autobús a algún sitio asique cuando pueda te lo devolveré.
-Muchacha, no tienes trabajo y andas más pelada que el culo de un mandril, no me debes nada. Corre y lárgate antes de que te vea algún poli.
-Los huevos que no te debo nada, en cuanto encuentre un trabajo me ves clavada en la puerta de tu bar con el dinero en mano.
-Como vengas te hecho los dientes abajo.
-Auf Wierdersehen, lieber Freund.
Un adiós con sabor a hasta luego, me giré después de despedirme y me puse en camino a la estación de autobuses, tardaría sobre unos 12 minutos. ¿A donde podría ir ahora? No tenía ni la menor idea, seguramente me montaría en cualquier autobús y cuando llegase descubriría donde estoy. Llegué y una avalancha de gente me arrolló, menos mal que ninguno me tiró al suelo. Pasé y vi los horarios de los autobuses en un pequeño panel: 7:50 - Lüneburg; 8:00 - Bremen; 8:10 - Bremerhaven; 8:20 - Lübbeck... A la mierda, me voy a Brema.
Fui al andén correspondiente y me subí al autobús, me esperaban 1 hora y 10 minutos, no me iva a morir. El autobús estaba lleno de gente; viejos, bebés, señoras casadas, niños, adolescentes, gente de mi edad... se ve que debía llevar cara de mala leche porque todo el mundo me miraba raro. El traqueteo del autobús me sumía en un estado de somnolencia incontenible y luchaba por mantenerme despierta, mientras miraba la carretera y los pocos matojos que había por ahí. No se podía fumar, no se podía beber, estaba incómoda de cojones y me aburría tanto que no podía con mi vida.
Al final me quedé dormida pero una latinoamericana que estaba sentada cerca mía me despertó, le ofrecí un cigarro y todo pero como no fumaba no lo aceptó.
Y ya había llegado, estaba en Brema y no tenía ni puta idea de donde buscar casa, trabajo o cualquier sitio donde caerme muerta.
ESTÁS LEYENDO
Mierda pura.
Ficción GeneralFicha policial: Nombre: Olivia Frederich. Estatura: 1'65-1'70. Edad: 20 años. Nacionalidad: Alemana. Historial: Desorden público, conducción bajo el efecto del alcohol, tenencia de estupefacientes, resistencia a la autoridad policial, 1 año en prisi...