Me levanté sobre las 2 de la tarde y como la mayoría de las ''mañanas'' me asomé por la ventana a ver como las ''hormiguitas'' salían fatigadas del trabajo para comer algo y así evitar la muerte por inanición. Las calles de Hamburgo tienen ''eso'' que te atrapa y piensas lo bonitas que son y que jamás te irás de este sitio. Yo, por suerte, todavía no me he tenido que ir.
Me crié en Múnich, en plena ciudad y allí fue donde empecé a tener unos cuantos ''problemillas'' con la policia. A mis tiernos 14 años ya estaba metida en un grupo de pandilleros y nos dedicabamos a destrozar coches con palos y a robar en las tiendas de chucherías. También, teníamos aterrorizados a todos los niños que eran más pequeños que nosotros. Les robabamos todo lo que tenían y si no querían dárnoslo los amenazabamos con pegarles una paliza. Simple y sencillo.
Eramos el terror de los parques y de los callejones, ya que también íbamos a darle porculo a los heroinómanos que rondaban por allí. Teníamos un plan genial, ívamos a robarle el coche a un pavo que se había dejado las llaves puestas y estaba 2 o 3 metros lejos del coche gritándole a alguien por el teléfono. Como la idea se me había ocurrido a mi, me mandaron a por el coche a mi sola, y todo iva de puta madre hasta que el tío se giró y yo apreté el acelerador como alma que lleva el diablo. Y tanto que me llevaba el diablo. Mis amigos me estaban esperando en la esquina de una calleja por la cual podríamos haber salido sin ser vistos, pero antes de que pudiese girar la esquina con el deportivo rojo unos policias me trincaron en un coche de esos de los grandes y me llevaron a comisaría.
Qué recuerdos, la verdad es que el coche estaba tremendo.
Después de soñar despierta con mi ilustre infancia, fui a la mesa y abrí el paquete de tabaco; 3 cigarros quedaban, de los cuales cogí uno, busqué el mechero por la casa y lo encendí. La tele estaba hecha una mierda y a la hora de comer solo hechaban los telediarios asquerosos llenos de violencia, fraude fiscal y demás mierda social que me importa un carajo, asique fui a la despensa a por una botella de vodka. De entre todas las bebidas de la faz de la Tierra la que más me gusta es el vodka, creo que algún día acabaré en una empresa de vodka en Rusia mangando botellas.
Ron, vino, ginebra del chino, whisky... pero no vodka. Joder, pensé, no hay para beber. Fui a ver cuanto dinero tenía y como no, tenía 4 perras ahí muertas de risa, asique fui a vestirme para comprar algo de comida y ya de paso mi tan querido vodka.
Leggins estirajados, una camiseta 3 tallas más grande y unas botas de piel hechas unos zorros. Como yo, hecha unos jodidos zorros. Fui al cuarto de baño y me lavé la cara, las luces parpadeaban de vez en cuando y como no había una ventana en el baño aveces me quedaba a oscuras, intentando pintarme los ojos con la poca luz que pudiese venir del exterior. Llevaba el pelo teñido y la raya negra ya empezaba a salir a conocer mundo. Bien, parezco una persona más o menos ''decente'' pensé, aunque la decadencia por la que soy conocida me da bastante fama.
Bajé las escaleras del piso, comidas de mierda y salí del portal en dirección al super de las esquina. Era como un badulaque; pero con alemanes, un poquitín cutre. Me presenté ante el cajero con una bandeja de filetes, una barra de pan y el vodka, y me puso una cara de asco increíble.
-Deja de mirarme y cóbrame, capullo. -le dije-
El chaval se puso manos a la obra. Era un chaval de mi edad aproximadamente, uniforme correcto y con un aire de frescura, ahora enturbiado por mi presencia. Salí del badulaque con la compra en la bolsa y la cara de tensión del chaval se iva relajando cada vez yo que estaba más lejos.
Llegué a mi portal y subí por las escaleras y volví a ver toda la mugre de los escalones y ya no podía más. Yo no era la más limpia del mundo, pero tampoco acumulaba tanta mierda.
-Vamos a ver a que cerdita le toca limpiar la escalera esta semana.
Achenbach, Gladis Achenbach, una gorda con las greñas teñidas de color borgoña. Puta gorda, se va a cagar.
-¡Gladis, sal de tu pocilga y limpia toda esta mierda, cerda! -grite por el hueco de la escalera-
Una vez que me quedé a gusto subí hasta mi casa, abrí la puerta, me puse a freír los filetes que había comprado y me serví un generoso vaso de vodka, porque me lo merecía. Pude oír como una puerta se habría y fui corriendo a mirar por la mirilla. Era Gladis con el cubo de agua con lejía y sus temblorosas lorzas bajando para limpiar. Creo que vivo rodeada de gordas solteronas que se inflan a Haagen-Dazs, pero es divertido decirles que se parecen a la cerda Peggy.
Terminé de cocinar, abrí el pan con las manos y metí la carne adentro, cogí el vaso y la botella y los planté sobre la mesa y abrí el cochambroso portátil que le quité a una rata de biblioteca hace unos cuantos años. Tenía el internet de una de mis mórbidas vecinas, asique busqué alguna película o algo que me entretuviese durante el resto de la tarde mientras bebía, comía y fumaba.
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Mierda pura.
Genel KurguFicha policial: Nombre: Olivia Frederich. Estatura: 1'65-1'70. Edad: 20 años. Nacionalidad: Alemana. Historial: Desorden público, conducción bajo el efecto del alcohol, tenencia de estupefacientes, resistencia a la autoridad policial, 1 año en prisi...