SINLESS, Klaus Mikaelson

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·₊˚. CHAPTER THREE 🐺 ࣪˖✦·₊˚.

UNA VEZ QUE LUNA SE HABÍA LEVANTADO, CORRIÓ HACIA SU DIARIO QUE SE ENCONTRABA EN SU MESITA DE NOCHE. Ella aún no podía olvidar la sensación que tenía cuando despertó. Su corazón latía a un ritmo casi antinatural, se sentia como si el corazón de Luna iba en exceso, incluso si ella no había hecho nada extenuante.

Ella estaba asustada por ese sentimiento y no tenía idea de donde el calor y los sueños extraños habían venido en primer lugar. Esta fue la primera vez que Luna tuvo un sueño como este, además de eso, después de los eventos de ayer cuando hablo en la clase del señor Saltzman. Parecía casi como si fuera una persona completamente diferente, pero Luna sabia que eso no podia ser verdad.

No era posible que un hombre cambiara de la noche a la mañana, y ella estaba en conflicto, tenia mucho que escribir en su diario, y el sueño reciente le había dado el impulso de escribir.

Ella necesitaba escribir un poco acerca de lo que era el sueño.

Tuve un sueño extraño hoy, era casi como si fuera real. Sin embargo, cuestionó la credibilidad de eso. El sueño era con un lobo, un lobo de pelo negro, y el sueño terminó cuando sus ojos dorados eran un oro tan bello, nunca había visto unos ojos así. Otra cosa extraña de eso era que estaba cautivando. Era casi de la misma manera que al señor Saltzman el dia anterior, parecía ser una persona diferente. Lo vi de una manera que nunca había visto a nadie.

No se que es esto, podría estar perdiendo la razón. Este diario es una de las pocas maneras en que puedo expresar lo que quiero decir. Soy demasiado tímida para hacerlo por mi cuenta.

De todos modos, creo que saldre hoy. Quiero sentarme en una banca y escribir más sobre el sueño extraño que tuve. Quiero un poco se aire fresco, así que voy a seguir escribiendo esto pronto...

La escritura del diario había terminado de esa manera. Era hora de que Luna saliera, quería un poco de aire fresco y disfrutar el sol mientras escribía. Se preparó rápidamente, tenia prisa por salir.

A Luna siempre le había gustado salir, siempre había amado la naturaleza, siempre había sido parte de su vida. Ella disfrutaba de la libertad que venía con la naturaleza, y anhelaba ser libre. Sentía como la timidez la detenía. A pesar de que la timidez no era su culpa.

Luna salio corriendo de su casa, no sin antes de cerrar la puerta de su casa, camino hacía el famoso Mystic Grill. Fue a la plaza del pueblo en donde habían muchas bancas, era uno de los pocos lugares en los que Luna disfrutaba en Mystic Falls.

Sin embargo a unos pasos de Luna estaba Klaus Mikaelson, el hombre que no podía sacar a la chica de sus pensamientos.