Lunes - Instituto Norwalk, Norwalk, CT *Narra Mike*
Hola, me llamo Mike y este es mi instituto; el instituto Norwalk. No parece nada del otro mundo. Cuatro plantas, paredes verdes, grandes ventanas, etc. En general, parece un instituto normal.
Lo que realmente es intrigante es pensar en la cantidad de historias que estos alumnos podrían contar si se les diese la oportunidad. Cada uno de ellos tiene su propia vida, su propia canción, su propio ritmo de vivir y a mi me encantaría escucharlos.
¿Quién es la persona que está en la esquina? ¿Cuál será el color favorito del chico que está en la fuente? ¿Qué estará pasando por la cabeza de la chica de las botas rojas? No lo sé. Solo os puedo contar mi historia, la que yo me sé y la que estoy cantando desde el día en que nací. Bienvenidos a mi vida.
Me dirigía a mi aula con pasos en el suelo del pasillo y una canción en mis auriculares. Los pasillos verdes llenos de gente que estaba abrigada por el filo de invierno se alargaba hasta mi clase, donde entré con una mirada indiferente.
Me senté en una silla en el fondo, donde estaba asignado mi sitio. Mis compañeros llegaban poco a poco mientras yo sacaba el material. Lengua, mi paraíso.
Nuestra profesora era una señora de mediana edad rubia. Tenía los ojos azules y era originaria de Ohio. Era una buena persona, pero también era exigente cuando quería que nos expresásemos, cosa con la que yo no tenía ningún problema. No quiero presumir, pero las letras me hacen compañía cuando nadie más lo hace. Si me siento solo, escribo un poco; si estoy rabioso, misma respuesta.
Me pasé la clase prestando atención e intentando que el sueño de los lunes no me hiciera efecto.
*Narra Sophia*
Las mates eran mi enemigo. Los números parecían estar en mi contra y apenas entendía alguna explicación de la profe de onceavo curso. Ella seguía explicando terriblemente mientras pasaba las clases haciendo garabatos en mi cuaderno. No era mi mejor virtud, pero no se me daba nada mal.
Por desgracia, la profesora me pilló y me echó de clase, cosa que provocó burlas en toda la clase antes de que cerrara la puerta detrás mía. En el pasillo me apoyé en las taquillas mientras observaba mi reloj de muñeca.
Miré a mi alrededor, no había nadie. Era hora de relajarme un poco. Empecé a relajar mi garganta e hice unos cuantos ejercicios de voz antes de ponerme a cantar. La música llenaba cada parte de mi cuerpo y siempre que podía cantaba para desestresarme. Me sentía cómoda cuando podía expresarme.
Por desgracia, el bedel pasó delante mía y callé repentinamente mientras me ponía roja como un tomate. La profesora pronto me vino a buscar y entré otra vez en el aula.
Mi voz la reservaba para las pocas personas de mi círculo de confianza mayor, dado que era vergonzoso que me preguntaran una y otra vez de cantar. Eso sí, en música me dejaba llevar. Mi profesor de música era un señor amargado que parecía sólo tener oídos para Mozart, pero yo intentaba dar lo mejor siempre que podía.
El timbre sonó y yo abandoné el aula. Me dirigí a mi siguiente asignatura, educación física.
*Narra James*
Tras matemáticas. La única asignatura sin deberes, sillas incómodas ni un profesor cascarrabias. El entrenador y profesor de educación física de onceavo curso era un hombre más bien joven, que apenas debía rozar los treinta. Tenía el pelo castaño corto y una barba que le envolvía las palabras y los silbidos.
Esta vez jugamos un partido de baloncesto. Nuestra escuela contaba con una pista de baloncesto, otra de fútbol (americano) y otra de béisbol. Nos dividimos en equipos y empezamos a jugar rápidamente.
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Las Pentapruebas [ES]
AcakCinco chicos y chicas de Connecticut son elegidos para participar en un acontecimiento que pondrá a prueba sus habilidades y sus conocimientos. Cuanto más avancen, más se fragmentará el grupo, cosa que nadie de ellos esperaba. ¿Serán capaces de lleg...