vii. Huang RenJun

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¿Has experimentado el miedo cuando estas solo en casa y alguien intenta abrir la puerta?

¿El horror de pensar que puede ser otra persona mala? ¿O tal vez de que puede ser tu salvación? 

Pues RenJun solo sabía que después de que su hijo había sido sacado, el pequeño podría ser feliz en manos de una buena persona. Que tendría una buena infancia y podría jugar. 

Pero que después de varias horas cuando estaba en la cama abrazando sus rodillas y pensando que en algún momento su marca se borraria y sería un desperdicio para el alfa.  Se dio cuenta de que si su bebé ya era feliz, que el estuviera allí no era necesario. 

Así que se levantó caminando hacia la pequeña cocina donde miro el lugar con tristeza. Sus pequeños momentos que vivió con su hijo eran lo único lindo de ese cuarto. De ese pequeño cobertizo.

  —Lo hiciste bien MinKi. —Susurro sonriendo levemente pero su vientre dolió. 

Su pecho se oprimio y su corazón se aceleró al mismo tiempo que sus piernas tambalearon haciéndolo caer al suelo de golpe

—¿Q-Qué? —Sintiendo lentamente como su lobo se hacía pequeño en un rincón y parecia estar triste. —Él esta bien, es lo que importa.

"Era nuestro bebé"

—Pero ya está bien. Va a disfrutar un nuevo mundo.

Pero la protección de madre que le corresponde se veía dañada y el lobo dentro suyo no lo entendía. Así que por su decisión comenzó a rasgar su interior provocando que el lazo se rompiera y su pecho ahora doliera peor.  Lo que le costaría su unión. 

—¡No! ¡Él está bien! ¡No lo rompas! ¡Espera! ¡JaeMin vendrá por nosotros y no podrá si tu... —Y llevó su mano a su cuello comprobando que no había nada. —Jae-JaeMin ... 

Una punsada más fuerte en su pecho que lo hizo cerrar sus ojos dejando que el dolor se hiciera cargo de matarlo. 

Dicen que el dolor de la ruptura de un lazo puede matar a un Omega si este lo ama de verdad. 


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Las pequeñas lágrimas en sus mejillas fueron secadas por el viento frío que pasaba en la noche.

—¡Ya lo encontramos! —La puerta fue derribada y dos oficiales entraron alertandose del problema. —¡Esta inconsciente! 

Rápidamente al alfa corrió entrando teniendo permiso por ser el líder de la policía, se agachó y sostuvo en sus brazos al cuerpo débil del Omega. Llenando sus mejillas de pequeños besos y su espalda de caricias.

—RenJunnie, mi dulce y lindo Omega. Mi bebé, amor. —Su voz y los temblores en su cuerpo que tenía siendo consecuencias de su felicidad.

—Está sufriendo. —Susurro la beta. Mientras revisaba el estómago de RenJun comprobando que tenía— Tiene golpes pero, no es por eso que esta así. Tiene síntomas de lazo roto. 

Las manos de JaeMin fueron a la cintura del Omega para atraerlo a su cuerpo cargandolo y dejando que su cabeza reposara en su cuello. Entendía un poco el porque del lazo roto.

—Su marca ya no está. —Dijo la mujer y esta vez JaeMin fue quien lloro en silencio unos momentos. 

—Hazte a un lado. —Y se arrimaron todos permitiendo que JaeMin saliera con el menor en brazos para subirlo a su auto donde el pequeño alfa ya estaba. —Ahora es mi turno de ayudarte. Y no te dejaré de nuevo solo. Porque te amo. 

Con caricias suaves lo dejó en el asiento recostado y lo tapó con su saco para cerrar la puerta dispuesto a irse a un hospital. 

—¡Park! Me los llevo al hospital. Pasa el caso a ChenLe y nos vemos mañana en el edificio. —La mujer asintió dando órdenes de tomar evidencia.

—MinKi bebé, acomodate. 

—¿A donde vamos? —Pregunto el pequeño con sus manos en el cabello de RenJun. 

—Vamos a darle algo de atención a tu papi. —Y empezó a conducir. Dispuesto a saber que había ocurrido hace tiempo y preguntar si el pequeño niño era suyo. 

Las horas pasaron y en lugar de dejarlo en un hospital, mando a llamar a un doctor a casa para que se sintiera mejor y reconociera un poco las cosas. 

La mañana llegó y RenJun por fin abrió los ojos mirando con confusión el lugar pensando en lo peor que pudo haber pasado. 

—Auh... —Chillo sentándose y sintiendo un dolor bajo en su hombro,  fue tal vez el momento en el que llevó sus manos a esa zona y apretó volviendo a chillar confirmando que alguien lo había marcado. 

Su miedo apareció pensando cosas feas, que tal vez Kim había vuelto por él y se lo había llevado a otro lugar lejos donde lo marco para quedarse con él y después botarlo. 

—Necesito irme.... —Susurro pero el sonido de la puerta abriendose le alertó poniendo sus manos abrazándose mientras se pegaba al buró de la cama. 

Sus ojos se volvieron cristalinos y un aroma suave a café con chocolate fue lo que hizo un colapso en el corazón de RenJun. 

El alfa entró con una bandeja en sus manos, pero se detuvo justo al cerrar la puerta y mirar hacia la cama. 

—Despertaste. —Y ambos se miraron.  Allí pudo sentir un calor en su pecho que recorrió hasta su corazón y se quedó en su estómago— No te asustes. ¿De acuerdo? Si quieres ver a MinKi. Él esta en la habitación de enfrente comiendo y jugando. —Dijo algo nervioso— Bueno,  mamá se emocionó tanto por ti que hizo un bufet así que espero comas al menos la mitad. 

Las mejillas del menor subieron a un tono rojo, sus ojos marrones ganaron otro brillo mientras sus primeras lágrimas cayeron. Y su cabello que sobre caía en sus hombros fue lo que lo hizo sentirse algo incómodo. 

—Dormiste por tres días. Asi que te pondré al tanto. —Acercó la bandeja y la colocó en las piernas del menor para sentarse enfrente de él— Ya atraparon al hombre que los tenía encerrados. Y están procesandolo.  Tus padres están en casa y vienen diario a saber cómo estas, también le enseñe a MinKi su habitación. Pero la adapte para él. 

Las manos de JaeMin tomaron la pequeña de RenJun y acarició un poco para verlo.

—RenJun, no imagino por todo lo que tuviste que pasar. Y me molesta que yo no pudiera ayudar mucho. 

—Ayudaste... —Lo interrumpió dejando sus lágrimas caer. —Fue mi culpa todo esto. Si yo no hubiera sido tan ingenuo, tu hubieras sido un gran papá y no habrías perdido los momentos más especiales con MinKi. 

—Cariño. —Dejó un beso en sus nudillos— Nada de esto es tu culpa, y lo único que ahora importa es que están bien. Que hiciste lo que pudiste para mantener al pequeño Minnie con vida. Y eso es demasiado. 

—Te extrañe tanto. —Chillo y JaeMin quito las cosas para abrazarlo— Todos los días quería salir, no soportaba estar sin ti. Y cuando iba a tener al bebé me asuste. 

—Sentí tus dolores por la marca. —Susurro en su oreja mientras sobaba con cariño su espalda— Ya no te dejaré solo. 

—Te amo JaeMin. Te amo tanto. —Exclamo dejándose llevar por sus emociones y sollozando en el hombro del alfa aún adolorido.  La espera valió la pena, pero los momentos vividos no se borrarán tan fácilmente.

𝐑𝐞𝐩𝐢𝐭𝐞, 𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬... '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora