Los golpes constantes en la puerta, el sudor en su piel y la sensación de miedo. La angustia en carne propia fue su peor experiencia, mientras pidiendo a gritos ahogados ser liberado de sus ataduras y con un dolor de cuerpo horrible.
Su caída en la cama siendo botado como basura o juguete sexual después de su uso.
Su boca quedando entreabierta aún con sus ojos cansados y mirada perdida en un punto fijo de esa habitación.
—Lo hiciste bien. —Las palabras graves del hombre que se acomodó su ropa y colocó la clave abriendo la puerta para salirse cerrándola.
El dolor bajo en sus caderas lo hizo chillar y sus manos fueron directo a sus párpados para gritar enojado, furioso y adolorido.
Al menos con la pequeña chispa ya crecida dentro suyo supo que sería diferente, que todo lo que pasaba dejaría de importarle y con el tiempo alguien lo encontraría.
O eso fue hasta ese día.
—Papi, quiero un pastel. —La dulce voz del menor que se encontraba jugando con su elefante le llamó la atención.
—¿Un pastel? —Repitió aún sentado recargando su peso de su cabeza en la palma de su mano.
—Sí, uno grande de chocolate. Y con velas grandes. ¡Lo quiero! —Pidió.
La pequeña sonrisa en los labios del mayor no se hizo esperar, y se levantó para empezar a sacar algunas cosas de la alacena.
—Pues tendrás tu pastel. —Eso lo hizo emocionarse, se levantó sonriente y ambos comenzaron a preparar.
En ese pequeño espacio ambos se encargaron de realizar su preciado pastel solo por la situación.
Solo porque necesitaba dejar de pensar en cómo llegó a esa situación.
De estar cuidando a un niño de seis años con ojos cafés y cabello negro. Del estar completamente mal y un poco delgado. De tener moretones en su piel y marcas en sus muñecas. Incluso dolores en su cadera por algo que no desea contar a nadie y no es como si pudiera hacerlo.
—Esto yo no lo quiero. —Fue lo que su menor dijo al ver el pequeño pastel ya terminado enfrente suyo. —Quiero uno grande y bonito, con velas enormes y perfectas.
Pero en lugar de un regaño solo recibió una caricia en su cabeza que lo hizo ver a su papi quien lo miraba triste.
—Perdón, si pudiera te daría uno grande y muy bonito, pero esto es todo lo que puedo darte. —Le dijo manteniendo su mano en la mejilla de su pequeño. —Dulces seis años cariño.
Los ojos de su menor brillaron y con una gran sonrisa tomó la cuchara empezando a comer el pastel con entusiasmo.
—Esta rico. —Exclamó feliz.
Lo que amaba de su niño, de ese pequeño ángel que lo mantenía con vida aún con su aroma triste y una marca ya borrada en su hombro.
—Boing, Boing dong... —Los pequeños murmullos mientras jugaba con sus pequeños peluches.
La mirada del omega puesta en su cachorro manteniendo una expresión tranquila y serena. Aún con las pesadillas viviendo en carne propia.
Sus manos esta vez fueron directamente a la marca de su cuello, la que una vez estuvo orgulloso de portar y de la cual estuvo feliz durante dos meses seguidos. Cuando la noticia de tener a un cachorro azotó su puerta.
—Papi RenJun... ¿Quieres jugar? —La tierna voz de su hijo solo lo hacía sentirse tan mal, tan triste y con ganas de llorar.
A lo que esta vez solo negó y se levantó cargando a su pequeño metiéndolo en el pequeño ropero con algunas sabanas.
Era el momento, pronto el alfa entra y tendría que pagar por los alimentos de su pequeño.
—Ponte esto, y recuéstate. ¿Si bebé? Recuerda. No salgas. —El niño asintió. —No puedes estar fuera de este lugar porque pasarán cosas malas.
Dejando un beso en la frente de su hijo acaricio sus mejillas tapándolo y dejándolo ya listo para dormir.
Cerro las puertas del armario pequeño y cerro sus ojos con fuerza levantándose para llorar en silencio justo cuando la puerta fue abierta.
—No llores. Sabes que detesto eso. —Quito con fuerza las lágrimas y se agachó sentándose en el suelo de forma sumisa. —Ash, tu olor es tan intenso. Pronto llegará tu celo y eso no es bueno.
—Solo no me toques en esa semana. —Susurró.
—Lo sé, no quiero cargar con un mocoso más. Ya es suficiente que salieras con premio. —Las palabras hirientes que demostraban lo horrible que era ese sujeto. —Ahora ven, estoy cansado. Y esta vez harás más trabajo.
Lo tomó de sus cabellos de forma brusca hasta que se sentó y lo puso delante de sus piernas.
—Vamos estúpido omega, haz que este alfa se sienta bien. Es tu deber.
Sus puños se apretaron manteniendo su misma expresión tranquila para empezar a desabrochar el pantalón lentamente dejando ver el falo erecto del alfa.
Con enojo y dolor, con su frustración y cansancio esa noche término de nuevo siendo víctima de más abusos. Solo por alimento para su hijo.
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𝐑𝐞𝐩𝐢𝐭𝐞, 𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬... '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍
Mystery / Thriller❝Trás un secuestro una pareja es separada y unida por un pequeño lazo y bendición que crecerá. Pero él esta harto de estar encerrado y quiere ir con su alpha, para ello tendrá que hacer alguna cosas para poder salir o intentar al menos que su cacho...