vi. Mi papi omega es.

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Las luces de la ciudad lo hacían cerrar sus ojos con fuerza por no estar acostumbrado a ellas y más al estar dentro de una patrulla con una oficial al lado desde hace media hora. 

—¿Recuerdas algo de alrededor? —La pregunta lo hizo volver a mirar y negar. 

Para empezar nunca había salido pero todo eso era bastante nuevo para él y era fantástico en cierta parte. Y el tocar el pasto le confirmó que RenJun le había dicho la verdad. 

—¿pequeña, recuerdas algo? 

—MinKi... —Susurro—Mi nombre es MinKi, soy un niño... —Eso los hizo asentir a ambos oficiales y quien conducía arqueo una ceja.

—¿Por qué no llamamos a servicios infantiles? —Dijo quien conducía y la oficial negó.

—¿Tienes mamá, MinKi? —La pregunta provocó un ligero brillo en los ojos del menor quien asintió.  

La oficial beta anotó la respuesta y se sintió más tranquila.

—MinKi, ¿ella tiene otro nombre? 

Pero por más que intentara recordar lo que se supone aprendió, no recordaba. Su memoria solo estaba en las sonrisas de su papi Omega. 

—No me acuerdo. —Pero esa respuesta no hizo que la beta se rindiera. 

—¿Donde está mamá ahora? 

—Papi... 

La mujer amplio sus ojos entendiendo que no era una mujer su madre. 

—¿Mamá es un Omega? —El menor asintió levemente sacando el collar y apretandolo en sus manitas— Bien, ¿donde está papi? 

—En el cuarto... —Eso los confundió. 

La manera tan inexpresiva en la que lo decía les causaba escalofríos y de algún modo sintieron el aroma a tristeza.

—¿Que cuarto? —no respondio.

—MinKi, ¿donde está el cuarto?

Pero ninguna palabra salió de sus labios aún manteniéndose en la misma posición en ese asiento del auto. Con sus manos temblando un poco. 

—¿El señor de la camioneta era tu padre? ¿Lo conoces? —Pero se vio interrumpida al ver el collar en las manos del menor— ¿Que es eso, MinKi? 

—Recuerdo de papi. —Murmuro y la beta intento tomarlo sin embargo MinKi apretó el collar de nuevo y negó. 

—Muy bien pequeño, bien hecho. Lo hiciste bien. —Dijo sin saber cómo encontrar la casa del menor. 

Los pequeños minutos pasaron, y la temperatura comenzo a bajar debido a la noche. Aún así la oficial se encargó de intentar que el pequeño reconociera algo. 

—¿Se te hace conocido algo? ¿El cuarto? —Y se detuvo para respirar profundo— ¿como es afuera del cuarto? 

—Espacio... —Un murmuro, una respuesta de un niño de solo seis años que aún no entendía que pasaba— No, el mundo. 

—Bien, escucha. Cuando sales por la puerta. —Pero MinKi negó mirándola con sus ojos negros brillando de forma hermosa— ¿no? ¿No saliste? 

—Nosotros no abrimos la puerta. 

Pero el oficial que conducía solo se dedicó a mirar al niño como si estuviera enfermo. O solo discriminando con la mirada. 

—MinKi. ¿Hay luz del día en tu cuarto? —Y asintió esta vez— Bien ¿cuantas ventanas hay? —Preguntó dispuesta anotar. 

𝐑𝐞𝐩𝐢𝐭𝐞, 𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬... '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora