iv. Es.

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El humo blanco que se veía al hablar solo confirmaba de nuevo la baja temperatura volviéndolo más helado para ambos, así se sentía el ambiente. Y un RenJun preocupado sacando más cobertores del pequeño armario para arropar con desespero a su hijo rescostandose al lado dándole más calor por si lo necesitaba. 

—Papi. 

—Quitó la electricidad. Y no hay nada más para calentar. —Dijo obteniendo un beso en su mejilla de su hijo. —Solo duerme un momento más.






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Las ideas cruzándose en su cabeza buscando una solución inmediata a su gran situación. A su gran problema y el como intentar sacar a su bebé de allí. 

—MinKi... —Lo llamó y este lo miro aún con su cuchara en la boca de cereal. —Pequeño alfa. Ya hablamos de porque debes escoger un Omega y beta.  Ahora sobre la marca. 

Él solo observo asintiendo para dar a entender que si lo escucharía, pese a lo que dijera

—Bebé, los alfas como tu pueden dejar un bonito regalo entre la habertura del hombro y cuello. —Así fue como alejo un poco su polera dando lo que era apenas una marca visible— Como esta, pero va a ser más reciente. Este lazo significa que te comprometes a amar, adorar y proteger a tu pareja. Y sin importar nada estarás allí para cuando te necesite. 

—¿Un lazo?

—Si, a través de este lazo se puede sentir el dolor, la tristeza y soledad en caso de estar solos. Y si ambos son predestinados pueden llegar a hacer que sus lobos puedan comunicarse entre ellos.

Y una sonrisa apareció en los labios del pequeño que corrió a sus brazos y observo lo que antes era la marca y unión de su padre. 

—Esta cicatrizando. —Murmuro lo suficiente audible para RenJun. 

—Lo sé, en unos meses desaparecerá y la unión se romperá. —Se podía presenciar el dolor en eso. 

—Papi. ¿Me cuentas de nuevo tu historia? —Eso lo tomó por sorpresa. Y con un sentimiento de culpa asintió para sonreír levemente. 

—Yo vivía en una casa muy bonita como las de televisión, con un columpio y un gran gato. Tenía tortugas de mascota también y una pareja. —El pequeño se sentó a su lado y señalo su cuello— Si bebé, esa ligera marca que queda fue hecha por mi pareja de verdad, tu papá. A él lo conocí dos años antes y a mis diecisiete años me marco tomando responsabilidad mía. 

El pequeño lo miro un instante y fruncio su ceño de inmediato

—Era menor de edad, y a los dos meses me entere de que te esperaba a ti. Y cuando se lo conte a tu papá, el se emocionó mucho. —Suspiro feliz llevando las lindas manos de su hijo a su marca— Tu papá nos consintió las primeras semanas pero un día un hombre me pidió ayuda para salvar a su perro, que estaba muy enfermo. 

Sus mejillas se llenaron de lágrimas y pronto bajo la mano de MinKi a su rodilla. 

—¿Y el perro? 

—No había ningún perro cariño. Él me mintió. Me llevó hasta la puerta de su casa y después de que entramos me empujó aquí dentro y me encerró. Lo peor de todo es que tu papi y yo habíamos peleado ese mismo día. 

—Omega... —El murmuro más tierno que pudo escuchar— Papi Omega. 

Y las manos de su hijo posadas en sus mejillas quitando las lágrimas. Tal vez fue lo que lo hizo pensar rápido. 

—Así que hoy me vas ayudar.

—Golpeare en el trasero a Lee.

Afirmo orgulloso.  Ambos rieron aún manteniéndose felices. 

—No amor, vamos hacer otra cosa. —Tomó sus manos y se miraron a los ojos. De cafés a negros— Lo engañaremos. 

Tomo una de las ollas que estaba en la esquina y comenzo a llenarla de agua la cual puso a hervir. 

—Recuestate. —Su voz como orden no fue respondida al menos con otra voz— Vas a fingir estar muy enfermo, y Lee tendra que llevarte al hospital. Allí vas a sacar la nota que tienes en el bolsillo y pediras ayuda ¿sí?

El pequeño alfa negó. Mientras saltaba asustado al tener el trapo caliente en su frente. 

—Ya no quiero... 

—Solo tienes que fingir estar tan enfermo que puedes morir. —Dijo colocando otro más caliente en sus mejillas apreciando como estas ganaban un color rojo por la temperatura. 

Y era la excusa perfecta para que al menos el menor saliera de ahí y pudiera vivir una vida mejor. Tal vez poder encontrar a su padre y estar a su lado como un buen hijo. 

—No quiero hacer esto. —Chillo al momento de escuchar arcadas de RenJun quien metió dos de sus dedos en su boca para limpiarlos en la almohada— ¡No! ¿Que haces? 

—Haciendo que parezcas enfermo. 

Se mantuvo serio unos instantes mirando su pequeño reloj quedandose esperando impaciente. Era la hora exacta para que Lee entrara y trajera las cosas que prometió.  Pero no abrió, incluso pasaron dos horas y seguía cambiando los trapos a calientes. 

Se recosto al lado del alfa y acarició su cabello un poco triste, dejando solo pequeñas sonrisa para él teniendo en cuenta su situación. Porque ninguno viviría más allí encerrado o al menos RenJun se estaba volviendo loco. 

—Espera... —Y dejó un pequeño beso en la frente del menor para pasar por su cuello un pequeño collar— Mira, esto es mío. Vas a tenerlo todo el tiempo y por medio de esto estaré contigo. 

Cuando la confianza llegaba en su hijo y entendía un poco lo que tenía que hacer. Se escucho un ruido y RenJun se levantó quitando el trapo para arroparlo.

El alfa chillo bajo asustado de lo que haría.  La puerta se abrió dejando que el alfa alto y robusto entrara y mirara la situación. 

—¿Que pasó? Traje lo que pediste.

—Enfermó. Esta ardiendo y ya no se que hacer. Tienes que llevartelo. —El alfa gruño y lo miro. 

—¿Le diste antibióticos? 

—Si pero los esta vomitando todos. Debes de llevartelo. —negó de nuevo el más alto— ¡Lee, es mi hijo! Llevalo, si le pasa algo peor no se que haré. 

—Traere algo más fuerte. —RenJun fruncio su ceño molesto.

—Vendré después. 

—¡No! ¡Lee! —Y abrió la puerta cerrandola antes de que pudiera decir algo más. 

—¿Voy a irme? —chillo débil y sollozando. RenJun se levantó y se subió a la cama abrazando al pequeño mientras acariciaba su cabello largo. 

—Ya no. Todo esta bien. 

Esa noche durmieron sabiendo que probablemente nunca saldrían de ese pequeño lugar y su peor miedo, al menos de RenJun era que su marca se borrará. 

Te amo...

𝐑𝐞𝐩𝐢𝐭𝐞, 𝐭𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬... '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora