La celda I (EM)

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Los nueve sobrevivientes de la Legión de Reconocimiento regresaban a Sina dónde los esperaba la Reina Historia. Después de su misión para recuperar la muralla María fueron recibidos con el bullicio de la gente que los alababa por su gran hazaña y por ser, según ellos, los más fuertes de la Legión al haber regresado con vida. Sólo cuando observaron que Hange venía al frente de los soldados se dieron cuenta de que el Comandante había muerto y por lo tanto ella tomaría su cargó, algunas voces se apagaron en señal de respeto y otras siguieron con el alboroto argumentando que los sacrificios fueron necesarios mientras los soldados seguían su curso sin mirar a nadie, el dolor por todas las pérdidas estaba presente aún después de su victoria, una victoria muy amarga por cierto. 

Al llegar al cuartel general Hange mandó encerrar a Eren y Mikasa por insubordinación para con Levi y los jóvenes no pusieron resistencia, sabían lo que hicieron y no se arrepentían ya que eso le salvó la vida a su amigo.

-Líder… no, Comandante Hange.- la llamó uno de los oficiales de la policía militar que se encargaba del asunto de Eren y Mikasa. -Sólo tenemos una celda disponible aquí, podríamos enviarlos a la sede de la policía militar…
-No.- la nueva comandante lo interrumpió. -Adapten esa celda para los dos, y de esto no le digan nada al Capitán Levi.
Fue todo lo que dijo y se retiró, sí tal vez no era la mejor idea considerando que ambos eran adolescentes pero ella se haría responsable de cualquier cosa ocurrida, además ellos eran miembros de su equipo no dejaría que pasaran momentos desagradables en otro lugar.

Dos hombres llevaron a la pelinegra y al castaño hasta el sótano del cuartel, después de darles la oportunidad de tomar un baño y cambiar su ropa, en un lugar apartado donde sólo había dos celdas y una de ellas la que estaba justo a la entrada ni siquiera estaba en condiciones para ser usada, la puerta había sido derribada. Ambos fueron puestos en la del fondo, aunque era un lugar pequeño había suficiente espacio para dos personas y tenían dos camas, una a cada lado de esa habitación. Los jóvenes estaban tan cansados que lo único que hicieron fue tirarse en la cama respectivamente sin saber que ahí empezaría a cambiar la perspectiva que tenían el uno del otro.

Sólo habían pasado unas horas desde que cayeron rendidos pero Eren despertó sobresaltado, había tenido una pesadilla o ¿Era un recuerdo? 
Miro a un lado y se sorprendió al ver que Mikasa a pesar del ruido que hizo no se movió para nada, realmente estaba cansada.
La observó un rato, Nunca me di cuenta de lo linda que es. Pensó mientras miraba su cara de porcelana y al momento se asombró de su propio comentario mental, la confusión lo invadió fugazmente ya que volvió a distraerse viéndola de arriba a abajo, toda ella.

Todo su cuerpo estaba bien definido, sus piernas eran firmes y fuertes, sus caderas anchas y con una forma perfecta que contrastaba con su pequeña cintura, su abdomen lo había visto antes, un abdomen bien trabajado. Los ojos del castaño llegaron a su pecho Mierda, mierda, mierda.  Maldijo para sus adentros, sabía que tenía que dejar de mirar pero en ese momento su mente y su cuerpo no estaban conectados; la pose que tenía la chica mientras dormía hacía que su camisa se jalara y dejará que el cuello en V llegará a la mitad de su pecho dejando parte de su piel desnuda al descubierto, no demasiado pero lo suficientemente para llamar la atención.
Una extraña sensación recorrió el cuerpo de Eren y por un momento no supo qué hacer, Debería despertarla para que se acomode… no no tengo porque molestarla yo soy el que está viendo… pero no puedo…  Su debate mental se interrumpió en el momento en que se dió cuenta que Mikasa estaba despertando.

-Eren.- dijo mientras se tallaba un ojo con su mano. -¿Estás bien? 
Esa imagen fue tan tierna para el ojiverde, hizo que tomara en cuenta que Mikasa no sólo era un soldado un arma que se usaba contra los Titanes, sí, así la veían casi todas las personas y hasta él llegó a hacerlo pero había momentos en que esa imágen se iba y regresaba la niña en traje de soldado, esa niña a la que rescató sólo que esta vez era diferente. Mikasa ya no era una niña, no era un soldado, no era un arma o un recurso, era una mujer, una mujer hermosa y Eren lo notaba, lo notó desde que ella le dió las gracias por salvarla esa fue la primera vez que la vio como lo que verdaderamente es y tuvo impulsos que jamás había experimentado con nadie pero los ignoró puesto que por mucho que deseara algo no podía tenerlo, eso implicaría rendirse así lo pensaba.

Narrando el arte (SNK) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora