Cap 7

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POV Wanda.

-Wanda, despierta. Vamos, pequeña, hemos llegado - Fruncí el ceño ante el fuerte rayo de sol que me dio de lleno en la cara.

-Tengo calor - Me quejé.

-Lo sé, estamos en la otra punta del mundo, es verano aquí. Si te bajaras del coche, podrías quitarte la chaqueta - Abri los ojos, para fijarlos en Natasha, que estaba parada al lado del coche, sosteniendo la puerta abierta frente a mí.

Esperen, ¿En qué momento habíamos llegado a un coche?

-¿No estábamos en un avión? - Pregunté, mientras me bajaba del coche ayudada por su mano.

-Eso fue hace tres horas. Eres una verdadera dormilona.

Ignoré su broma en cuanto mis ojos se posaron sobre la colosal estructura que se alzaba frente a nosotros.

La casa estaba completamente construida en madera, vidrio y ladrillo visto, lo que la hacía confundirse con la abundante vegetación.

-¿Estamos en Brasil?

-Algo así.

-Siempre quise conocer Brasil... - Susurré, girándome sobre mis talones al sentir el rugido de las olas detrás de nosotras. - ¡Oh, cielos!

Natasha intentó sujetarme por el codo, pero me sacudí y comencé a correr hacia el mar.

Cuando dejé el camino de madera detrás, la arena caliente me quemo los pies, pero no me importó y seguí corriendo hasta que el agua del océano mojó mis tobillos.

-Esto es perfecto - Susurré, y luego comencé a reír como una desquiciada. El agua era completamente transparente, y la arena blanca resplandecía al sol.

Tuve la súbita sensación de estar en el paraíso.

-Wanda, vuelve aquí.

-Jódete. - Grité, mientras reía al ver un par de cangrejos sobre la arena.

Me quité la chaqueta, tirándola sobre la arena y sintiendo el alivio instantáneo.

-Podrás venir a la playa más tarde, ahora ven aquí.

La voz de Natasha se volvía cada vez más cercana, y me giré sobre mis talones para fruncirle el ceño.

-¿Puedes dejar de molestar? Muchas gracias.

Volví a girarme, pero no me perdí de su ceja alzada y su expresión azorada.

-Muy bien, señorita. Es suficiente. A casa. - Murmuró mientras me volvía a cargar.

-¡No! ¡Pero quiero meterme al mar!

-Deja de gritar. Lo harás más tarde.

-Eres peor que una madre.

-Y tú eres peor que una niña mimada.

-Por supuesto que no soy mimada - Me quejé, ofendida.

Natasha se limitó a reírse y caminar hasta la casa con tranquilidad.

El lugar parecía desierto.

-¿Hay alguien más aquí?

-Hay dos empleados que viven en una casa en la otra punta de la Isla, nadie más.

-¿Por qué?

-Porque es una isla privada.

Me depositó sobre el fresco suelo de mármol de la casa, y me señaló hacia un pasillo.

-Ve a la última habitación de la derecha, hay ropa para ti allí. - Asentí distraída, y me volteé, pero Natasha tomó mi mandíbula con una mano, obligándole a mirarla - Y recuerda que estamos en una isla. Nada de intentar escapar, no estoy de humor para tonterías, ¿Entendiste?

Suya; ScarletWidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora