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Severus leía tranquilamente El Profeta mientras Sirius estaba haciendo panqueques en la pequeña cocina-comedor en la casa de la Hilandera.
Hacía dos meses que Sirius había salido de Azkaban y aunque mejoró un poco seguía teniendo varios problemas; uno de ellos era no poder dormir en la absoluta oscuridad, teniendo que usar una pequeña vela alejada para dormir tranquilamente, otras eran las pesadillas, donde gritaba y pataleaba, Severus cuando sucedía eso iba a buscar galletas con chispas explosivas y un vaso de leche calentita para luego despertarlo bruscamente y seguido llenarlo de besos, mimos y darle las galletas y leche anteriormente buscadas.
También se hizo completamente un mimoso, le gustaba dar y recibir mimos 24/7, claro, para nuestra serpiente eso no era una molestia ya que algunas veces esos mismos habían pasado de simples caricias en el sofá a terminar en la cama sin ropa y gimiendo, claro que no le molestaba, más si terminaban así.
Habían veces en que el peli negro quería llorar de rabia y tristeza, pues Sirius tenia episodios de pánico o se quedaba minutos, horas incluso -un día llegó a estar tres horas completas- en blanco, como si se desconectara del mundo, no hacía nada más que soltar lágrimas de vez en cuando, pero tenia que esperar a que el mismo despierte o terminaba peor de lo que estaba, llegaba a lastimarse a si mismo.
Varias veces Severus quiso rendirse y dejarle el trabajo a otro, entiéndalo, ya de por si su mente no era muy bondadosa por asi decirlo, tenia que aguantar ver a Sirius así, a veces podía ayudarlo, otras no, pero apenas esos pensamientos venían, imágenes las acompañaban, Sirius con otra persona cuidándolo no era muy agradable para sus celos -que era un maestro en esconderlos, cabe aclarar-, asi que desechaba la idea de abandonar.
Mientras comían el ojo ónix vio una interesante noticia.
-Mago muere de maneras sospechosas, no encuentran al culpable ni la causa de muerte- musitó y levantó la vista a su pareja que comía sus últimos bocados como si no hubiese escuchado -Sirius- llamó, el nombrado lo miro -Por las dudas... ¿Sabes algo de esto?-
Claro que lo sabía, ese era el ex no ex de su príncipe, que lo amenazó con quitarlo de sus brazos la primera vez que se vieron en madam malkin's cuando fue a comprar túnicas, así que decidió ocuparse del temita antes de que algo malo ocurra, no fue bueno subestimarlo, si, estuvo en Azkaban y estaba débil... pero estuvo en Azkaban... un que otro truquito aprendió.
-Mmmmm nop- dijo cuando terminó de tragar -Déjame ver, tal vez lo conozca- Severus le paso el diario -Nop, no lo conozco ¿y tu amor?- había un pequeño tono amenazador en su voz.
-Nada importante- respondió tranquilo, si lo conocía, pero como dijo, nada importante -Pero tu si sabes... Sirius... sabes que no puedes esconderme nada-
Una risita salio de los labios del hombre de rizos -Mmm nop, tal vez... bueno si- hizo un pequeño puchero burlón -Pero príncipe- dijo seductoramente mientras se paraba de su silla -¿Por qué hablamos de una persona como esa si podríamos hacer... otras cosas?-
Canuto salió camino a las escalera mientras una sonrisa seductora adornaba su cara. Severus con un suspiro lo siguió sin poder contener su sonrisita.
Cuando ambos entraron a la habitación el de rizos chocolates fue tirado a la cama de manera brusca mientras el de cabellos oscuros como la noche se quitaba la ropa, quedando así en ropa interior.
Sirius mordiendo su labio inferior se quito toda la ropa, para asi después abrir sus piernas y flexionar sus rodillas mirándolo con una sonrisa coqueta.
-Ah, ¿Qué hare contigo?- sonrió la serpiente, el león solo se rio -¿Yo esta vez?- pregunto -Anoche fui yo- respondió el de rizos.
Severus se aproximó a la cama, subiéndose en ella y su cabeza entre las piernas de su novio, justo delante de la palpitante entrada, para asi lamer lentamente el fruncido ano, segundos después introdujo su lengua en la cálida cavidad.
Sirius dio un bajo gemido al sentir esa traviesa lengua en ese espacio, entre sus dos manos tomó el cabello mientras su cabeza se pegaba a la almohada.
A la lengua se le unió un dedo, luego otro, para después sentir como su Sev sacaba ese músculo y se levantaba y lo besaba largamente, los dedos seguían jugando en su interior agregando otro al juego. Severus se bebía los dulces gemidos de su novio.
Con un asentimiento canuto le dio a entender que estaba listo, se venia la mejor parte de todo.
Su príncipe alineo su gran y palpitante miembro a su entrada, y asi, entrar de una en ella.
-Ssii, ah príncipe- Severus amaba ser llamado en ese idioma, el español dicho por algunas personas suele ser bastante excitante.
Las embestidas en vez de ser lentas al principio, fueron rápidas, duras y profundas, ese era su pequeño secretito, en la penetración mientras mas duela mejor, aunque claro que había un delgada línea que si cruzaban con solo pedir que parase bastaba.
Sirius dejo su cuello al descubierto dejando así que su amante lo llenara de marcas, mientras que Sevu le hacía chupetones el marcaba su espalda con sus uñas que estaban un poco largas y mordía su hombro derecho hasta hacerlo sangrar.
El travieso león le dio a ver tres dedos a su astuta serpiente que seguía entrando y saliendo de él rápidamente, sintió que se volvió un poco más grande en su interior, lo que le hizo saber que lo que quería hacer lo encendía tanto como a él.
Cuando Severus lamió correctamente los tres dígitos, el mayor los llevó e introdujo el primero en la entrada contraria, Severus dejó escapar un suspiro a la vez que detuvo las embestidas por un momento para luego salir casi por completo y entrar de forma brusca.
-AH, mmm ¿te gusta príncipe?- habló de forma temblorosa mientras metía el segundo dígito, y al hacerlo el menor soltó un gemidito que hizo apretar las paredes internas al otro, dando asi otro gemido del menor.
Sirius sacó sus dedos, la serpiente siguió con sus duras y rápidas embestidas hasta tocar ese lugar.
Los movimientos siguieron hasta que ambos acabaron, agotados, pero con un pequeño descanso Sirius cambio de posición, quedando asi arriba de Severus, que trataba de respirar correctamente.
-¿Seguimos, amor?- con un pequeño asentimiento Black entro lentamente a la estrecha y húmeda entrada del menor, sacando un gran gemido al otro.
Esperó un momento hasta que Severus movió las caderas en señal de que podía avanzar.
Los gemidos, jadeos, suspiros y el sonido de sus pieles chocando inundaba la habitación y el pequeño pasillo, Severus enrolló sus piernas en la cadera del mayor, sus brazos al rededor de su cuello y sus bocas de besaban haciendo un desastre de lenguas y saliva, las embestidas no tenían un ritmo concreto, el semen de Severus escurría desde el ano de Sirius hasta el edredón de la cama, mientras el propio le daba una sensación pegajosa en su abdomen. El mayor luego de unas embestidas se vino dentro se ese Húmedo y estirado agujero y el menor entre sus pechos.
Luego de esas dos rondas ambos se encontraban en posición de cucharita descansando y recordando momentos en su adolescencia, Sirius mantenía abrazado a Severus por la espalda mientras el ultimo acariciaba sus manos.
-¿Recuerdas la primera vez que fui el de abajo?- preguntó el de rizos con una pequeña risita saliendo de sus labios.
-Claro que si... pero respecto a la noticia de ho- Sirius le interrumpió -¿Te importaba ese hombre?- lamió lentamente su cuello causando un escalofrío en el otro
-No, la verdad no-
Y asi terminó otro día mas en su pequeña casita de amor.
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Empezamos fuerte pero bueno.
¿y les gustó?
déjenme saber que escenarios quieren para estas historias, haré las que pueda y quiera.
se despide...
Adelfa-
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Extras ºLibertad al finº
FanfictionAquí escribiré pequeñas o grandes historias que sucedieron antes o después del one-shot ºLibertad al finº que está en mi cuenta. ✨🌜 Versatilidad 🌛✨ (mayormente Sirius top) Adelfa-