Extras ºLibertad al finº

ºEspecial: Alfa y Omega 2º

Había estado sintiéndose mal estos días, mareos, nauseas y un poco de vómito, pensaba que era debido a una intoxicación alimentaria.

Pero luego recordó su último celo... uno compartido, los dos habían entrado en celo al mismo tiempo.

Aunque ya dos semanas habían pasado no recordaba todo al 100%.

Ambos se sumieron en una lujuria celestial. El alfa engatusaba al omega y este al alfa, ambos con feromonas en celo. Sumiéndolos en puro instinto.

Joder....JODERJODERJODER.

No, no podía ser.... pero no podía recordar haber usado pociones o hechizos anticonceptivos, aún asi ambos eran bastante mayores y las posibilidades de un embarazo eran bajas.

Resignado, bajó a su laboratorio y preparó la poción que le confirmaría sus sospechas y mientras esta reposaba iría y compraría una prueba de embarazo en una farmacia muggle ¿Por qué? pues porque si.

Paseaba por las calles de Londres muggle en busca de una farmacia.

Iba vestido de camisa negra, jeans negros y zapatos negros con una media cola para que no le moleste. A lo largo de los años adoptó costumbres de su esposo al igual que Sirius de él.

Las sospechas crecían a medida que caminaba por las calles llenas de personas, pues era medio día, Sirius aún estaba trabajando y no quería hablar de esto antes de estar completamente seguro de lo que sucedía (solía actuar como un perro literalmente en situaciones serias), algunos alfas (tal vez sin vínculo) lo miraban con hambre pero no se acercaban gracias a la marca que portaba en su nuca, siempre al descubierto.

Al entrar a la primera farmacia que visualizó la encargada (una beta) se acercó a él.

-Buenos días, bienvenido, ¿en qué puedo ayudarlo?- preguntó detrás del mostrador con una sonrisa ensayada.

-Buenos días- dijo más por educación- Verá- se dio la vuelta para husmear un poco y evitar verle la cara de estúpida a la señorita que lo atendía, dejando ver su marca.

-¡Oh! ya sé, viene por preservativos, o lubricante o tal vez lencería fina, aquí la vendemos, de seguro le encantará a tu alfa- habló medio gritó interrumpiéndolo (algo de muy mala educación por cierto).

Se había olvidado por un segundo de la jerarquía en el mundo no mágico, así que haciendo uso de toda la paciencia que aprendió a tener gracias a Sirius (ya sabrán el porque, un día le encontró comiendo todo el tarro de mantequilla de maní a las tres de la madrugada)contestó "amablemente".

-No, pero gracias, venía por una prueba de embarazo masculina, la mejor que tenga- aunque intentó (no lo hizo) sonar lo más amable posible, no le salió muy bien.

-¡Oh por Dios! debe de estar muy nervioso e impaciente por saber si está llevando o no al hijo de su pareja- ¿Quién se creía esa? ¿De "su" alfa, y él donde quedaba?.

-Ejem, en realidad espero que no- de verdad quería hechizar a esa mujer pero lamentablemente es completamente ilegal.

No lo malentiendan, quiere un hijo, no tanto como "debería", pero un embarazo a los 36 no era muy seguro.

-Mmm ¿señor? si ese hijo no es de su pareja sabe que debo informar a las autorid- no iba a dejar que terminase esa estúpida frase.

En ese mundo, que un omega esté en cinta de otro alfa que no sea el suyo era amonestado y si el verdadero alfa del omega quería, podía forzar un aborto, desagradable. En su mundo, sin embargo, aunque quisiese engañar a su pareja de cualquier modo no podía gracias a la magia que los unía haciéndole sentir débil y asqueado, es por ello que antes de casarse en su mundo había que pensarlo y hablarlo muy bien, sin una pequeña duda en la mente.