𝑰𝑰 ━ prefects & spells

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•─────✧─────•Capítulo IIPrefectos & hechizos•─────✧─────•

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Capítulo II
Prefectos & hechizos
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—Hogwarts—

1993


Laia esa mañana tenía muchas cosas en la cabeza, más de lo normal. Era viernes, quería salir de sus deberes antes del fin de semana, tenía algunos deberes atrasados debido a que se la había pasado toda la semana practicando los hechizos que el pequeño profesor Flitwick le indicó que serían mostrados en su clase. El profesor se alegró mucho cuando Rachel le dijo que su hermana quería ofrecerse como voluntaria para su clase y tomar su lugar. Laia, quien había sido obligada por su hermana para ir con ella al salón, sólo pudo esbozar una sonrisa forzada y obligarse a asentir enfrente de él, eso fue suficiente para que el viejo profesor lanzara un chillido alegre ya que era la primera vez que Laia se ofrecía algo en su clase y no desconocía su potencial en la materia.

Colocó la pluma en sobre el arco de su oreja mientras acomodaba todos los pergaminos con el ensayo del libro El Arte de la lectura de Runas.

Esa mañana parecía un huracán, la lluvia caía con fuerza y estaba tan oscuro que las antorchas se tuvieron que encender. Se había levantado muy temprano para poder terminar sus primeras traducciones de Runas que les había solicitado la profesora Bathsheda Babbling. Laia le estaba encontrando el gusto a la nueva asignatura que ya veía posibilidades en donde utilizarlas.

Se apartó su largo cabello azulado que caía sobre pergamino mientras le daba sus últimos toques a su mapa de Astronomía y siendo de las primeras en hallarse en el Gran Comedor tomando su desayuno; un grupo de estudiantes de Slytherin llegaron teniendo conversaciones repartidas, entre ellos se encontraban Polaris y Cepheus. La castaña al verla se aproximó con pasos rápidos hasta Laia seguida por Cepheus.

—¿Por qué no me dijiste que te levantarías temprano para hacer los deberes? —dijo sentándose a su lado. —Yo no he hecho la que nos dejó Snape para la clase de Defensa.

—¿Les dejó? —preguntó Cepheus sentándose al otro extremo. —A nosotros no nos dejó nada.

—Nos dejó porque Malfoy y Pansy empezaron a quejarse de que el profesor Lupin no es buen maestro. —comentó Laia mientras metía un bocado de su empanada de calabaza. —Eso le encantó y comenzó a decir que tendría compasión de nosotros por ser víctimas de una educación mediocre. Sólo nos dejó un pergamino como mucho sobre los hombres lobo.

𝐏𝐎𝐈𝐍𝐓 𝐎𝐅 𝐕𝐈𝐄𝐖 ━ 𝐶𝑒𝑑𝑟𝑖𝑐 𝐷𝑖𝑔𝑔𝑜𝑟𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora