Capitulo Tres.

3 0 0
                                    

Habían transcurrido unos cuantos días desde mi conversación con April. Durante los últimos días había estado pensando en las palabras de mi hermana. Quería pensar que ella tenía razón, que había una oportunidad para ser feliz... Que tenía una oportunidad con él.

La biblioteca se había convertido en mi refugio los últimos días. El silencio del lugar, sumado a la enorme cantidad de libros y tareas pendientes me daba la tranquilidad necesaria para pensar. Era relajante. Mi cabeza estaba llena de ideas y planes sobre como acercarme a Draco; pero cuando creía saber como hacerlo, algo se interponía en mi camino.

Las clases habían transcurrido sin gran sorpresa. Realmente todo estaba demasiado tranquilo en Hogwarts... Durante las horas de comida me quedaba con mis amigos o con mi hermana; pero en ningún momento tuve la oportunidad de acercarme a él lo suficiente como para mantener una conversación. Comenzaba a creer que necesitaría un milagro para lograr mi cometido...

Tomé mis cosas y salí de la biblioteca con paso tranquilo. Era tarde ya, debía ir al gran comedor para cenar, y luego volver a mi habitación; sin embargo, no sentía prisa por llegar. Sabía que en cuanto pisara el gran comedor comenzaría a extrañar la silenciosa biblioteca; así que preferí disfrutar del camino, tomándome mi tiempo para llegar.

De pronto unos niños de Ravenclaw, de primer año, doblaron la esquina del pasillo a toda velocidad, tomándome por sorpresa. Solo entendí lo que pasó cuando oí el ruido seco de mis cosas cayendo al suelo. Por suerte yo no había caído, pero uno de los niños sí. Los miré de mala gana.

—Deberían tener más cuidado la próxima vez. ¡Por poco estropean mis cosas! —Dije mientras levantaba mis libros.

Uno de los niños me miró asustado, y de inmediato sentí el remordimiento carcomiéndome por dentro. Mi intención no había sido asustarlos, aunque sabía lo aterradora que podía ser cuando me enojaba. De inmediato puse mis cosas a un lado, y con cuidado extendí mis manos para ayudar al niño que aún no se levantaba del suelo.

—Discúlpame... ¿Estás bien? —El chico tomó mi mano con desconfianza, y asintió.

—Gracias, señorita... —Dijo el otro niño.

Le sonreí, y me dispuse a recoger sus cosas del suelo para entregárselas; pero alguien se adelantó a mis movimientos, y tomando todos los libros con rapidez se los entregó a los niños.

—Tengan más cuidado la próxima vez... Por favor.

Al oír su voz levanté la mirada abruptamente. Por poco y me atraganto con mi propia saliva del susto. Mi corazón se detuvo un instante cuando lo vi.

—¿Malfoy?

Ambos niños salieron corriendo en cuanto pudieron, y por un momento los envidié. Yo también quise salir corriendo de allí, pero, al parecer, mis pies se habían quedado pegados al suelo debido a la sorpresa. Olvidé como moverme, y solo pude mirarlo asombrada.

Se veía tan atractivo con su uniforme, que le quedaba perfectamente,  como siempre. También su cabello desordenado le daba un aire rebelde que me encantaba... Y esos ojos... Ni siquiera podía describirlos...

¡No lo mires tanto, o comenzarás a babear!

—Aurora, ¿cierto? —Su voz me trajo de regreso, y asentí torpemente.

Él me miro esbozando una leve sonrisa.  Luego, tomó mis cosas y con un delicado y ágil movimiento me las entregó. Sin querer una de sus manos rozó la mía, y de inmediato sentí una descarga eléctrica que me recorrió de pies a cabeza, y comencé a sentir mis mejillas arder.

—No creí que recordaras mi nombre...

—Tengo una excelente memoria —Dijo con suficiencia.

Enamórate De Mí, Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora