Capítulo Dos

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Al día siguiente me levanté temprano, más que las demás. Tomé una ducha rápida, y me puse mi uniforme impecablemente. Frente al espejo pude observar a una chica seria, recatada, y hermosa. Mis ojos color marrón brillaban esa mañana, me veía diferente. Me veía bien, como no lo había estado en meses.

Me dejé suelto el cabello, como siempre, y me apliqué un poco de perfume. Me puse la túnica, y dándome una última repasada frente al espejo, tomé mi mochila y bajé por las escaleras hasta la sala común.

Me sentía radiante ese día, a pesar de que todo a mi alrededor me traía terribles recuerdos de la guerra, no podía evitar pensar en él. Después de que lo había visto entrar al gran comedor, la noche anterior, no pude concentrarme en nada ni en nadie. Solo tenía cabeza para él. Al parecer papá tenía razón cuando dijo que Hogwarts me sentaría bien.

Cuando llegué a la sala común me encontré a Blaise y a Nott charlando animadamente en uno de los elegantes sofás. Me acerqué a ellos con sigilo, y los tomé por sorpresa.

—¡Buu! —Grité. Solamente Nott reaccionó ante mi broma, pues me miró con cara de pocos amigos.

—¡Demonios O'Connell! ¡No son ni las ocho y ya me quieres provocar un infarto! —No podía evitar reír al ver su expresión.

—Tendrás que esforzarte más si quieres asustarme, enana... —Blaise sonreía con suficiencia.

—Te odio —Le solté mientras me sentaba en el sillón frente a ellos.

—¿Qué haces despierta? ¿No es muy temprano para que andes causando problemas?

—Ja, ja —Dije con sarcasmo— No podía dormir... Así que pensé ir a desayunar temprano... ¿Me acompañan? —Ambos asintieron de inmediato y me siguieron.

—Cambiando de tema... —Soltó Nott— ¿Qué clase tienen primero? Yo tomé Aritmancia.

—Yo también.

—Yo elegí runas antiguas. —Dijo Blaise.

Theodore puso mala cara, y yo reí. Me sorprendía lo bien que me llevaba con ellos, a pesar de que yo era un año menor. Ahora estabamos en el mismo año, claro. Después de la guerra ellos volvieron a terminar su último año. En cambio, yo había ganado el sexto año durante la guerra, así que ahora los había alcanzado. Estábamos todos juntos.

Me alegraba que ellos fueran mis amigos. Eran buenas personas, aunque no siempre lo aparentaran. Blaise me cuidaba como una hermana, y Theodore era un gran confidente. Era reconfortante que nuestra relación no hubiera cambiado a pesar de todo lo sucedido. Incluso, podría ser mucho mejor ahora, ya que las imposiciones de sus familias habían llegado a su fin. Ahora todos podían ser quien realmente querían.

Al rato nos levantamos del cómodo sofá, y nos encaminamos al gran comedor. En el camino nos encontramos con algunos estudiantes de los cursos inferiores, quienes nos miraban con una mezcla de miedo e ira. No era de extrañar... Éramos los traidores. Podía acostumbrarme a que me miraran de esa forma. De todas formas, siempre peleé en el bando correcto, al lado de los ganadores; tenía ese punto a mi favor.

Nos sentamos en la mesa de Slytherin, y tomamos el desayuno entre bromas y conversaciones amenas. Al poco tiempo se nos unieron Parkinson y Astoria. Así que ahora eramos el grupo más bullicioso de toda la mesa. Yo me reía de las ocurrencias de los chicos, mientras que Parkinson se dedicaba a molestarlos por ser tan inmaduros.

De pronto, en medio de nuestras bromas y risas, las puertas del gran comedor se abrieron, dejando ver a un chico de ojos grises y cabello platinado. Los murmullos se extendieron por el lugar rapidamente. Mi corazón dio un vuelco, al verlo, y por un segundo olvidé masticar mi comida. Era dificil no tener esa reacción cuando lo veía.

Enamórate De Mí, Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora