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Debería estar dormida... La verdad es que la medicina que tomo me deja tonta a esta hora, pero escribir me ha mantenido despierta.
Ojalá les guste.
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“El último paso”, se había repetido Kitty toda la semana. Había obedecido al pie de la letra esas órdenes sin remitente que retumbaban en su mente. Sin embargo, cada vez el tiempo avanzaba más lento, tan pesado. Por suerte, esa espera interminable había llegado a su fin.
La noche anterior había cenado con esos estúpidos Alfas. Había coqueteado como nunca antes, con sutileza y ternura, ugh. Había sonreído, cubierto su carita al sonrojarse, parpadeado con delicadeza y liberado pequeñas dosis de su aroma. Esa hora había sido una tortura, pero pudo haber sido peor. De no haber sido por aquellos bombones, habría tenido que pasar tiempo con cada uno de ellos o un par de días más con el grupo entero. No lo habría soportado.
—¿Estás listo? —le preguntó Gucci.
Eran cerca de las cinco de la tarde, la hora en la que iniciarían la emboscada. Se encontraban en una camioneta negra a una cuadra de la Central y tenían varias más distribuidas en toda la zona.
—Nací listo —contestó sin dudar.
Estaba vestido con un lindo suéter celeste, algo que su personaje usaría; no obstante, debajo llevaba el traje que Jihyo había creado para ellos. Este era negro, ligero, antibalas y perfecto para transformarse sin preocuparse por su desnudez. Además, gracias a las armas que habían adquirido con Mina, su equipo se encontraba mejor equipado que nunca.
—Bien —respondió el león mientras terminaba de instalar el programa que cortaría la electricidad en la ciudad—. Ve con cuidado —le susurró a su mejor amigo.
—Todo saldrá bien —lo reconfortó el Omega—. Confía en mí.
—Eres a quien más quiero —agregó aún entre susurros, ocultando su vulnerabilidad—, así que asegúrate de volver sano y salvo.
—Sabes que lo haré.
Entonces, ambos se unieron en un corto abrazo. Sabían que no sería el último, pero por alguna razón sentían que lo que fuese a ocurrir esa tarde cambiaría sus vidas por completo. Luego, se separaron con lentitud, sin dejar de verse a los ojos.
—Todo saldrá bien —reiteró Kitty—. Repítelo.
—Todo saldrá bien.
—Buen chico.
En ese momento, también unieron sus labios con delicadeza. Fue un impulso que no podrían explicar. Era algo entre ellos, demasiado personal como para que otros lo entendiesen.
—¿Cuándo creciste tanto? ¿Cuándo me volví yo el sensible? —bromeó Gucci.
—No lo sé... pero hablemos de eso luego. Ya son las cinco.
Los minutos que faltaban al fin se habían esfumado. Entonces, el rubio abrió la puerta del vehículo rápidamente.
—Me voy ahora —informó a su equipo mediante un audífono especialmente diseñado para la ocasión. Así, salió de golpe directo hacia la entrada de la Central.
Corrió por menos de un minuto, prendiendo su aroma lo máximo posible. Así, cuando llegó a la entrada principal, los veinte novatos ya se encontraban reunidos, esperándolo.
—¡Jimin! —exclamó Kim— ¿Pasa algo? ¿Te huelo muy asustado?
—¿Estás bien?
—¿Jimin? ¿Alguien te ha hecho daño?
Eso era lo único que podían hacer: olerlo y sentir lo que él quisiese. Sus mentes no dejaban de pensar en ese embriagante chocolate blanco y esa adictiva mermelada de fresas. Eran como máquinas dispuestas a obedecer lo que sea, esclavos de una droga exquisita. ¡Pobrecitos! No, de hecho, no.
Kitty esperó unos segundos más. Debía ser preciso. Todos debían caer al instante y no despertar.
—¿Jimin? —volvió a preguntar el novato Kim. Así, el Omega supo que ya era hora.
—Duerman —articuló con firmeza, vocalizando lo mejor que pudo y sin borrar la sonrisa que casi siempre decoraba su rostro.
Entonces, los veinte Alfas cayeron al suelo, causando un estrepitoso golpe. Había salido de acuerdo al plan.
—Ahora, chicos —dijo por el audicular—. Los lobitos han caído.
De repente, las luces de la calle, los semáforos, la iluminación de los edificios, las cámaras de seguridad y todo equipo tecnológico que no le pertenesiese a Kitty dejó de funcionar. Luego, casi en el mismo segundo, treinta camionetas negras rodearon la Central de la Policía Secreta, dándole paso al gran equipo que capturaría esta institución.
Las puertas de estos vehículos se abrieron y alrededor de ciento cincuenta cambia-formas salieron con sagacidad. Era la hora del show.
—Creí que ya me habías olvidado —susurró Jihyo al ver que la cerradura electrónica que la mantenía encerrada se apagaba—. Al parecer, debemos seguir luchando para viajar en primera clase —Acomodó su ropa y encendió los microscópicos equipos que guardaba en su cerebro. —y no dejar que nadie más entre.
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• CAZANDO A KITTY GANG: el final • [Dki/Yoonmin]
Random«Agust se dio cuenta de que había cometido un gran error: dejarlo ir. Ahora, la única solución era recuperar a Kitty Gang». •Omegaverse •Mayores de 18 •Prohibidas las adaptaciones o copias •No comparto ideas con los personajes. Solo son personajes.