Capitulo 32

65 12 4
                                    

POV Elena

Mamá me comentó que quería visitar nuevamente a la Señora Milware mañana para ver cómo estaba y le dije que la acompañaría, pero aún pienso en Yessica y su extraño comportamiento.

—Sería bueno ir a visitarla un día de estos—pienso.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Al día siguiente, estamos mi madre y yo en la casa de la Señora Milware sentadas en la sala conversando con ella sobre cosas del hogar.

—¿Les gustaría una taza de té? —pregunta la Señora Milware y nosotras contestamos que sí entonces, ella comienza a llamar a Rackham pero él no viene.

—¿Oh cómo se me olvidaba?, él pidió tener unas semanas libres debido a que está enfermo—dice y yo frunzo el ceño.

—¿Enfermo? —no pude evitar decir y ella asiente con la cabeza.

—Así es, no me explicó a detalle que era, pero dijo que no se sentía muy bien y como es un gran mayordomo además de que no le había dado vacaciones, se lo concedí.

Se levanta y nos trae una bandeja con galletas y té. Después de tomárnoslo salimos al patio trasero entonces observo los grandes árboles que están alrededor cuando vislumbro una casa de color blanco no muy lejos de aquí.

—¿Quién vivirá ahí? —digo a nadie en particular.

—Esa es la casa del Señor Rackham—dice la Señora Milware—ahora que lo pienso, ¿qué tal si le llevas un poco del té que tomamos junto con un par de ramen instantáneo que tanto le gusta? —expresa y yo contesto que sí pues, me da mucha curiosidad ver su casa.

Por consiguiente, me dirijo hacía allá con dos sobres de ramen y un termo lleno de té de jengibre siguiendo las indicaciones que me dio la Señora para así no perderme.

Llego y lo primero que veo es unas grandes letras en las paredes de color rojo que dicen fuera brujo, vete al infierno de donde saliste y otro más en la puerta que no me moleste en leer sabiendo que nada bueno sería.

Doy toques en la puerta y cuando pensé darme la vuelta la puerta se abrió mostrando a un Rackham con las mejillas rojas y ojos caídos—está muy mal—pienso.

—Hola, te traje ramen y un poco de té—le digo.

—No es buena idea que estés aquí pero...solo pasa—dice al fin y entro.

Diría que por dentro la casa es sencilla de color blanco también y busco con la mirada un retrato de su familia o no sé cualquier cosa, pero no veo nada.

—Puedes dejarlo en la mesa—articula yendo hacia los muebles para acostarse mientras que yo coloco todas las cosas ahí.

Me tomo el atrevimiento de coger una tasa que había en la mesa y llenarla de té para llevárselo—ten, esto te hará bien—expreso y él lo acepta mirándome fijamente.

—¿Cómo supiste dónde vivo? —pregunta.

—La Señora Milware me dijo—respondo y él asiente con la cabeza.

—¿Por qué viniste? —cuestiona y yo no supe que responderle exactamente—¿sabes que soy un brujo verdad? o al menos ya no, aunque...—suspira observando la tasa de té de forma pensativa.

—Ya me lo suponía pero espero que sepas que si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.

—Pero yo...

—Si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana (Isaías 1:18)—le interrumpo.

—Pero he hecho cosas...—expresa—me encomendaban atacar en viajes astrales a aquellos cristianos que no oran, no tienen comunión y que viven en pecado e igualmente en desobediencia, aunque no los podía matar, pero si sufrían por esos ataques.

Mundo espiritualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora