Capítulo 4

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Se había corrido la voz de que varios hombres del ejército habían ido hacia el barrio más pobre de París para implantar el orden sobre unos ciudadanos molestos por el trato tan cruel que se le estaba dando de tener que trabajar de sol a sol para que le recorten el suministro de comida.
Muchos de ellos no tenían nada con qué defenderse, salvo su valentía sin importarles llegar a perder sus vidas.
El ejército llega y con demasiada autoridad implantando el miedo con sus espadas afiladas y armas de fuego se enfrentan a los más desfavorecidos.
Mallori había llegado al lugar donde cientos de ciudadanos están en fila indignados, intentando enfrentar al ejército a base de palabras o como mucho con cacerolas y palos de madera o cualquier objeto que hayan podido obtener para poder decir basta.

En mitad de la multitud, Mallori fue abriéndose paso sujetando su espada. Sabía del riesgo al cual se está exponiendo, pero todo lo hacía por defender a los más inocentes.
Poniéndose en primera fila, Mallori no duda en mostrar su espada y empezar a pelear con uno de los hombres del ejército.
Escondidos entre los allí presentes, varios de los bandoleros salen de sus escondites para comenzar a pelear con los hombres del ejército. Inmediatamente, los pocos hombres que se encuentran allí, agarran herramientas del trabajo y sin dudarlo comienzan también a pelear consiguiendo de que sean los hombres del ejército quién salgan huyendo.
Sintiéndose victoriosos, comienzan a celebrarlo mientras que Mallori trata de huir siente una mano puesta en su hombro haciendo que se pare de golpe.
Su pulso se acelera, y aunque trata de salir corriendo no puede, la voz del líder del grupo hace de que se volteé y se encuentre nuevamente con una mirada negra que tan entusiasmada la tiene.
Tomando de nuevo el control y su seguridad, Mallori niega con su cabeza y se marcha.
Por supuesto, no lo iba a tener fácil, Nick había estado presenciando como pelea y lo que más orgullo le daba era por la causa que lo hacía.

— Ven, tenemos que celebrar una nueva victoria. — Dándole un pequeño golpe en su espalda Nick empuja a Mallori hasta llegar a sus caballos donde en un salto se suben y rápidamente desaparecen.

Mallori estaba asustada, pues ella no iba a imaginar en verse en esa situación subida a lomos de su caballo siendo rodeada por varios hombres haciéndose pasar por un hombre, siendo consciente del  peligro que corre en el caso de que lleguen a enterarse que en realidad es una mujer.
Siguió cabalgando junto a los bandoleros hasta llegar a un refugio escondido en una montaña lejos de la ciudad.
Agotada, Mallori se baja del caballo y respirando aire puro a la vez que mira al cielo rezando para no ser descubierta.
Intranquila, habla con uno de los bandoleros los cuales la miran con desconfianza.
Incluso Simón que es el más viejo de todos es el que se atreve a reclamarle a Nick por haber traído a un extraño.

Mallori siente todas las miradas de los hombres puestas en ella. Traga con dificultad sintiéndose como un pequeño ratón a punto de caer en la trampa.

— No temas, ellos solo desconfían cuando se trata de otra persona. No vamos a revelarte nada de nosotros, pero quería reunirme contigo para decirte que siempre que nos necesites esteremos luchando a tu lado apoyándote para que de una vez por todas se haga justicia. — Yannick habla serio pero transmitiendo confianza y más seguridad a Mallori, ver en su mirada oscura un brillo de esperanza haciendo que ella misma se sienta orgullosa por lo que hace.
Carraspeando su voz para ponerla más grave, Mallori agradece el detalle a Yannick haciéndole prometer que no dirá nada sobre ellos.

— Confiamos en tí muchacho, y espero por las buenas que no hables de nosotros o lo vas a lamentar. — René con una daga en la mano se la pone en la garganta en modo de advertencia.

Mallori niega jurando de no abrir la boca pues ella misma tiene tanto o más que perder que ellos.

— Ahora vete muchacho. — Dándole un pequeño empujón para que se marche, Mallori entiende la señal y no duda en subirse a su caballo y empezar de nuevo a cabalgar rumbo a la ciudad donde antes de llegar y asegurándose de que nadie la ve, se esconde en un lugar oscuro para cambiarse de ropa y volver a ser mujer.
Sonríe, su pecho se alza orgullosa por haber ido en contra de las reglas, por haber arriesgado su vida bajo un disfraz.
Por primera vez en mucho tiempo Mallori se sentía completa, con fuerza y valentía demostrándose a sí misma que debe de ir en contra de las normas si desea ponerse a ella misma sus propios límites.

EL SENTIMIENTO DEL NOBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora