🍃.10.

1K 113 11
                                    

—Levi, alguien vino a verte. —la voz de Peik Lin le despierta, haciéndole recordar donde estaba y como se sentía. Era, si no mal recordaba, el tercer día en cama. No había querido comer nada, ni siquiera cuando las gemelas le llevaron la cena. Sabía que estaba comportándose de una forma estúpida, quizás, pero no podía actuar como siempre. Era como si estuviera perdido, flotando en la nada con un enorme dolor en su corazón.

Levi quería regresar a casa, quería que su madre le preparara de esas sopas mágicas que parecían resolver todo pero que sólo eran agua con sal y verduras. Quería volver al trabajo, mantener su mente ocupada mientras veía como abrían a una persona para salvarle la vida. Quería saber si todo lo que había leído de aquello papeles en la fiesta de Araminta eran verdad, aunque le doliera, y quería por sobre todo, que ver a Nico no fuera un pensamiento tan doloroso. Cada que pensaba en él, o que parecía querer volver a verlo o escucharlo, algo le detenía. Estaba asustado, no sabía que diría Nico, y todo lo que venía a su mente acompañado con él, era su madre.

¡Todo! En realidad, esos días en Corea realmente habían sido una pesadilla. Habían pasado más cosas malas que buenas, si lo pensaba bien. Cada que creía que daba un paso al frente, le lanzaban a la linea de inicio. Él realmente había creído que podría con eso, que saldría de allí entero y triunfante, pero lo último había sido un golpe duro. De repente había sentido que toda su vida era una mentira. Incluso había pensado que la relación con Nico era una mentira, algo falso, y eso le dolió bastante. Pero es que, antes de ese viaje, creía que lo conocía aunque fuera un poco. Ahora era un completo extraño para él.

—No quiero verlo. —Levi dice pensando que es Nico.

—No es Nico. —su amiga dice, dejando pasar a la persona al otro lado de la puerta.

—¡Mamá! —Schmitt se sorprende y salta de la cama, lanzándose a los brazos de su madre. Se siente como si tuviera seis años de nuevo, cuando regresó de la escuela en su primer día en primaria, sólo queriendo ver a su madre y que le abrazara para que le dijera que no debía volver más nunca a ese lugar. Lo último no pasó.

[…]

—Siempre has sido fuerte Levi, aunque no lo creas. —su madre le dice luego de haberle contado todo lo que había pasado esos días. Incluso el pez. —Superarás esto. —ella asegura mientras peina su desordenado cabello sin lavar. Ambos están sentados en el borde de la cama, con la cabeza de Levi en el hombro de su madre mientras ella le abraza.

—¿Por qué nunca me dijiste sobre mi padre? —él pregunta, por qué debe hacerlo ahora. Cuando llegó a ese punto en la historia, su madre palideció e hizo una expresión de pánico que jamás había visto en ella. Como si la hubieran atrapado cometiendo un crimen. Aún así, mantuvo la calma y le lleno de palabras alentadoras y amables llenas de amor.

—No estoy orgullosa de mi pasado. —su madre inicia, mirándole a los ojos ahora que están sentados uno frente al otro. —Nunca pensé en revelarte esto porque quería sólo olvidarlo, y pensé que sería lo mejor para mi, para ti y para todos. —entonces ella le cuenta de cuando era joven y tonta, explicando que la persona de la que creía estaba enamorada, resultó ser un hombre abusivo. Ella había escapado de casa con él, por lo que había perdido contacto con su familia.

Fue un tiempo muy difícil para ella cuando descubrió esta personalidad agresiva de la persona que había amado, pero logró librarse de él cuando cometió un delito y la policía lo atrapó. Entonces ella se vio en problemas, no podía regresar a casa luego de lo que había hecho, menos en el estado en que estaba.

Había descubierto que estaba embarazada, y sabía que si su familia se enteraba de todo lo que había pasado hasta ese momento, le harían abandonar al bebé. Era joven, estaba sola y embarazada, pero entonces conoció a alguien que la ayudó. Erik, a quien Levi conocía como su padre.

Locamente millonarios. [schmico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora