Capítulo 14

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¡Lean las notas finales porfa! <3

—¿Te la dio Sehun?—su ceño se frunció, y la voz se le bañó radicalmente de un matiz de confusión.

—Emm… ¡No! Quiero decir que Sehun te dejó la rosa a ti, es para ti—dije, mientras sentía que la fierecilla pataleaba y gritaba ¡Mía, mía, mía!

—¿Hizo eso?—su semblante cambió de nuevo y se volvió tierno y dulce, como era— Aww, qué lindo es—se acercó a la rosa y la tomó para luego percibir su aroma—. Tengo que ponerla en agua—sonrió y yo suspiré, aliviado y con pesar.

Aliviado porque había salido del lío que por poco y se iba a armar, y con pesar porque la rosa ahora estaba en las manos equivocadas, que irónicamente eran en las que deberían de estar.

Me senté en una de las sillas del pretil mientras veía cómo Taeyeon sumergía el tallo de la rosa en el agua de un florero pequeño.

—¿Y qué tal tu día con Minseok?—preguntó mi amiga.

—Genial—musité con aplomo.

—Ay pero lo dices como si no te hubiera gustado—su aguda voz se acercó cuando ella se sentó a mi lado.

—No, es que estoy cansado, ya me conoces—sonreí.

—No es justo, ¿sabes?—dijo.

—¿Qué cosa?—la miré.

—Que no pueda pasar tiempo contigo. Dios, ¡eres mi mejor amigo y casi ni hablamos! Yo con mi trabajo y con… Sehun.

—Pero Tae, vivimos en el mismo departamento, como queríamos desde pequeños, ¿recuerdas?

—Sí—sonrió—, y aun así casi ni te veo. No es justo.

—Está bien. Tenemos los domingos—dije.

—Un día de siete—hizo un mohín.

—Me gustaría pasar más tiempo contigo, Tae; como cuando éramos niños, pero ya no lo somos. Tú tienes trabajo y yo muchas cosas que hacer. Pero al menos lo compartimos y eso es lo que cuenta.

—Me siento muy afortunada, ¿sabes?—suspiró— Tengo el mejor amigo del mundo y el novio más apuesto del planeta—rió—. Además del trabajo que quería—agregó.

No sabía por qué me sentí culpable cuando ella dijo “el mejor amigo del mundo” y celoso cuando dijo “el novio más apuesto del planeta”.

Sonreí y la abracé. Si había un amigo excelente, esa era Taeyeon. No yo.

—Tengo que dormir, Tae—dije.

—¡Ay, no!—exclamó, como niña pequeña— ¿No vas a cenar?

—Estoy cansado.

—¡Vamos! Cena conmigo, ya van varias veces que me dejas cenando sola—hizo un puchero y me reí.

—Está bien. ¿Qué cenamos?

La sonrisa de Taeyeon se expandió alegre por su rostro.

Miré a través de la ventana el cielo completamente oscurecido y conté las escasas estrellas que había esa noche. Miré luego el reloj, iba a ser la una treinta de la mañana y yo aún no podía dormir. Me acurruqué entre la cobija y suspiré.

No podía seguir ignorando a la fierecilla dentro de mí, porque sus pensamientos ya no iban en total desacuerdo con los míos. Pero aún conservaba un poco de cordura en alguna parte de mi cabeza que me decía que no podía enamorarme de Sehun. Era tan intocable como el fuego bajo la sartén, tan prohibido como romper alguna ley de la constitución; era el novio de mi mejor amiga, y yo debía de brincar hacía atrás los pasos que no debí de caminar.

Manual de lo prohibido «hunhan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora