Doble act sorpresa :)
Tras el escritorio de roble, había una señora con el pelo cobrizo, lacio hasta los hombros. Los ojos remarcados con lápiz negro y los labios pintados de un rosa pálido.
—Pasa, corazón –dijo amable—. ¿Dónde está el señor Park? –preguntó al notar que venía solo.
—Lo mismo me pregunto. Salió casi corriendo hacía el pasillo continuo –me encogí de hombros y ella rió.
—Bueno, muéstrame el trabajo que hicieron –me hizo un gesto con la mano para que me acercara y me sentara en una de las sillas frente a su escritorio.
Caminé hasta ella y me senté, entregándole el sobre de fotografías. Ella las sacó del sobre y comenzó a mirarlas.
¿A dónde habrá ido Chanyeol? ¿Qué era tan importante como para dejarme solo en esto? A menos de que fuera algo de lo que no quería que me enterara. Sacudí levemente la cabeza. Me estaba volviendo un paranoico. Pero Chanyeol me daría una explicación.
Posé mi vista en la placa de metal dorado que estaba frente a mí y la leí pasivamente. Park SooYoung, Editora de la “Notes”. Mantuve mi vista sobre la placa, mientras que la señora Park revisaba las fotografías y asentía en gesto de conformidad.
—Son muy buenas fotografías –dijo y luego me sonrió—. Hacen un muy buen trabajo –abrió su cajón derecho y sacó de allí un recibo. Garabateó en él con un bolígrafo y luego me lo pasó—. Dile a Amber que te selle esto y que te diga dónde cobrarlo.
Miré el papel, era el pago por nuestro trabajo. Las cejas se me elevaron al ver la cantidad.
—Fue un placer trabajar con ustedes –se levantó y yo hice lo mismo, luego me tendió la mano.
—Igualmente –le sonreí.
Salí de aquella oficina y al salir vi a Chanyeol, que apenas venía llegando.
—¿Ya pasaste? –me preguntó.
Asentí con la cabeza una sola vez y luego me giré hacía Amber.
—¿Podrías…?
—Oh, claro –tomó el papel y lo selló y luego de firmarlo también me lo devolvió—. Lo cobras al fondo del otro pasillo –me regaló una sonrisa con sus potentes labios rojos.
—Gracias.
Chanyeol se acercó y tomó el papel.
—¡Vaya! ¿Todo eso para nosotros? –dijo, mirando la cantidad que nos pagarían.
—La mitad para cada quien –reí, mientras caminábamos hacía el pasillo opuesto—. Por cierto, ¿a dónde fuiste?
—¿Eh? –conocía esa expresión de desentendimiento que ponía cada vez que no quería decir algo.
Entonces la incertidumbre me recorrió el cuerpo.
—¿A dónde fuiste, Chanyeol? –lo miré, parando mi caminar.
—Ah… saludar –se encogió de hombros.
—¿A saludar a quién? –fruncí el ceño.
—A una persona con la que ya me había topado antes.
—¿Tiene que ver conmigo? –por un segundo, lo que dura un latido, Sehun pasó por mi pensamiento.
—Esa persona jamás te ha visto –dijo, ya más calmado e hizo que me calmara también—. Anda, ya vamos por nuestro pago –me instó a seguir caminando hacía el siguiente cubículo.
No sabía por qué, pero la incertidumbre no se iba. Algo me decía que todo eso tenía que ver conmigo. O a lo mejor, de verdad me estaba convirtiendo en un paranoico. No quería hacerme falsas ilusiones en que a lo mejor, Sehun también tuviera que ver en esto; pero era algo ilógico. Sehun estaba muy lejos y Chanyeol ni siquiera lo conocía más que en fotos.
Cobramos nuestro dinero y lo repartimos mitad y mitad, luego Chanyeol me llevó a casa en donde las especulaciones continuaron.
Era un terco, si Chanyeol me conocía bien sabría que no me iba a dar muy fácil por vencido y que no me iba a quedar de brazos cruzados; además de que era un completo curioso igual que… Sehun. Era inevitable no traerlo a mi pensamiento, vivía allí día y noche y no podía bloquearlo. Pero todo esto sólo se enredaba con tantos nombres, de por sí, eran ya suficientes.
La noche llegó rápido, pero no dispersó mis pensamientos. Tenía que separar todas las cosas que se enredaban en mi cabeza y saber en qué se relacionaban una con la otra. Sehun y la canción, Chanyeol y su misteriosa desaparición en la mañana, Sehun, Chanyeol.
Suspiré y me asomé por la ventana, el cielo oscurecido sostenía un cuarto menguante en lo alto y tuve que pensar en Sehun, una vez más. ¿Dónde estaba? Deseaba tener una señal, un lugar, lo que sea. Quería que alguien me dijera que lo había visto, que estaba bien, quería saber cualquier cosa. Pensarlo me hacía recordarlo, a poco más de un mes de haber regresado, tenía su recuerdo nítido en mi mente: sus bellos ojos avellana brillando con luz propia, su cabello perfectamente peinado y castaño, tan suave como espuma en los dedos, sus sonrisas tan mágicas y sus labios… deliciosos.
Suspiré de nuevo y me puse a pensar en Chanyeol, ya que si seguía dándole luz verde a los pensamientos de Sehun, se me iría toda la noche y terminaría llorando. Volví a concentrarme en el asunto de Chanyeol entonces, recordé lo que me contestó cuando le pregunté si aquella persona tenía que ver conmigo: “Esa persona jamás te ha visto”. A Chanyeol no le gustaba mentir a sus amigos, pero cuando no quería decir algo daba una respuesta real pero no acertada. Abrí los ojos de par en par. Entonces aquello sí tenía que ver conmigo, podía apostar a que sí. Pero… ¿de qué forma? Aquella persona tenía que ver conmigo, pero jamás me había visto… todo era tan confuso.
Volví a mirar la luna, Sehun, Sehun, Sehun. ¿Dónde estás? ¿Estará pensando en mí? Me reí, no podía siquiera alejar un minuto mis pensamientos de él. Ya debería de saberlo, es como pedirle a un manzano que no produzca ya sus frutos.
Como sea, tarde o temprano tenía que enterarme de lo que Chanyeol tramaba; sólo que esperaba que no fuera demasiado tarde.
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Manual de lo prohibido «hunhan»
RomanceFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, act...