控制 - control

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Despertando mientras sientes la suavidad de las sábanas bajo tu cuerpo y la calidez reconfortante que emana la habitación, empiezas a echarle un vistazo a tu alrededor.

Una sensación de dolor punzante y pesadez persiste en tu cuerpo, así recordándote los últimos eventos de los que fuiste consciente con anterioridad.

Suspiras, intentando reincorporarte con sencillez, pero — sorprendentemente — una fuerte mano en tu hombro te detiene con una inusual delicadeza. Girándote y encontrándote con una intensa y decidida mirada de la Zenin, sus ojos reflejando una mezcla de alivio y preocupación — un destello que no habías notado hasta ahora —.

— ¿Qué piensas qué estás haciendo? — dice la peliverde, con un tono que tampoco logras distinguir.

— Lo siento — murmuras, sin romper el contacto visual, sus orbes castaños totalmente fijos en ti —, así que supongo fue agotador — continúas.

Maki asintió. — No estaba segura de la cantidad de energía maldita que tienes, algo impresionante escuchar al Fushiguro hablar de ti — relajó su expresión —, no deberías hacerlo regularmente.

Nuevamente te sorprendiste, mirándola recomponerse en el sillón a un lado tuyo.

Maki nunca fue de las que expresaran sus sentimientos abiertamente, sin embargo, en la mayoría de los casos, ella jamás tuvo problema alguno en hacértelos saber, pero esto era nuevo. Ella lucía preocupada por ti, un pequeño gesto delicado de su parte que probablemente intentaba ocultar.

— Claro, — asentiste, dándole una pequeña sonrisa — sólo era algo nuevo.

Antes de que pudieras decir algo más, la puerta se abrió estruendosamente.

— ¡____, finalmente! — cantó un Gojō entusiasmado — ¡Es alucinante el lujo de detalles que me dieron los de primero!

Lo miraste, suspirando profundamente.

Gojō era la persona con mayor información de tu técnica maldita, después de todo te transferiste a Tokio por él, y en el último año fue quién se hizo cargo de tu entrenamiento respecto a eso. Siempre fue entusiasmado por aprender más de ella y desarrollar el potencial que tenía, algo así como con Yuta. Ambos le debían mucho.

— Así que, ¿lo hiciste polvito? — se acercó juguetonamente interesado, sólo entablando charla trivial.

— ¡No era de tercer grado! — respondiste en queja, tensa por saber qué seguramente el profesor ya lo sabía.

— ¡Pero claro qué no! — soltó despreocupadamente, divertido por punzar tus cabales —, si fuera de tercer grado sólo hubiera ido Megumi

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— ¡Pero claro qué no! — soltó despreocupadamente, divertido por punzar tus cabales —, si fuera de tercer grado sólo hubiera ido Megumi.

— ¿Así que la envió inadvertidamente a una maldición de primer grado sólo para probar qué podía hacerlo? — chistó tu novia.

Ding dong, Zenin — aplaudió el peliblanco sonriente.

— ¿Por qué no sólo hacerlo saber? — murmuraste, ligeramente frustrada.

— Qué aguafiestas, tiene que ser divertido, ____ — aclaró Satoru, acomodándose para quedar frente a ti, y aunque no podías ver sus ojos, un reluciente destello se desprendía de ellos —, pero todo esto... acaba de ser fascinante.

El profesor Gojo veía un nuevo porvenir dentro de la hechicería, aún lo mantenía para sí mismo, esencialmente lejos de los grandes mandos, pero tus técnicas rituales estaban a punto de declararse de un nivel más superior de lo que él imaginaba.

Una situación peligrosa a la que tendría que mantenerle un ojo de cerca.

La de lentes y tú compartieron una mirada desconcertada ante lo dicho por el peliblanco, él simple y despreocupadamente levantándose de su sitio en dirección a la salida.

— ¡Bien, Shoko estará aquí pronto, chicas! — se despidió con una mano.

— Siempre ha sido un raro — habló Maki, sin prestarle mucha atención.

Reíste. — Estoy de acuerdo, ven aquí — palmeaste un pequeño sitio junto a ti en las sábanas, observándola sorprenderse.

— Ieiri entrará por la puerta en cualquier momento — respondió, pero insististe vagamente.

Pronto se hundió a tu lado, sus fuertes brazos — que te volvían loca — tomándote delicadamente de los costados para acurrucarte a ella, un gesto que  — una vez más — logró derretir tu corazón.

Una sonrisa expandiéndose en tu rostro, olvidándote de lo que rodeaba tu mente, simplemente pensando en ella.

— Puedo ver que sonríes — soltó.

— Me gustan tus atenciones — declaraste por lo bajo, tomando una pausa —, no estoy segura de si esperaba esta reacción después de esto.

Maki frunció los labios. — ¿Una reprimenda?

Asentiste. — Eso sueles hacer, cariño.

— Eres muy descuidada — declaró.

— Sólo son débiles rasguños — dijiste, restándole importancia.

— ¿Esto también lo sería? — un tono divertido salió de ella, su mirada buscando la tuya una vez más — Ese rasguño en tu cabeza dice lo contrario, parece que necesita mejorar.

Ahora era momento de fruncir tus labios, recordando el fino hilo de sangre que se desprendía de él, causado por algún bloque del concreto que hizo volar el espíritu maldito.

Zenin-senpai.

— ¿Ahora me llamas así? — frunció el ceño.

— Siento preocuparte.

Maki se detuvo un instante, analizando tus facciones sin prisa.

— No hace falta que te disculpes, — comenzó, su mano instintivamente tomando tu mentón —, que no haya próxima vez.

Su cercanía haciéndote sentir nerviosa, la más alta era una persona sincera, una de sus cualidades que tanto apreciabas de su compañía y lo que hacía quererla profundamente.

Demasiado rápido percatándote de tus propios pensamientos, no logrando evitar ese casi imperceptible tono en tu rostro, realizándote y encontrando el suyo, sólo para mirarla observarte ya.

— ¿En qué piensas? — preguntó neutra, aunque por un instante creyendo jurar que ella ya te había leído la mente con sólo mirarte a los ojos.

— Nada en particular — murmuraste vagamente, hundiéndote en su hombro izquierdo.

Ella asintió restándole importancia, ignorando sobre el pensamiento de que no era el momento, pero pronto recordando algo importante.

— En unos días será el evento de intercambio — mencionó —, necesitas recuperarte, serán días díficiles.

— Estaré bien, pronto entrenaré con normalidad — respondiste suavemente.

La peliverde dejó salir un asentimiento, luego moviéndose a un costado.

— Mai estará allí — dejó ir.

Rendida, respondiste — Deberíamos ocuparnos de eso — luego un suspiro dejando tus labios —, tengo la sensación de que no será bueno.

— Me parece que Kugisaki tampoco es consciente de ello.

Reíste. — ¿Piensas que no es obvio? — preguntaste, pensándolo.

Si bien con el poco tiempo que llevas conociendo a Nobara, nunca ha surgido la interrogante sobre ustedes. Quizá pareciendo un buen equipo, pero vamos, todos saben que Maki es intimidante.

— Ella parece flechada por ti después de ver lo fuerte que eres — se burló.

— ¿Eso crees? — la miraste, y ella a ti. Un juego de miradas espontáneo.

Maki chistó, un brillo en sus ojos que — nuevamente — tampoco habías visto antes.

Maki Zen'inDonde viven las historias. Descúbrelo ahora