El sol se dislumbraba en grandes destellos amarillentos y naranjescos sobre la luz del cielo, podías verlos reflejados sobre el enorme patio en el que te situabas entrenando junto a la chica alta que tanto te gustaba, Maki.
— Adoro tus pasatiempos pero justo ahora tú y yo deberíamos estar teniendo una cita — dijiste mientras reías con tranquilidad, sintiéndote un poco exhausta.
Era el día libre de ambas, cuando te levantaste por la mañana creíste que pasarías la tarde descansando o saliendo a disfrutar el aire fresco del verano a algún sitio. Sin embargo, la de cabellos verdes oscuros tenía otros planes y éstos te incluían a ti; ella realmente había decidido que ambas entrenarían juntas desde la primera hora y por alguna despreocupada razón, terminaste cediendo.
Claro, adorabas entrenar junto a ella, pero lo hacías más si ambas estuviesen pasando el día en una bella cita en la que irían a comer a un cómodo restaurante o incluso si sólo se quedaban acurrucadas la una con la otra mirando películas hasta tarde.
Ella se detuvo. — Está bien, tengamos una — respondió mirándote mientras se apoyaba en la tira de madera que sostenía en su brazo.
Tus ojos brillaron. — ¿La cita?
Ella asintió con una sonrisa asomándose en su rostro, tú acercándote rápidamente a ella para depositar un suave beso en su mejilla.
— Gracias, cariño — dijiste antes de irte del sitio en dirección a tu habitación.
Cuando llegaste no hiciste más que irte despojando de tus prendas para tomar una ducha y alistarte para salir junto a Maki. El que ella finalmente haya decidido que ambas salieran por ahí te estaba emocionando, apreciabas cada momento que tenían en las que sólo eran ella y tú, nadie más.
Después de sentir el agua correr a través de tu cuerpo, cerraste el grifo y comenzaste a alistarte para salir, cogiendo algunas prendas qué te hicieran sentir la cálida brisa como una agradable blusa de botones y unas sandalias.
En un par de minutos finalmente estuviste, abandonando tu habitación y yendo a la de Maki que sólo estaba a unos cuántos pasos. Ella ya estaba allí, esperando a por ti para partir a su cita.
— Maki — saludaste suavemente.
Levantó su vista, nuevamente con esa sonrisa en ella, también estirando su mano para que la tomaras con la tuya y así lo hiciste.
Caminaron tranquilamente a la salida del colegio de chamanes de Tokio mientras decidían el lugar en que pasarían la tarde, pero una voz las detuvo.
— ¡____! — se escuchó la voz masculina de alguien canturrear.
Giraste, encontrándote nada más y nada menos que con Gojō Satoru, desprendiendo aquella vibra tan libre (y eufórica) que emitía su presencia.
— Antes que desaparezcas junto a la Zen'in el resto de la tarde — empezó a decir —, quería decirte que mañana tienes una misión especial junto a los de primero.
Te encogiste de hombros. — Ya veo, checaré el tablero por la noche.
— Por supuesto, — sonrió ampliamente — aunque ____, tengo que decirte que Megumi debería estar contento de volver a trabajar contigo — te guiñó (o lo que supones que fue) un ojo.
Tu expresión se suavizó al oírlo decir eso, aunque ciertamente fue extraño de mencionar; de cualquier forma a ti también te ponía contenta trabajar junto a alguien tan preparado y dinámico como Megumi, era un buen compañero y un agradable chico, aunque fuera de ello, también te alegraba volver a trabajar junto a Nobara.
De hecho, eras buena amiga de la castaña y ambas suelen pasar el tiempo junto al azabache detrás de ustedes.
— Bien, de igual forma, Maki y yo debemos irnos, ¿cierto?
Ella que se había mantenido fuera de la conversación como una simple espectadora y oyente, asintió.
Satoru sonrió de emoción. — ¡Son tan lindas juntas!
— Suficiente, vámonos — dijo la de lentes antes de que el peliblanco siguiera parloteando sobre quién sabe qué, comenzando a caminar de nuevo mientras sostenía tu mano.
Sin embargo, notaste ese ligero y casi inexistente rubor en su rostro, pareciéndote lo más bello. Reíste un poco mientras comenzabas a agitar tu palma para despedirte despreocupadamente del albino.
— ¡Suerte, Kamo!
Eso fue lo último que escuchaste salir de los labios de Satoru, tu reconocible apellido.
ESTÁS LEYENDO
Maki Zen'in
Altele"Te quiero, Maki. Aún si eso implica qué yo deba dejar la familia Kamo por la Zen'in". Ella te miraba, un brillo reflejado en sus ojos junto a esa cálida sensación que te hacía florecer. Maki Zen'in (禪院真希, Zen'in Maki) y lectora.