"Te quiero, Maki. Aún si eso implica qué yo deba dejar la familia Kamo por la Zen'in".
Ella te miraba, un brillo reflejado en sus ojos junto a esa cálida sensación que te hacía florecer.
Maki Zen'in (禪院真希, Zen'in Maki) y lectora.
Probablemente la época del otoño se acercaba, la caída de las hojas en tonalidades ámbar que mirabas a través del cristal de la ventana te lo hacían saber con certeza.
— _____ Kamo — la fuerte voz de la figura masculina sentada imponentemente frente a ti te hizo voltear tu mirada.
— Señor.
— Así que, ¿el Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Kioto? — dijo el hombre líder del clan — ¿Estás siguiendo los pasos de Noritoshi? — rió.
Antes de que siquiera pudieras pronunciar palabra alguna a sus cuestiones, él se adelantó.
— Te lo concederé — afirmó seriamente —, me gustaría señalarte una vez más que sólo eres una simple mujer sin importancia, pero estaría equivocado.
Inevitablemente sentiste náuseas al escucharle hablar de manera tan despectiva, sin embargo, ésto no era nada nuevo dentro de la familia y no podías hacer nada más que guardar silencio y restarle importancia. Pronto también sintiendo un escalofrío recorrer tu espalda a lo siguiente que el hombre pronunció.
— Y yo nunca me equivoco — chistó con un semblante serio, su mirada penetrándote lo más profundo de tu alma — Qué desagradable.
Siguió. — No sólo tuviste la fortuna de heredar la técnica familiar, si no también obtuviste una técnica innata...
— Sí, señor — dijiste, siendo lo único que podía salir de tu boca en ese momento.
— Un desperdicio, — se detuvo un momento, dejando salir un sonoro suspiro burlón — por que eso será lo único por lo que destaques.
El hombre soltó una fuerte carcajada. — Bien. Ahora sal de aquí.
Asentiste, realizando una pequeña reverencia para finalmente salir de manera apresurada de aquella sala. Definitivamente, lidiar con la cabeza del clan no era la mejor situación, pero tuviste que hacerlo si realmente querías destacar dentro del mundo de la hechicería y asegurar una mejor vida (técnicamente), empezando por solicitar unirte a uno de los colegios de chamanes para formarte como uno, específicamente al de la ciudad de Kioto.
Para tu suerte, el hombre líder accedió más pronto de lo que pensabas, quizá confiando que quedarías bajo la vigila de tu hermano tan sólo un año mayor que tú, Noritoshi, que comenzaba a cursar el segundo año dentro de la misma institución y quién sería la próxima cabeza del clan.
Continuaste caminando por el recinto hasta entrar en una de las salas que usualmente se usaba como área común en la familia, ingresaste y estaba vacía, justo como lo necesitabas.
Expulsaste el aire en tus pulmones, tomándote un tiempo para volver a respirar correctamente con el fin de librar la tensión que aún sentías en el cuerpo debido a la anterior charla sombría con el superior.
Pronto dándote cuenta que no eras la única allí.
— ¿Estás segura de hacerlo? — oíste aquella tenue voz, reconociéndola al instante.
— Noritoshi — llamaste, mirándolo aparecer detrás de una viga de la que se sostenía con su típico semblante apagado.
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— ¿Estás segura de lo que estás haciendo, ____? — te volvió a preguntar, suspiraste nuevamente.
— Debo de hacer esto.
Viste su cuerpo tensarse ante tus palabras. — Sabes que él sólo aceptó para dejarte a tu suerte, ¿no es así?
Apretaste tus manos, claro que lo sabías. El jodido líder del clan había optado por quitarse una carga de encima, y aunque el hombre tenía "aptitudes correctas" de acuerdo al cargo que llevaba en sus hombros e incluso siempre veía por el bien de la familia, la suma importancia de la posición social que el clan debía de mantener no cambiaba nada, y ni hablar del desprecio hacia las mujeres chamanes que vivían generación tras generación dentro de la misma.
— Aún así debo hacerlo, Noritoshi — respondiste suavemente.
Noritoshi veía lo complicado que iba a ser hacerte cambiar de opinión, sobre todo sin levantar un escándalo, algo en lo cual ambos (de tendencias a pasar desapercibidos) estaban en completo desacuerdo. En su lugar, se mantuvo en silencio mientras finalmente se dirigía a la salida de la sala, deteniéndose al llegar al marco de la entrada.
— Debes encontrarte con Utahime Iori en la sexta avenida por la mañana, es profesora del colegio. Nos vemos, imohto.