Sinsajo: "Nadie me necesita" | Peeta's P.o.v

Prefacio

Después de la explosión que la flecha de Katniss causó, me encontraba en el suelo. No escuchaba nada, es como si hubiera perdido el sentido de la audición. Katniss, la chica que me había robado el corazón, se encontraba a unos 30 metros de mí. Veía su cuerpo a través de los arbustos, estorbaban la vista, pero ahí estaba. Intenté levantarme para ir a su lado, pero no lo logré. Se escapó de mis labios una queja de dolor, aparté con dificultad los arbustos y tuve una mejor visión de ella; Su cabello oscuro parecía haberse manchado con sangre, o quizás simplemente era el reflejo del fuego y la luz que entraba por el hueco que había creado en la explosión. Dios, tenía una herida muy profunda en el brazo, la sangre corría a chorros por este.

Lo volví a intentar, me arrastré como pude hacia donde ella estaba, murmurando con dificultad su nombre. Ahí es cuando vi el aerodeslizador acercarse hacia donde ella estaba, de seguro buscando su cadáver. No, ella no podía estar muerta, ¿o sí?. Me arrastré con más velocidad, esta vez utilizando mis dos brazos. Pero ya no pude hacer nada cuando mi cuerpo dejó de responderme. Estaba acostado en la tierra, con Katniss a unos 27 metros alejada de mí, ¿enserio había avanzado tan poco?. Mi cabeza se recuesta en el suelo sin que lo quisiera, iba a morir aquí. Katniss estaría sola el resto del tiempo, pero tendría a Gale y a su familia. Mientras lentamente cerraba los ojos me imaginé el futuro que nunca iba a tener con Katniss, muerto o vivo.

En mis sueños, Katniss corre lejos de mi, intento seguirla, pero un desgarrador dolor en el brazo me obliga a desistir mi misión de alcanzarla. Simplemente la veo alejarse.

Cuando recupero la consciencia logro notar en dónde estoy, o eso creo. Puedo notar que estoy en una mesa acolchada, unos tubos se sitúan en mi brazo, el mismo brazo que en mis sueños me dolía. ¿Dónde estoy?, ¿Por qué no estoy muerto todavía?. Me obligo a mantener los ojos abiertos para no volver a quedarme dormido. Pero fallo mi cometido, al aún sentirme débil, y vuelvo a caer en un profundo sueño.

Después de un tiempo, el cual no logro descifrar; ¿habré dormido horas?, ¿días quizás?. No lo sé. Aunque no había abierto los ojos, la sensación de estar más cómodo que la última vez me hizo darme cuenta que no estaba en el mismo sitio que antes. La misma pregunta de por qué no había muerto todavía se repetía en mi cabeza una y otra vez. Con un esfuerzo sorprendente, logré abrir los ojos. Logré levantar levemente mi cabeza, y confirmé mis sospechas de que me encontraba en una  habitación diferente.

Esta habitación era más grande, con techos bajos y luz plateada. Hay dos filas de camas, unas frente a otras. Frente a mí se encontraba Beete, el cual estaba demasiado herido, o eso podría asumir debido a que demasiadas máquinas estaban conectadas a su cuerpo aún dormido, manteniéndole con vida. Giré la cabeza para intentar ubicarme, estábamos los dos solos en esa habitación. ¿Dónde están los demás?, miré a mi alrededor con dificultad, siendo cegado por la luz de la habitación de vez en cuando. ¿Dónde está Katniss?. Esa pregunta fue suficiente para levantarme de mi camilla.

Descubro que mis piernas vuelven a funcionar a mi antojo, debido a que cuando me levanto, sólo me tambaleo, pero no llego a derrumbarme en el suelo. Cuando me muevo un paso, también me doy cuenta que los tubos ya dejaron su lugar en mi brazo. Quizás ya estaban buscando la manera de ejecutarme en público junto a Katniss. Comencé a avanzar lo más silencioso que me fue posible, pero para mi sorpresa, descubrí que no había guardias. La duda de que si estaba en el Capitolio me invadió. Pero ya no importaba, debía encontrar a Katniss, y, si es que estábamos en el Capitolio, escapar de alguna forma u otra. O al menos convencer a Snow que me asesinar a sólo a mí. Ella merecía seguir con vida.

Continúo avanzando por un estrecho pasillo, hay una puerta metálica entreabierta al final, cosa que me extraña, ¿No deberían todas las puertas del capitolio estar cerradas?. Quizás Katniss ya había encontrado la forma de cruzarla. Aceleré el paso aferrándome a la esperanza de que ella ya haya cruzado este camino. Mientras más me acerco a la puerta, comienzo a descender mi velocidad, debido a que algunas voces se escuchaban al otro lado. Me apegué a la pared para intentar escuchar con mayor claridad.