₊❏❜ 🥛⋮[ labial fresa. ] ⌒⌒

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꫞𑄱𑄸🐖𝓺𝓾𝓮 𝓱𝓸𝔂 𝓷𝓸 𝓶𝓮 𝓱𝓮 𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓸 𝓶𝓪𝓺𝓾𝓲𝓵𝓵𝓪𝓳𝓮

Izuna y Madara caminaban por la sección de maquillaje en el centro comercial. A Izuna se le había acabado el esmalte de uñas tono azul eléctrico y como el caprichoso que era, había arrastrado a su nii-san con él. Madara no podía creerlo. Besó a Hashirama por su propia voluntad. Se dio cuenta de que le gustó demasiado y quería repetir la experiencia.

—Oye, Izuna.

—¿Si, nii-san? —levantó la vista de los esmaltes que estaba comparando.

—¿Qué sabor de labial crees que es mejor?

—¿Para tu primer beso? —le preguntó curioso; Madara no le iba a decir que su primer beso ya había ocurrido y con la persona que le gustaba.

—S-si.

—Aaaww, ¿quién es el afortunado? —ambos hermanos Uchiha eran gays, Izuna más orgulloso de eso que su hermano mayor.

—Hashirama... —susurró.

—¿El mismo Hashirama Senju en el que estoy pensando?

—No hay nadie que se llame igual.

—Ya sé, el hermano de Tobi. Yo creo que sí le gustará ese —señaló uno que su hermano traía en la mano.

Y Madara compró el lápiz labial rojo sabor fresa. Al día siguiente, siguió la misma rutina. Se bañó, con su shampoo de bebé; se arregló la cara con una crema que Izuna le regaló, Esteé Lauder; arregló sus ojos y se colocó una capa del labial rojo, con la esperanza de que Hashirama se fijase en él y lo besara.

Ambos hermanos Uchiha vestían de negro, Madara más gótico e Izuna más apegado a un estilo punk. Hashirama literalmente babeó cuando vio a Madara caminar como el rey de la pasarela hacia él. Tenía un labial rojo resaltando en su hermoso rostro.

—¿Compraste otro labial?

—Si.

—¿De qué sabor es?

—¿Por qué no lo adivinas? —movía los labios, con un movimiento como si fuera un bebé que toma de su biberón, con el afán de que el otro notara eso. Funcionó.

Hashirama lo sujetó. Lo besó con más pasión que el día anterior. Sus manos bajaron a las caderas del pelinegro, sujetándolo. Y Madara respondió con un leve mordisco en los labios del de ojos cafés. Se separaron por la falta de aire y con un poco de saliva. Hashirama se lamió los labios, donde había rastros del labial de su amado.

—No logro adivinarlo, ¿crees que puedes darme una oportunidad más?

—Um, seguro —se volvió a poner la pintura carmesí y se degustaron con fiereza, todos los que pasaban se juntaban a ver el espectáculo y algunas chicas tenían sangre saliendo de sus narices: claro que les gustaba ver a los dos chicos más guapos del instituto besándose.

—Senju, Uchiha, a la dirección —fue lo último que escucharon antes de separarse, jadeando y con ganas de... algo más.

Se quedaron al final de clases, limpiando. ¡Era tan injusto! Pero bueno, el director era un poco homofóbico. A la salida, Hashirama invitó a Madara a un restaurante con temática de los años 50. Madara accedió, algo tímido en comparación que cuando se besaron. Normal, muchas personas se besaban con sus amigos, no siempre la relación avanzaba a más y aquello hizo pensar al Uchiha, en una pequeña posibilidad de que el Senju sintiera algo que más que una amistad. Ese cambio era totalmente adorable para el Senju y acordaron verse en la noche.

A Madara le gustaban algunas prendas femeninas. Él decía que la ropa no tiene género, pero sí medidas y ciertos modelos adecuados para cada persona. Un vestido negro con lunares blancos, que le llegaba a la rodilla, se ceñía a su cuerpo, que tenía muy ligeras curvas, casi no se notaba. Además llevaba tacones negros y guantes blancos. Hashirama no estaría decepcionado, sabía de los gustos de moda de su amigo y lo apoyaba. Además, no negaría que le encantaba eso.

Hashirama lo recogió en su casa, prometiendo a Izuna que lo cuidaría bien. El menor era posesivo y celoso con su hermano, pues tenía miedo que Madara prefiriera a su pareja a él.

—¡Si lastiman a mi nii-san, te mato! ¡Si mi nii-san regresa borracho, te mato! ¡Si lo lastimas de cualquier modo —añadió pensando lo peor—, te mato!

—No es necesario que me sobreprotejas tanto, Izuna —el mayor sudaba una gota chibi.

—Si, no te preocupes, Izuna-kun, Madara-chan estará seguro en mis brazos.

Finalmente, Izuna accedió. Su hermano se iría a divertirse y bueno, él podía quedarse viendo la televisión, incluso prepararse palomitas. Sí, había sido bueno que Madara tuviera una cita.

𝐋𝐈𝐏𝐒𝐓𝐈𝐂𝐊 | hashimadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora