꫞𑄱𑄸🐖𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓽𝓮 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓪 𝓰𝓾𝓼𝓽𝓪𝓻
A
h, el maracuyá, conocida como la fruta de la pasión; una fruta que sirve para hacer jugo. Esta vez, Madara tenía un labial con tan peculiar sabor. Este labial, en específico, tenía un tono morado caleidoscopio. A Hashirama le gustaría. Hizo su rutina de todos los días y salió rumbo al recinto escolar. Muchas chicas gustaban de él y lo veían como todo un galán.
Pero ninguna negaría que les gustó verlo besarse con su amigo el otro día, puesto que muchas de ellas se dividían entre querer salir con él y emparejarlo con su mejor amigo. Caminó hasta su asiento en el salón y se enojó al verlo ocupado por alguien. Una chica. Pelirroja. Con dos moños y colgantes. Coqueteando con su Hashirama. Se acercó, completamente celoso de eso.
—Disculpa, ¿te estorbo? —se plantó frente a ella.
—¿Eh? —la Uzumaki lo miró confundida.
—Estás en mi sitio; ese es mi sitio, con Hashirama.
—Mada-kun... —dijo Hashirama, para luego notar el morado en los labios de su amor—. ¡Mada-kun, ¿qué te pasó en los labios?! ¿Te golpeaste?
—Estoy bien, imbécil —puso los ojos en blanco, Mito solo miraba la interacción entre ambos chicos—. Es mi labial.
—¡Woah! ¡Es muy bonito! ¿Qué sabor es?
—’Quete’.
—¿’Quete’?
—Que te importa —el moreno se deprimió como solía hacerlo, nada nuevo por lo que volvió su atención a Mito—. Ahora tú, quítate de mi lugar.
—¡Para nada, yo estoy hablando con Hashi-kun! —se defendió ella.
“¡Pero él es mío!”, quería gritar.
—Tranquilo, Mada-kun, vamos a otro asiento —Hashirama tuvo que intervenir en lo que podría convertirse en una guerra por su amor, por lo que tomó a Madara por los hombros y fueron a sentarse al frente, dejando a Mito con cara de póquer. Porque no había necesidad de una guerra por su amor, Madara lo había ganado desde hace un tiempo, y aunque Mito era una chica linda y maravillosa, no podía compararse con Madara.
—Me molesta que hables con ella. —Confesó el Uchiha, sin mirarlo a los ojos.
—Pero jamás te cambiaré por ella, Madara. Eres único para mi y nadie podría reemplazarte nunca.
—Eso no me tranquiliza para nada…
—Te traje algo. ¡Mira lo que traje! —sacó unas revistas de su mochila y a Madara le brillaron los ojos.
¡Era el libro que tanto quería leer, pero no había podido comprarlo por cuestiones de que se distraía cuando iba a las librerías! Era todo un detalle que Hashirama supiera el libro que tanto anhelaba y encima se lo comprara.
—No tenías qué hacerlo.
—¡Quise hacerlo! Sé que te encanta y te lo compré y...
Lo besó. No era su cumpleaños ni nada pero le había dado un regalo grandioso; miró de reojo la cara desencajada de Mito al verlos así. Hashirama llevó instintivamente sus manos al bien formado trasero de su amor, aunque las quitó velozmente.
—Gracias, me encanta, Hashirama.
Ambos se sentaron e intercambiaron miradas durante un buen tiempo. Entonces Hashirama volvió a abrir la boca.
—Madara, me estaba preguntando, ¿quieres tener otra cita conmigo?
—Claro que sí, Hashirama —sonrió.
—A propósito, me gustó tu sabor de labial. ¿Cuál es?
—Es maracuyá, la fruta de la pasión.
—Sabe bien —admitió.
—Nuestra cita será el fin de semana. Te llevaré a un sitio especial —le dijo cuando se despidieron, Hashirama le dio un beso en la comisura de los labios antes de verlo con tanto cariño.
—Muero de ganas. —Confesó el Uchiha.
El fin de semana llegó rápidamente; Izuna dijo que no había problema con que saliera. Él se quedaría con Kagami y Shisui para hacer una pijamada.
Hashirama estaba esperando a Madara en su auto, afuera de su casa. La verdad es que no era su auto, sino de su padre, sin embargo, el castaño ya tenía el carnet de conducir, podía tomar el carro. Subió y el viaje empezó.
—¿A dónde me llevarás, Hashirama? —preguntó.
—Es una sorpresa, Maddy.
Madara sabía que estaba enamorado. No tendía a besarse con amigos y menos a aceptar citas. Pero con Hashirama era diferente. Si lo hacía el Senju, entonces todo estaba bien, pensó, con los ojos queriendo cerrarse por el cansancio.
Después de unos minutos, Madara decidió dormirse mientras el castaño conducía. Hashirama lo había sacado de su casa casi a la una de la mañana. Despertó y lo primero que vio fue a Hashirama cerca de su rostro.
—Ya llegamos, cariño —¿desde cuándo le permitió llamarlo así?
—Espero que valga la pena el haberme levantado tan temprano, porque si no, te mato, Hashirama.
—Va, va, no te enojes. Le hace daño al bebé.
—¿Qué bebé? —fue un momento gracioso, porque Madara olvidó que no era mujer y que no había tenido relaciones con su amigo. Y que Hashirama tampoco era mujer.
—¡Yo!
—¡Eres un estúpido! —lo zarandeó por el cuello de la camisa—. ¡Casi me cago del susto, tarado!
Hashirama lo sujetó y le vendó los ojos. Para un Uchiha es un insulto que le tapen los ojos. Para Madara, más que un insulto, debía admitir que le daba miedo. Tenía un miedo inexplicable a que le arrancaran los ojos o a quedarse ciego, por lo que hacerlo subir por donde Hashirama quería fue toda una hazaña; al principio, se había negado a caminar, con la amenaza de llorar y dejar de ser su amigo, y luego, se aferró tanto a Hashirama que este casi no podía ni caminar bien.
Finalmente, el moreno lo dejó en el suelo y le quitó la venda. Lo tomó por los hombros. Estaban en un mirador. Un resplandor iluminó todo. Madara creyó que era un incendio que consumía todo, pero no.
Era el amanecer más hermoso que tuvo la oportunidad de ver. Se recargó contra el hombro de su amigo, quien a su vez, tomó su mano con la suya. Madara se dio cuenta con satisfacción de que su mano encajaba perfectamente con la de Hashirama.
—Es hermoso... Gracias, Hashirama.
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𝐋𝐈𝐏𝐒𝐓𝐈𝐂𝐊 | hashimada
Fanfiction───── ❛ 𝓁𝒾𝓅𝓈𝓉𝒾𝒸𝓀 𝑜𝓃 𝓎𝑜𝓊𝓇 𝒻𝒶𝒸𝑒 ❜ madara usa lápiz labial y hashirama es el único que puede probar su sabor Inicio: 11/06/2021 Final: 16/08/2021 Editado: 25/09/2022 ©lyzwill 2021