𝐋𝐈𝐏𝐒𝐓𝐈𝐂𝐊 | hashimada

₊❏❜ 🥛⋮[ labial durazno. ] ⌒⌒

꫞𑄱𑄸🐖𝓺𝓾𝓮 𝔂𝓪 𝓶𝓮 𝓱𝓮 𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓸 𝓮𝓵 𝓶𝓪𝓺𝓾𝓲𝓵𝓵𝓪𝓳𝓮

H

abían adoptado un niño muy hermoso y alegre. Para ellos había sido una bendición, para la mamá de Hashirama, fue una carga más, ya que solo faltaban dos semanas para la boda.

Obito tenía tres años y se portaba como un niño de cinco. Corría, jugaba, gritaba, lloraba, comía, dormía, pero también era extremadamente cariñoso y comprensivo. Se la pasaba en los brazos de Madara, a quien empezó a llamar mami.

-Mami.

-¿Qué necesitas, Obito? -tras muchos intentos fallidos, Madara se había acostumbrado a que el pequeño lo llamara así.

-¿Tú y papá se van a casal?

-Si, Obito.

-¡Qué bien! ¿Y yo qué voy a hacel?

-Eh, no sé. Pregúntale a la mamá de Hashirama.

Madara aún no podía decirle suegra, a pesar de conocerla desde hacía varios años, su orgullo menos le permitía decirle abuela de Obito. No podía decirle a su niño que le fuera a decir a su abuela.

-¡Sí!

Madara agarró su labial; era de un ligero color naranja. Se lo puso. En ese momento, entró su prometido y lo abrazó por detrás.

-¡Bastardo! ¡No te pongas detrás de mí! -le dio un codazo en las costillas.

-¡Eso me dolió, Maddy!

-Idiota. ¿Qué quieres?

-Mi mamá pensó que Obito podría llevar los anillos.

-Me parece bien. ¿Qué más?

-¿Te parece la ceremonia en un lago?

-¿Por qué no? Me agrada la idea.

-¿Y el pastel?

-Lo que quieras. Pero que no sea de chocolate -se cruzó de brazos.

-¡Pero, Maddy...! A todos les gusta el chocolate.

-Yo no soy todos, Hashirama. O si no, no me casaré contigo.

-Pero...

-Ya me oíste.

-Está bien. No chocolate. ¿Usarás un vestido? -cambió de tema-. Porque sí lo harás, mi mamá y Obito te están esperando para ir a escoger uno.

Madara lo pensó un poco. Mentiría si dijera que no quería usar un vestido. Le gustaba cómo se ajustaban a su talle. Le gustaba cómo se veía con ellos.

-Iré.

-¿Me darás un beso antes de irte? -pidió.

-No.

-¿Por qué no? -preguntó, descorazonado.

-Los besos están reservados hasta que encuentre el vestido ideal, ¿acaso no querrás verme en la boda con un vestido deslumbrante?

-Aunque no necesitas ropa para deslumbrarme con tu belleza, amor.

-¿Acaso vas a dejar que los demás pongan sus ojos en mi? -se abrazó teatralmente, como si se estuviera protegiendo de algo. Le dio un beso en la mejilla y se reunió con su pequeño hijo y la madre de su novio.

Mientras tanto, Hashirama decidió limpiar su vivienda. Ahora que no había nadie, podía poner la música (que disgusta a su novio) a todo volumen y trapear sin que le pisaran el suelo.

Su mamá estaría orgullosa de haber criado a un hombre limpio. Hashirama recordó que de niño, su mamá siempre le jalaba la oreja para que limpiara y si no lo hacía, se quedaba castigado sin poder ver a su mejor amigo.

Mientras tanto, Madara llevaba a Obito en sus brazos, todavía era algo pequeño para caminar por la calle sin que le pasara algo. Casi se cayó en una coladera.

-¿Qué vestido te gusta más, mamá? -le preguntaba cada vez que el Uchiha se detenía a observar uno.

-No lo sé, Obito.

Tras mucho observar, encontraron uno muy bonito. Era pegado al cuerpo y entubado.

-¡Te verías muy lindo en ese, mami!

-Estoy de acuerdo -dijo, la mamá de Hashirama-. Pruébatelo.

Volvieron a casa tras comprarlo. Lo único que Madara quería era hacer la cena con su novio e irse a dormir. Su suegra se despidió de ellos, prometiendo volver al día siguiente.

Cuando entraron, Hashirama ya tenía hecha la cena. Que era, como no sabía cocinar, ramen instantáneo. Obito comió con apetito.

Después de arreglarse, se subieron los tres a la cama: Hashirama abrazando a Madara, que envolvía a Obito, que tomaba de la mano a sus dos papás.

-Buenas noches, Hashi -le dio un beso en la boca, con el labial que ya se estaba borrando.

-Buenas noches, Maddy. Es sabor durazno, ¿verdad?

-Si -lo volvió a besar y se durmieron.