Caleb.
Cuando abrí mis ojos, lo primero que vi fue a Austin hablando con la enfermera que anteriormente me habia dormido. Ninguno se percataba aun de que los estaba observando hasta que débilmente carraspeé mi garganta.
—¡Caleb! —exclamó Austin acercándose— ¿Cómo te sientes?
—Bueno, no estoy en mi mejor momento.
Él rió.
—Lo sé… Escucha, tengo noticias de Kate.
—¿Cómo está ella? —pregunté tratando de sentarme en la cama, pero Austin colocó su mano en mi pecho, evitándolo.
—Tranquilo, hermano. No puedes levantarte aún.
—Austin, ¿cómo está Kate?
—Ella está bien ¿de acuerdo? La han trasladado a una habitación pero el doctor me dijo que aun no la podiamos ver. Está descansando.
De repente sentí un alivio inmenso recorrerme todo el cuerpo. Eso era todo lo que estaba esperando escuchar. Ella está bien. Kate está bien. Si algo le pasaba no me lo iba a perdonar.
—¿Quieres explicarme qué sucedió? —preguntó Austin, tomando una silla y rodándola hacia un lado de mi cama. Luego se sentó.
—Habíamos salido de una cafetería, acababamos de desayunar y entonces cuando aceleré, un camión de pronto vino hacia nosotros. El conductor había perdido el control, supongo. Y antes de que pudiera cruzar para evitarlo, lo teníamos encima. Cuando abrí mis ojos Kate estaba sentada a mi lado con su cinturón puesto y la cabeza y el costado de su cuerpo sangrándole. Lo primero que hice fue pedir que llamaran a una ambulancia. Ella estaba inconsciente, Austin. Te juro que por un momento pensé que ella…
Mi voz de pronto se quebró. Cuando la vi con sus ojos cerrados y sangrando a mi lado, pensé que iba a perderla. Austin asintió, pero me di cuenta de que sus ojos comenzaban a cristalizarse también.
—¿Qué pasó después?
—Luego se la llevaron y me quedé solucionando lo del auto, el cual quedó complamente destrozado. Pero eso es lo que menos me importaba ¿sabes? Yo sólo quería que Kate estuviera bien.
—¿Y el conductor del camión?
—El maldito conductor se dio a la fuga. Pero te juro que lo encontraré, y cuando lo haga…
—Caleb —me interrumpió—. Déjalo así ¿de acuerdo? Lo hecho hecho está. Mi hermana está bien y eso es lo que importa ¿no?
Asentí.
—Luego de hacer lo del papeleo del auto me trajeron al hospital ya que apenas podía caminar por el dolor. Cuando llegué, lo primero que quería era saber cómo estaba ella pero ellos hicieron caso omiso a mis preguntas y luego me trajeron a esta habitación. No sé de ella desde el accidente.
—No te preocupes. Yo mismo hablé con el doctor, le hicieron unas cuantas operaciones pero ella está bien ahora —aseguró.
—¿Cuándo podremos verla?
—No lo sé, no me lo dijeron. Pero espero que pronto.
Miré a mi alrededor. No me habia dado cuenta cuando la enfermera habia salido de la habitación. Sólo estábamos Austin y yo. Mi mejor amigo, mi viejo amigo… ¿Quién iba a pensar que después de tanto tiempo íbamos a vernos en estas circunstancias? Estoy seguro de que Kate ha de estar enojada porque nuestro reencuentro no salió como ella lo esperaba.
—¿Caleb? —escuché decir a Austin. Abrí mis ojos— Gracias.
—¿Por qué me agradeces?
—Por cuidar de Kate.
Sonreí. Él no tenía que agradecerme eso. Cuidar de ella era prácticamente mi trabajo.
—Ella también es como mi hermana menor —le dije.
Él soltó una risa leve. Fruncí el ceño.
—¿De qué te ries? —le pregunté.
—Ambos sabemos que no la ves como tu hermana menor.
—¿De qué hablas?
—Caleb, sé que siempre te ha gustado Kate. Así como también sé que a ella siempre le has gustado. Desde que somos pequeños.
Su respuesta casi me hizo reir. Por supuesto que no me gustaba Kate. Me gusta bromear acerca de eso, pero es para hacerla enojar. Siempre la vi como mi hermana pequeña. Nada más que eso.
—Eso no es cierto —respondí.
—Bueno… ¿Sabés qué? Supongamos que no dije nada.
—Si, así está mejor.
* * *
—Caleb… ¡Caleb!
Abrí mis ojos. Austin estaba a mi lado, me miraba con una leve sonrisa pero que irradiaba felicidad.
—¿Qué pasa?
—Tengo buenas noticias: Kate ha despertado y ya puede recibir visitas. Oh y la enfermera dice que puedes ir a verla. ¿Cómo te sientes?
—Mejor que nunca —respondí sonriendo, sentándome en la cama. Esta vez nadie me lo impidió, cosa que agradecí enormemente.
La cabeza me dio vueltas. Quizá porque me levanté demasiado de golpe pero no importaba. Iba a ver a Kate. Eso importaba.
—Debes tomártelo con calma ¿de acuerdo? —dijo Austin ayudándome a ponerme de pie.
No respondí. Con su ayuda pude dar unos cuantos pasos y luego pude caminar por mi mismo. Se sentía raro. Desde que me internaron en aquel hospital no habia podido ir a caminar. Austin me llevó hasta la habitación donde se encontraba Kate. A través de la pequeña ventanilla de la puerta pude verla escuchando al doctor hablar. Se veía tan calmada, tan débil.
Cuando el doctor finalmente salió, pude entrar. Austin decidió esperar afuera para poder dejarnos a solas. Me acerqué despacio a su cama. Ella había cerrado los ojos por unos segundos pero luego los abrió y cuando se encontró conmigo, sonrió débilmente. Tenía el rostro lleno de cortadas y moretones al igual que sus brazos. Me senté en el borde de su cama.
—¿Cómo te sientes? —le pregunté acariciando su mejilla. Ella cerró sus ojos ante mi tacto, luego los abrió.
—Bueno, fui prácticamente aplastada por un camión así que no me siento muy bien que digamos.
Reí ante su comentario. Ella era hermosa aun estando golpeada. La vi examinando mi rostro y luego mi cuerpo.
—¿Qué tal tu? —preguntó.
—Adolorido. Pero bien. ¿Qué te dijo el doctor?
—Al parecer tengo que estar internada aquí por unos cuantos días. Luego podremos irnos.
—Lamento que nuestro viaje a NY no haya salido según lo planeado.
Ella suspiró.
—Está bien. No importa. No ha sido tu culpa de todos modos. ¿Crees que podamos encontrar al conductor del camión?
Reí de nuevo.
—Créeme, había pensado eso pero Austin me dijo que no lo hiciera.
—Hablando de Austin… Me dijo que tenia que decirle a mamá acerca del accidente. Aunque le supliqué muchas veces que no lo hiciera.
—Yo creo que es lo mejor ¿sabes? —murmuré tomando su mano.
—Pero ella va a querer abandonar su trabajo sólo para venir a asegurarse de que estoy bien.
—No importa. Pienso que no es bueno que le ocultes estas cosas.
Ella asintió, resignándose. Entonces Austin entró a la habitación con su mejor sonrisa de soy-la-persona-más-feliz-del-mundo.
—¿Ya se besaron?
¡Hola! Bueno, espero que les haya gustado. Les quería decir que si duro mucho en actualizar es porque estoy ocupada con cosas del colegio así que tengan paciencia :)
¡Besos! x.