capitulo 3

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¡Robo fallido, pero cagar más fondo excelente!.

[...]


Me duele todo el cuerpo después de haber dormido en los incómodos sillones de madera que descansan en una plaza.

Busco a Lily con la mirada encontrándome a la pelirosa toda despatarrada boca abajo, unos sillones mas adelante que el mío.

Ignoro su presencia al sentir que mi estómago emite un gruñido haciéndome acordar que no ingiero nada comestible desde que salimos de San Francisco con Lily.

Trato de buscar algo para comer con la mirada, encontrándome con un nene que no aparenta mas de 12 años.

Tiene una bolsa en la mano, la cual se nota desde lejos que trae comida.

Seguro voy derecho al infierno después de esto.

No creas que ibas a ir dando saltitos de camino al cielo después de a ver envenenado a tu padre.

Ruedo los ojos fastidiosa al escuchar la vocecita de mi cabeza, sin duda me estoy volviendo loca.

Emprendo mi camino hacia el pitufo, parandome en frente, lo miro fijo.

El nene me mira confundido.

— ¿Te pasa algo en los ojos?, los tienes bizcos — mi cara se tiñe de rojo por la vergüenza.

Le pego un manotazo para despistarlo, casi lo desnuco.

Le arranco la bolsa de las manos mientras corro hasta Lily la cual ya esta despierta y me mira confundida.

— No preguntes y solo corre — exclamo con un grito agudo mientras paso por su lado.

Se para sin dudarlo empezando a seguir mis pasos.

Después de unas cuadras de perder a la víctima nos apoyamos en una pared con la intención de saber el contenido de la bolsa.

Nos encontramos con una botella de agua, un paquete miniatura de galletitas y...

¿Un cuchillo?

Ignoro que un nene lleve un hutencillo de cocina filoso y me lo guardo en el bolsillo tracero de mi jean.

¿Para que llevara un chiquillo un cuchillo por las calles como algo normal?

Para defenderse de ladronas como tú, mucho no le sirvio.

Dejo la discusión mental para otro momento al escuchar que mi acompañante mueve los labios:

— Y asi nos vamos — termina la oración, la miro confundida mientras hago un mohín con la cabeza, ella bufa al ver mi desconcierto.

— Lo que estaba diciendo estúpida, es que vamos a un lugar con computadoras publicas, me meto en alguna página de objetos perdidos de la terminal de autobuses que recide en Berkeley, busco si estan nuestras maletas para mandarlas por correo y pago online con la tarjeta de mis padres —.

Me guiña el ojo orgullosa de ella misma por tener tan grandiosa idea en un inportuno momento, largo una risa al darme cuenta del ego que maneja mi amiga mientras emprendemos camino buscando el lugar.

Después de una hora recorriendo la hermosa cuidad, nos encontramos con un local, mitad kiosko, mitad computación, nos miramos con una sonrisa complice al a ver encontrado nuestro destino.

Nos adentramos yendo directamente a la computadora mas cercana.

Lily se sienta prendiendo el aparato, una vez andando entra a varias páginas.

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