capitulo 4

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Por donde camino siempre provocó problemas, es un don mío.

Ahora mismo estamos corriendo o mejor dicho escapando de cinco chicos, si escucharon cinco.

Al parecer el que apuñale en ¿defensa propia?, Tenía amigos o hermanos los cuales son jodidamente rápidos.

Uno tiene más cara de loco que el otro.

Lo más probable es que nos lleven con la policía o nos terminen matando ellos, no tienen cara de ser buena gente.

Mi madre en estos momentos me estaría regañando por dejarme llevar por las apariencias, pero me es inevitable de hacer.

Cada uno es diferente al otro, pero lo que los hace parecidos es la cara de psicópatas que llevan.

Odio admitirlo pero son muy guapos.

Siento que en cualquier momento vómito un pulmón, por esta carrera me van a tener que hacer un transplante, no doy más del cansancio.

— Sigue sin mi, no tengo pulmón suficiente para seguir corriendo — hablo entre cortadamente por la falta de aire en mi sistema.

— Eider, no pares, te van a sacar hasta los ovarios si lo haces. — maldigo mental mente al saber que tiene la completa razón, no siento que quieran llevarnos a tomar té después de apuñalar a uno de su pandilla.

Corro con mis últimas fuerzas hasta alcanzar a Lily.

— Preferiría la maldita cachetada a tener que correr como Caperucita roja del lobo feroz — exclama con pesadez.

— No te voy a mentir, pero opino igual— me mira con indignación después de concordar con ella, yo me encojo de hombros mientras corro lo que mis piernas dan.

Siento como rozan mi brazo haciéndome sentir un escalofrío, pego un grito alarmante que me aturde hasta a mí.

Intentan nuevamente está vez acertando en el agarre, me paro abruptamente al sentir la mano, no miro atrás, no quiero saber lo que puede pasar si lo hago.

Piensa Eider, piensa.

La daga, ¡usala a tu favor!.

Sonrío al tener tan excelente idea.

Egocéntrica y encima mentirosa.

Ignorando a Amy, busco disimuladamente la daga entre mis pechos.

Es un bolso muy ingenioso.

Remuevo entre mi brazier para encontrarla, no hay marcha atrás.

Empuño la daga forzando el agarre y sin esperar cuenta regresiva me doy vuelta feroz mente clavando la daga en brazo derecho de mi posible agresor.

Gruñe con amargura, eso debe doler.

Extraigo el arma y sin mirar al chico salgo corriendo.

Mierda Lily, dónde te metiste.

Sin duda alguna este es el peor día de todos, llevo dos horas buscando señales de mi amiga sin conseguir siquiera un envío en paloma mensajera.

¿Que pensabas que estamos en el siglo 18?.

Gruño con fastidio.

Mi celular tiene 5% de batería, marque al de Lily más veces de las que podría contar.

Esto es mi maldita culpa, si no hubiera sido tan vaga y correr más rápido, no la hubiera perdido de vista, me lloran los ojos, no son simples lágrimas son lágrimas amargas.

Cuando estoy por guardar el celular recibo un mensaje de un número desconocido.

+54...
Foto.

Frunzo el ceño, tocó la foto esperando que se descargué y cuando lo hizo senti como mi mundo se caía.

Ahí estaba una foto de mi mejor amiga, amarrada a una puta silla con cadenas y una mordaza en la boca.
Podía ver sus ojos llorosos y como con la mirada pedía ayuda.

No conteste, no iba a caer en su juego.

Nuevo mensaje:

+54...
ubicación.

Conozco a qué quieren jugar y lo hacen con fuego.

Cómo decía mi madre: para jugar con fuego hay que saber quemarse.

En estos momentos le doy gracias a mi padre por a verme dado tantas lecciones de defensa personal y por llevarme al trabajo con el.

Que lastima que lo perdí cuando mi madre se fue, el se fue con ella quedando su sombra.

Nececito algo más que una maldita daga para entrar a la boca del lobo, Caperucita entra pero nunca desnuda.

Si quiero recuperarla voy a tener que hacer sacrificios.

Camino con paso firme hacia su casa, después de 5 años de no vernos acá estoy.

Tocó la puerta con dureza esperando que abran.

Soy conciente que una vez entrando acá no hay vuelta atrás.

Todo sea por ella.

Un hombre robusto abre la puerta de madera gastada, está igual que siempre.

Me mira con sorpresa en sus cálidos ojos, su cara neutra no sorpresa para mí, siempre fue así.

— Tío Daniels, cuando tiempo — sonrío con nostalgia al verlo de vuelta.

— Niña, has vuelto — su voz firme con un tono cálido resuena en mis oídos.

— Para que me necesitas — mis labios se encurban, como me conoce.

— Secuestraron a Lily — sus ojos se agrandan con sorpresa y sin siquiera pedirlo se hace a un lado dejándome pasar.

Entro a su casa, tan acogedora como lo recuerdo, sus paredes blancas opacadas por la humedad, el piso de madera limpia y fina hacen porción del sitio.

Me siento en uno de los sillones que descansan en el comedor mientras Daniels me trae un chocolate caliente, lo recibo gustosa, siempre fueron mis favoritos, se sienta al lado mío dando el comienzo de una muy larga charla.

Después de haber contando todo, desde que salimos de mi casa, hasta cuándo toque su puerta con detalles incluidos.

Me mira con tristeza pero decepción a la vez, yo también estaría decepciónada de mi misma por haber podido matar a una persona y a ver dañado a otra, pero oyeron estaría, no lo estoy porque soy conciente que fue en defensa propia tanto mía como la de Lily.

— Las cosas son así Eider, sabes en lo que estoy metido, vos fuiste parte de esto así que te voy a ser sensato hacerca del tema, quiero que vuelvas a the Wolves.

Palidezco, me costó la vida salir de eso.

Cierro los ojos con fuerza para abrirlos al instante.— ¿no puede a ver otra forma? — si vuelvo no va a existir forma alguna de que salga de vuelta con vida, el niega con la mirada.

— No me puedo arriesgar, un solo error más y soy comida para los lobos.

Lo entiendo, no puedo meterlo en problemas cuando el problema es mío.

Lo miro con seriedad para asentir, no hay vuelta atrás ya está hecho, volví a la mafia.


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