Vuelvo a mirar otra vez el reloj de mi mesita de noche.
Son las tres de la mañana y sé que ya me he desvelado por completo. Me giro para ver su preciosa carita.
Se le ve tan guapo cuando duerme, parece un auténtico ángel.
Observo su cabello cobrizo enmarañado, su piel tostada y lisa, sus labios carnosos, sus viriles manos y, como siempre, sus preciosas muñecas marcadas con esas horribles cicatrices.
Mi ritual de cada noche:
Mirarle atontado hasta que vuelvo a recordar lo cerca que he estado de perderle.
Me levanto con cuidado y salgo de la habitación para llegar al salón.
Tomo asiento en el sillón de siempre y cojo el diario en el que el médico le aconsejó escribir sus pensamientos y vivencias. Sé, que no debo hacerlo, pero es que siempre está tan concentrado escribiendo. Deseo que se exprese conmigo como lo hace en esas páginas pero sé que aún falta un largo camino para eso. Y, la verdad, es que no me extraña después de saber lo que leí hace un par de días atrás.
Las atrocidades que ese malnacido le había echo durante esa temporada que lo mantuvo encerrado y alejado de mí. Me seco un par de lágrimas y abro el cuaderno de hojas a rayas. Me hace gracia porque redacta como si se tratara de una novela.
Como si escribiera un malévolo libro lleno de perversiones sacadas de su imaginación.
Leo un poco y mis mejillas empiezan a enrojecerse al recordar.
Es el día que tuvimos sexo por primera vez y Dios, como lo relata.
No sabía que este hombre tuviera semejante don para la literatura.
Sin apenas darme cuenta ya tengo una tienda de campaña bien formada en mis pantalones.
Decido cerrar el cuaderno y dejarlo de nuevo en su misma posición sobre la mesa.
Me tumbo en el sofá e intento que mi respiración se normalice.
Tres años juntos y aún seguimos sintiéndonos como el primer día.
Recuerdo cuando lo vi por primera vez.
Lo tiraron dentro de la habitación como si fuera un saco y empezó a aporrear la puerta enfadado.
Era evidente que había estado con Ricardo porque solo llevaba ropa interior pero ni siquiera sabía su nombre. Pero lo que más me impresionó fueron esos ojos, esos preciosos ojos verdes que cada día me enamoran más.
Aún recuerdo lo vacíos que parecían aquel horrible día casi dos años y medio después. Menos mal que me pedí la tarde libre en el trabajo.
Sino lo hubiera echo ahora mismo él...
Recuerdo que entré a la habitación y la puerta del baño estaba abierta.
Alex estaba en la bañera pero el agua estaba roja. Corrí hasta él para comprobar que aún estaba despierto y respiraba.
Saqué el móvil y llamé a una ambulancia mientras me observaba con aquellos ojos llenos de súplica.
No paraba de decir que le dejara morir.
Fue el momento más duro de mi vida.
Desde entonces le hice prometer que acudiría a un profesional para recuperarse de todo el dolor.
Aunque no estoy seguro de que esté funcionando pero debo confiar.
Alex me ha pedido perdón muchas veces por lo que hizo y me jura y perjura que nunca más intentará abandonarme de esa manera así que debo creerle y apoyarle.
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Esclavo en su cárcel del placer. (Yaoi/Gay) +18
Fiksi PenggemarOs traigo una historia que me llegó al alma y por eso he querido compartirla aquí en Wattpad. {Los créditos no son míos, todos los derechos a la autora: Bea13m (En Amor-yaoi)} A mi tan sólo me pertenece la corrección del texto, aunque aún esta en pr...