010. Capítulo diez

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Un día, ChanYeol con suerte le había dado un día en paz, ¡y ni siquiera eso! con suerte le había dado veinticuatro horas, y es que BaekHyun ni siquiera pudo detenerlo cuando ya estaba tomando la silla junto a él, dejando su bandeja sobre la mesa para probar un simple bocado de fideos, tan solo uno, y es que al parecer le urgía más alzar la vista hacia el menor y fruncir el entrecejo, cuestionándose más cosas de las que caían en su cabeza.

—¿Qué mier…?

—Déjame ver si entiendo —lo interrumpió en seguida, apuntándolo con sus palillos con la mirada más seria que tenía, una tan profunda que BaekHyun no pudo evitar morder su labio inferior—. ¿Tienes miedo de que la gente se entere de que eres humano?

—¿Perdón? —fue lo único que logró decir, y es que en serio no entendía qué mierda le pasaba a ChanYeol.

—Todos los humanos tienen sentimientos, Byun —señaló como si fuera lo más obvio del mundo, y quizás lo era, pues incluso rodó sus ojos antes de continuar—. Además, deberías saber que sonreír es totalmente normal.

—Oh —abrió la boca cuando al fin lo comprendió, observando algunos segundos su propia comida, demasiado perdido en su mente como para reaccionar—. ¿Acaso tuviste clases de filosofía, Park?

—¿Quieres que te dé algunas lecciones? —sonrió de inmediato, alzando sus cejas hacia el chico que engullía el último pedazo de carne de su plato, ignorándolo completamente.

—¿Quieres que te calle a besos, amor? Porque en serio estás colmando mi paciencia.

—Sabes que no me quejaría si decides hacerlo —continuó con su faceta de conquistador, inclinándose lo suficiente para alcanzar el oído ajeno, suspirando levemente antes de hablar—. Pero tengo que admitir que prefiero que me calles de otra manera.

—¡Eres tan sucio! —se le escapó una pequeña carcajada que no tardó en ocultar, empujando el cuerpo ajeno mientras que tosía un par de veces, fingiendo que se había atorado con su almuerzo cuando ambos sabían que no estaba comiendo nada.

—¡Pero si no dije nada! —reclamó entonces, mostrándose ofendido cuando la verdad era que también ocultaba una sonrisa, y es que podía jurar que era la primera vez que causaba algo en el menor, aunque fuera una estúpida risita que el otro quiso fingir que jamás existió.

—Sé lo que piensa —lo apuntó con su dedo índice, abriendo ligeramente los ojos.

—¿O es lo que tú piensas? —imitó a BaekHyun, abriendo los ojos aún más.

Ambos sonrieron, casi al mismo instante, y casi por instinto, logrando que sus mejillas se volvieran rojas incluso si era algo completamente normal, tan habitual como las miradas que se daban, y es que solo había sido una broma que le había parecido graciosa a ambos, nada más que eso; y también había sido suficiente para despertar más de una sensación en sus pechos, y en sus estómagos, los que definitivamente no se removían de esa forma por culpa del almuerzo.

—Así me gusta —elogió el mayor, todavía sonriendo, pues ver la timidez que rodeó al menor por los siguientes segundos fue un verdadero golpe de felicidad, y de ternura, con esos ojitos que lo ignoraron de inmediato, obligándolo a ahogar un suspiro—. Si sigues siendo tan insensible, la gente pensará que eres un robot.

—Preferiría serlo —espetó finalmente, tomando su bandeja para ponerse de pie lo más rápido que le fue posible, dando un par de pasos antes girar hacia el mayor, aunque no lo suficiente para que viera su rostro, pues sus ojos se nublaban y su barrera se volvía a alzar—. Después de todo, sentir solo nos hace débiles.

Y ChanYeol ni siquiera pudo responder cuando BaekHyun ya había dejado el casino, decidido a faltar a su última clase para no volver a topárselo, al menos por ese día, aunque habría preferido que no fuera por el resto de la vida.

Sí, una vida sin ChanYeol le vendría bien.

In your mouth | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora