Capítulo 8: La Desunión Hace La Debilidad.

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La disputa no hizo más que incrementar las tensiones e inseguridades de todos, estar en una naturaleza salvaje y desconocida para ellos. Los pondrá a prueba en una situación que va más allá de la vida o la muerte.

–jodido sabelotodo presumido, ya verá que no lo necesito y saldré de aquí con o sin el. – Refunfuñaba Tramel a la par que iba haciendo a un lado las enormes hojas que le impedían el paso a través de su camino, nunca se había peleado así en equipo. Siempre demostró ser terco y tenaz, a experiencias suyas el siempre era la voz fuerte y la que pocos le contradecian, solo sus familiares y Laubrel eran los únicos capaces de llevarle la contraria en sus palabras. Pues cualquiera ajeno a su círculo cercano le dejan de tener temor y respeto por su alto estatus social.

-En otra parte no muy cercas de ahí.-

–¡Tramel!. Por un carajo, no hagas tus berrinches y regresa. Ser un idiota no va hacer que salgas de aquí vivo y menos a tus compañeros. – Exclamó Laubrel la cual con tonos de enojo y preocupación seguía su paso intentando buscar a su pareja y compañero de viaje.– será mejor regresar, tal vez Regreso y decidió reconsiderar sus ideas. -

–Ya en el campamento–

-Maldición Damian, te sobre agotaste abriendo nos paso aquí y luego te pones a pelear en plena fatiga tuya.- Decía Elys mientras acomodaba bien a Damian mientras reposaba la cabeza de él en su mochila dejándolo acostado en una posición en la que pudiera descansar mejor.- <<Laubrel ya tardó demasiado, iré por ella rápido.>> pensó la peliverde la cual salió flotando de manera rápida de ese hoyo a lo cual terminó cubriendo de hojas con su telequinesis.

Cuando finalmente dio con Laubrel quedando ellas dos cara a cara

–¿ ya regresó Tramel? ¿Y cómo sigue Damian?- preguntó con preocupación Laubrel agitada y cansada cuando se encontró con Elys.

–Damian está solo cansado, le compartí parte de mi luz para que en la mañana no se levante acabado. Y no ha regresado Tramel, creí que ya te habrías encargado de eso Laury.– comentó Elys quién estaba con una cara de cansancio y preocupación.

–Tramel qué se tiro a perder y Damian indefenso. Joder, ¿que más calamidades pueden suceder?– preguntó en voz alta Laubrel la cual sólo regresó junto a Elys en el campamento.

Ya de camino en el campamento, ellas se dieron cuenta que había un pequeño problema con su refugio. Las hojas las cuales Elys coloco de manera estratégica y sin aparentar que sea un escondite, estaba un poco entreabierta en unas hojas que apuntaban a donde Elys había dejado a Damian.

–Tramel regresó, debió entrar por ahí.– Habló aliviada Laubrel la cual sólo se apresuró y quito toda esa vegetación para aparentar ese agujero.

Pero lo que vieron las dejaría atonitas y con la culpa en alma.

–¡Ay no! ¡¿pero que hemos hecho?!– se alarmó Elys al ver que Damian no estaba ahí, todo estaba vacío. Solo quedando la mochila de Damian y su Daga que seguía en su vaina.  No había ningún tipo de rastro o huella que diera indicio a donde se lo llevaron o que se lo llevó, como si jamás hubiera alguien pasado aquí.

Las dos quedaron atonitas y con ganas de llorar y gritar de la preocupación, pero el silencio era su mejor opción. Ya era de noche y varios ruidos se dieron a dar presencia en la oscura y macabra noche que les destinaba la noche a ellas junto a sus dos compañeros que sin una idea de sus paraderos.

Con ellas dos ahí, lejos de ellas Estaba Tramel aún sumiendose en sus pensamientos sobre cómo fue ofendido y sumamente ofendido a su perspectiva.
–Cómo osa a desafiar mi posición e intelecto, verá que no soy un imbecil que solo sirve para golpear.– Tramel seguia en su rabieta, pero estaba siendo asechado por una imponente silueta que se mantenía oculta a la vista. Mezclado con la vegetación, estaba a la delantera y con varios puntos ciegos que podría atacar, pero no era aún el momento. Estaba esperando a que se dirigiera a su trampa, atraparlo en su guarida y matarlo ahí para darse su festín.

Tramel siguió caminando hasta cuando escucho unos gritos varoniles, pensó de inmediato que serían más exploradores como ellos y pensó en ir a donde estaban. Conseguir al menos con quien quedarse en lo que se le pasaba la rabieta. Y fue corriendo. A expensas de solo guiarse con su oído, fue dirigido a lo que sería la entrada de una caverna subterránea que sólo se seguían oyendo el sonido de los gritos y quejidos.

–¡Ya voy!, esas criaturas no tiene nada que hacer contra mi. – dijo Tramel con aires de confianza de su fuerza y habilidad.
Entro a la cueva y solo podía estar más que asqueado con el lugar, el olor y la sensación a que mataron a alguien recientemente no dejaba de hacerse notar ahí, pero el seguía oyendo los gritos a lo que el decidió no hacer caso a lo que sus sentidos le advertían y siguio corriendo hasta que finalmente llegó.

A su sorpresa, no había nadie. Solo esqueletos con poca carne en sus huesos. En esa vista tan abominable, unos ojos rojos con hambre de matanza se hicieron presentes ante Tramel, era una criatura de Gaburias. Un escarabajo hércules con rasgos humanoides y de gran tamaño muscular se hicieron mostrar ante el. Los gritos que el oía eran de la bestia, había mimetizado tan bien los gritos humanos que los atrae a trampas mortales pata matarlos y comerlos de forma vil y cruel.

Tramel solo pudo reaccionar ante esa escena con sólo una cara de asco con toques de pánico, nunca vio ningún tipo de escena igual. Con la anterior criatura que aniquiló no se había visto ningún víctima humana, pero ahora con este momento. Tenía que actuar rápido con sólo dos opciones: Mata a la criatura o huye dejando enterrada esta abominación bajo tierra.
A fortuna de la criatura, Tramel con su orgullo llameando y demostrar que puede sobrevivir el sólo, decidió enfrentarse a ese escarabajo que estaba bañado en sangre en sus extremidades y cuernos.

–Yo Tramel Sunriser, dominar tu fuerza y te acabarse con estos puños más potentes que el rayo del sol que nos llena de gracia y calor.– Tramel se acercó con ferocidad y velocidad, para propinarle su iconida habilidad del puño bala. Pero a la hora de impactar con la piel gruesa de esa criatura, no pasó nada más que Tramel siendo repelido, pues no le hizo ningún rasguño a esa piel blindada y de aspecto impenetrable. – <<¡¿Como fue que no se rompió nada de él?!, lo golpee con todas mis fuerzas y canalice tanta dureza que hasta el concreto más sólido pereceria y quedaría como la más fina grava>>.– pensó con un sentimiento de impotencia y de alarma ante semejante bestia hérculea que tenía a su lado, pero antes de de terminar de levantarse, fue embestido contra la pila de huesos por ese escarabajo enorme con una fuerza brutal. Solo quedó el estampado e indefenso por el ataque, tenía que encontrar una mejor forma de matar esta criatura o huir para reorganizarse con lo que tiene a la mano.

La suerte se le acabo y su coraje parecía igual irse con lo que tenía de probabilidades de sobrevivir.

¿Que pasará con Tramel y sus compañeros que casi todos quedaron desperdigados?
Solo en el siguiente capítulo se sabrá. ¡Quédense atentos!

EL GUERRERO DE LA CHISPA : ALMAS CENTELLANTES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora