Capítulo 22: Reforjando El Destino.

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Narra Damián.
Han pasado ya casi más de 4 meses desde que salimos del reino del amanecer, de encontrarnos con Alexandria y de habernos enfrascado en su régimen estricto y duro de entrenamiento. Desde entonces, nuestras vidas han cambiado y para un resultado que nunca habría imaginado, nuestra fuerza en conjunto se ha ido fortaleciendo de forma constante. Gracias a eso pude mejorar la calidad y el flujo de mi chispa, prolongando mayormente la duración y lo que puedo generar durante el día. Fueron unos meses duros y agobiantes.

Todo lo que puedes sentir en sus entrenamientos es el total y demoledor sentimiento de agotamiento; ¡parecía que nos quería muertos de fatiga!, sin embargo, con el pasar de los días y las semanas en conjunto. Le estuvimos llevando mejor ritmo, mis compañeros mejoraron de manera muy notable: Tramel consiguió mejor durabilidad y resistencia ante la técnica de mejoramiento físico que su familia le enseño, con lo que fue fortaleciendo su temible habilidad con los duros ejercicios y combates con Alexandria. Laubrel logró mejorar su estilo de pelea a uno un poco más pasivo/agresivo gracias a la instrucción y práctica de Alexandria, enseñándole parte de su estilo de pelea propio y con las prácticas entre nosotros, fue mejorando de manera notoria y exponencial, parece que ya no es la misma de antes. Elys por otra parte, logro entender de forma superficial la técnica de radar de Alexandria, ampliándose mejor su repertorio logístico para nuestras excursiones. Ahora nos enfrascamos en encargos de protección del este asentamiento, la capitana Antonieta nos aseguró que se nos ayudara a que estas acciones nos tomen en cuenta para el puntaje para el torneo. Lejos de eso, lo hacemos por el beneficio de ayudar a las personas y la seguridad de este lugar.

-Lejos del asentamientos donde se hospedaban-
En el atardecer, el sol se estaba ocultando por el horizonte. Unas personas que transportaban provisiones en un convoy repleto de suministros, estaba pasando por la llanura en dirección a su destino, los escoltas y el conductor parecían nerviosos, mientras más se ocultaba el sol y toda fuente de luz, sus miedos salían más a flote.
- ¡Hay que apurarnos, haz que los caballos aceleren el paso! - Exclamó un guardia apresurado y temeroso.

- Eso trato, es difícil. Los caballos se notan nerviosos e inquietos, es imposible que me lleguen a obedecer. - De sus palabras, se podía notar miedo de lo que pudiera ocurrir.

Cuando un fuerte estruendo llegó a alarmar a los que iban transportando los suministros, esto ocasionó que los caballos se alarmaran y se soltara, causando que huyeran a lao bosques despavoridos, dejando varados a los escoltas y el chófer en medio de la llanura.

-¡ Espléndido, ahora somos comida de las bestias! - Grito el chófer que reaccionó ante la huida de los animales.

- Espera aquí, yo los buscaré. Otros 2 guardias lo protegerán. - El tipo se fue en dirección hacia los bosques buscando a los caballos, apenas se acercaba a unos arbustos, estos empezaron a moverse hasta que salieron de estas unas criaturas de la noche. Se le abalanzaron rápidamente sobre el, el guardia en un acto desesperado, golpeó a la criatura en lo que podría ser su cara toda deforme y amorfa, con eso se lo quito de encima. Se levantó y corrió rápidamente de regreso al convoy. Sus ojos no lo creían, la escolta entera estaba siendo rodeada por todas esas criaturas que buscaban saciar su hambre feroz y voraz.

- ¡¿Bendita Hikarya, por que nos has abandonado?! - el pobre chófer estaba de rodillas orando por su vida y al borde del colapso, los demás escoltas estaban peleando como podían y a la vez defendiendo al chofer de cualquier daño.

El escolta que estaba lejos de ellos, se sintió paralizado y superado, no podía moverse para ayudar a sus compañeros y sólo se quedó parado viendo como todo acontecía. Cuando de un momento a otro, un objeto destellante salió volando en dirección de sus compañeros. Venía de la dirección opuesta de donde el había sido atacado. Una luz rápida le acompañó a ese destello que impacto a una de las criaturas matandola al instante, con el impactar de su daga en la cabeza de esta. Quien era aquel joven que les ayudó, fue nada más y nada menos que el guerrero Dorkbel que fue a rescatar y dar apoyo a los escoltas; de forma inmediata, el joven sacó su daga y se aproximó a las demás criaturas. Sus golpes fuertes y firmes impactaron en estas bestias, haciéndolas retroceder y dar espacio a los escoltas.

EL GUERRERO DE LA CHISPA : ALMAS CENTELLANTES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora