Capítulo 18: Nuevos Comienzos, Nuevos Desafíos

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Horas han pasado desde aquel encuentro con esas personas, aunque la hayamos librado. No se puede ignorar el hecho que salimos igual perdiendo por 3 de nuestros viajeros. Con Alexandria fuera de peligro, con Tramel ya en cuidados y con Damián aún inconsciente. Aún la espera se hace presentes en momentos así.

-En una camilla en una habitación no muy lejos de donde están Alexandria y Laubrel -

–M. Maldición, no puedo dejar de sentir una presión y un entumecimiento en mis músculos. – Decía Tramel quién estaba con varios sueros intravenosos conectados a él, mientras estaba recargado en una de las camillas, miró a su lado y ahí estaba Damian. Quien reposaba a la camilla que estaba de su lado. – <<No entiendo aún. ¿Por qué te sigues esmerando en ponerte en peligro aún en tus condiciones? ¿Por qué te arriesgas por tus compañeros así?>>– se preguntó eso mientras pensaba y analizaba a su compañero que seguía inconsciente tras dar su último esfuerzo por salvar a Alexandria de un golpe que pudo haber sido fatal, el cual junto cada ápice de su energía y lo uso para poder desviar ese golpe, aún con lo que pudo haber perdido, se vio determinado a salvar una vida.

–No se preocupe, el muchacho no tiene nada grave por ahora.  Su fatiga ya le cubro cuentas y tendrá que dormir por lo menos hasta mañana, el chico si que se puso a sudar la gota gorda como para acabar así de exhausto. – Dijo una enfermera la cual se acercó a Tramel quien estaba mirando a Damián.

–Seguro... En cuanto a mí ¿cuando me puedo levantar e irme con mi equipo? – preguntó mientras apuntaba a las mangueras conectadas a él.

– Al menos deja que tu cuerpo se recupere, tenías una severa hinchazón en los antebrazo y un endurecimiento en dicha zona, tu espalda y piernas terminaron igual de afectadas y puede que te tome al menos unos días más de reposo obligatorio, tienes suerte de no haberte quedado paralizado de forma completa. – Dijo la enfermera mostrando los resultados del análisis a Tramel, con una nota que estaba al pie de la camilla donde se encontraba.

–Seguro, igualmente muchas gracias. Solo espero que mis demás compañeras estén igual de bien, todos tuvimos un mal viaje y si que ocupamos recuperarnos como se deba. – dijo mientras se acomodaba, acostandose en las almohadas de la camilla.

Mientras veía por la ventana que estaba a lado suyo, pudo ver como unos guardias de igual uniforme de los sujetos que les emboscaron, se reunían hablando unas cosas y dirigiéndose a otro edificio que estaba cerca del hospital donde estaban todos.  Esos sujetos eran de la guardia que acompañaba de aquella guerra que se enfrentó a Alexandria, fueron a ver como estaba su capitana y hacer un informe de lo sucedido.

– Mierda, esa mujer si que sabe como pelear y dar un buen daño. La fuerza entre ella y la mía sí que se vio muy a la par, aunque estaba por darle ese golpe. Ese niño se interpuso de manera imprudente, de no haber sido que estaba cansada y herida, lo hubiera matado apenas chocaron las armas, el mismo impacto hubiera estallado mi lanza de energía punzante y le hubieran volado toda la parte izquierda de su cuerpo. – Dijo la mujer quien se estaba levantando de la camilla con apenas fuerza en las piernas.

–¡Capitana, ya despertó! – se acercó uno de sus subordinados y la vio apenas de pie con dificultad. – menos mal  la pudimos traer a tiempo, sus heridas y fracturas fueron cosa seria, además de las marcas de quemaduras y moretones que se causó con esa mujer. – Dijo enseñándole el informe que tenía foto de los daños que recibió. – Parecía como si una bestia la hubiera atacado y dejado así, esos cortes parecían de garra de animal pesado. –

– Ni me lo digas, esa mujer... Se ve demasiado experimentada en su estilo de pelear, la forma en la que me atacó parecía como si un Tigre me estuviera enfrentando, con esa intensidad y calor que emanaba su luz en la pelea. Parecía una llama carmesí que tenía forma como de garra animal... Esa mujer es un asunto serio, estando con esos niños. Debe de ser su líder o al menos su instructora. – Habló mientras se sostenía el abdomen con una mano y su hombro con la otra mano, aun sintiendo algo de dolor en esas zonas aún con la anestesia que tenía.

–Encontramos varios informes que esos jóvenes son del Reino del amanecer, hijos de las altas casas; Dorkbel, Tenkairy, Sunriser y Overshine. Al parecer estaban en su exploración.– Dijo el sujeto.

Apenas terminó de hablar y la mujer empezó a sudar frío, si se llegasen a enterar de como los recibió y que por poco pudo haber matado al hijo de la casa Dorkbel... Le invadió un pánico por la mente.

– ¡Inmediatamente quiero que lleven a cada especialista médico con ellos, si se llega a saber que casi los acabamos. Nosotros seremos los muertos!–  Se movió rápidamente, tomo sus cosas y se dirigió a las demás habitaciones donde estaban Damián y Tramel.

Fue caminando con prisa , aunque estaba adolorida y entumida de algunas partes de su cuerpo, tenía que irlos a ver personalmente para tratar el problema que ocasionó.

– Será mejor que no les hayamos causado daños graves...– solo dijo eso en voz alta esperando a lo mejor.

Llegó a dónde están Tramel y Damián en cama, vio al joven que detuvo su ataque con su daga y la poca fuerza que le quedaba.

–¡¿ Usted que hace aquí?! ¿Viene a rematar?– exclamó Tramel quien se sorprendió de golpe al verla a un lado de Damián.

– Te equivocas, vine a ver si no la palmarón. Por un simple error y nos pudo costar más de lo que podemos imaginar, tuvimos suerte de que esté pequeño bribón dijera su nombre y apellido como símbolo de valentía. De no ser así tal vez la pelea no hubiese cesado.– Dijo mientras veía a Damián inconciente en cama y con varios sueros intravenosos conectados a el.

– Las personas como tú causan demasiados problemas solo por un estúpido mal entendido. Casi matan a la mujer que nos acompaña y a el quién se puso en medio de dicho ataque. Tuvimos más que suerte para parar esto. – reprochó Tramel ante ella quien en enojo, respondió para aprenderla y encarar el error.

– Ni me lo recuerdes niño, nosotros estamos ahora en la cuerda floja por esto. No estamos en un lecho flores. Le vamos a remediar al menos este mal que les hicimos, haremos que se recupere rápido. Tienen mi palabra que los gastos médicos correrán por mi cuenta, a ti y a todos tus amigos.– Dijo está mujer quien estaba mostrando pena y vergüenza por los hechos.

Se dirigió a Tramel y le dio la mano izquierda en señal de disculpa.

– Te juro que nos arrepentimos por nuestros actos mis hombres y yo, tienes mi palabra que enmendare cada cosa que les haya generado.– Tomo de la mano de Tramel, tomando de las manos, entrelazó sus dedos con los de el, acercó su frente a la de el y luego su mano derecha en forma de puño la dirigió a su pecho en forma de promesa para ella.– Así es como demuestro y hago una promesa con las personas que tengo el honor de servil, mi promesa es ley y te juro que la cumpliré hasta ayudarlos. Ahora descansa junto a tus amigos, descansen lo suficiente hasta que sanen toda afección suya. – se separó de el y tomo rumbo a la puerta.

Tramel no sabía que decir, lo que pasó lo dejo sin palabras, aunque sintió la sinceridad y la veracidad en la promesa de esa mujer. Sintió al menos alivio de que todo eso vaya a pasar a otro cuadro.

Con todos en descanso, solo queda a ver por Damián quien sigue inconciente en la misma habitación con Tramel.

¿Quién es aquella mujer y por qué se presentó así? Sigan descubriendolo en el siguiente capítulo!

EL GUERRERO DE LA CHISPA : ALMAS CENTELLANTES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora