Corazón, Steve (Reescrito)

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Era una fría y nublada mañana, las calles apenas se vislumbraban entre la neblina, y el eco de mis tacones resonaba en el silencio de las solitarias calles. A mi lado caminaba Steve, mi mejor amigo. Desde que tengo memoria, Steve ha aspirado a formar parte del ejército. Lo ha intentado innumerables veces, y en todas ellas ha sido rechazado. Las razones... su pequeña estatura y una que otras enfermedades. Siempre estoy intentando subirle el ánimo. 

Avanzamos unas cuantas calles más hasta llegar finalmente a la puerta de mi casa, el punto donde Steve se había comprometido dejarme, sana y salva. Aunque traté de negarme, él no me permitió seguir adelante sin acompañarlo.

—Steve, ¿cuándo comprenderás que no necesitas unirte al ejército? No quiero vivir con el miedo de perder a mi mejor amigo. Además, ¿que tiene de divertido eso? —comenté mientras buscaba las llaves de mi casa entre mis cosas—. Te quiero, Steve, y sabes que haría todo y daría mi vida por ti, pero creo que ya has intentado lo suficiente.

—Lo sé, Kelly, lo sé. Pero quiero demostrar que soy capaz de estar en el ejército. Sé que no soy como Bucky, ni como los demás hombres, fuertes y de estatura imponente. Pero de verdad haría lo que fuera por estar allí, con ustedes —me tendió la copia de llaves que tenía en su bolsillo. Le agradecí cuando las tomé para poder abrir.  

—No necesitas demostrar nada, y no importa que no seas como los demás hombres, porque tú tienes cualidades únicas que los demás no tienen.

—¿Y cuál sería esa cualidad tan única?

—Corazón, Steve. Tienes el corazón más puro y hermoso que he conocido. Me siento afortunada de tener un lugar en él. No se compara con ningún otro —Steve me regaló una sonrisa, bajando la mirada, un tanto avergonzado.

Cuando finalmente logré abrir la puerta, una tercera persona logró colarse en nuestra conversación. Ambos dirigimos la mirada hacia esa persona. Su vestimenta estaba impecable, como siempre. Vi como los ojos de Steve le brillaron al segundo de verlo parado frente a él. Su sonrisa se había alargado aún más que antes. 

—Pero miren a quiénes tenemos aquí, mis personas favoritas—dijo Bucky con una sonrisa aún más amplia que la de Steve. Ambos se estrecharon en un gran abrazo que duró un par de segundos. Cuando lograron alegarse y sin darme el tiempo de pronunciar alguna palabra, Bucky ya tenía mi mano sobre sus labios. Sonreí sutilmente. 

—Me alegro de verte, Buck—preguntó Steve luego de que Bucky hubiera soltado mi mano.

—Igualmente, chicos. 

—¿Y qué estas haciendo por aquí? 

—Vine por ustedes. Están a punto de viajar al futuro.  

—¿Al... futuro? —cuestioné algo desconcertada. 

—Exacto —Bucky se aproximó para cerrar la puerta detrás mío, completando así su invitación—, al futuro. 

•   •   •

No tardamos mucho en llegar a "Stark Expo", una feria científica donde Howard Stark es el fundador de todo esto. De toda esta tecnología sorprendentemente avanzada. Era increíble todo lo que había aquí dentro. Quedaba cada vez más sorprendida. Sin duda Howard Stark es un genio. 

—¡Hola, Bucky! —gritaron de pronto un par de chicas un tanto alejadas de nosotros.

—¿Qué le dijiste sobre mí? —fue lo primero que dijo Steve cuando vio a las chicas moverse hacia nosotros. 

—Solo lo bueno.

A pesar de eso, las chicas dejaron las cosas más que claras al ignorar a Steve por completo. Sus miradas estaban fijas en Bucky, como si no pudieran apartar los ojos de él. Parecía que la presencia de Bucky eclipsaba completamente la de Steve, dejándolo en segundo plano.

—Si aceptas, no me importaría ser tu cita esta noche —le ofrecí mi brazo con una sonrisa—. Te aseguro que no te arrepentirás. 

—Sería un honor —se inclinó como todo un caballero.

—Oh, por favor. ¡Levántese, soldado! —bromeé—. Vamos, tenemos que ir hacia el escenario para ver al odioso de Howard.

A medida que nos acercábamos al escenario, noté que la multitud se había vuelto aún más densa. El borde del escenario estaba empezando a llenarse de gente con entusiasmo palpable. Todos parecían ansiosos por presenciar el último avance tecnológico de Stark. Busqué un lugar entre las miles de personas que habían. Steve seguía estando a mi lado mientras que Bucky, detrás de nosotros, se encontraba entretenido socializando con las dos chicas que habíamos visto antes. De pronto, todos comenzaron a aplaudir al ver a Stark parado frente a todo su público.

—!Damas y caballeros! ¿Qué pasa si les digo que en unos pocos años su automóvil no tendrá que tocar la tierra nunca? —mencionó este al segundo de haber salido. Su esencia era increíblemente segura de si mismo. 

Para continuar con su espectáculo, Howard solicitó a una de sus asistentes que encendiera una máquina que estaba al costado del escenario. La joven obedeció de inmediato, sin hacerlo esperar. Una vez que la máquina estuvo encendida, el automóvil que ocupaba el centro del escenario comenzó a elevarse lentamente. La audiencia estalló en aplausos, sorprendida por lo que veía.

—Esto es increíble —susurró Steve, admirando el automóvil. 

—Sí que lo es.

No tardó mucho tiempo para que el automóvil dejara de flotar y cayera de golpe al suelo. A pesar del escándalo, todos parecían estar más que satisfecho con la creación de Howard Stark.  

—Les dije que en unos años, ¿no? —finalizó Stark, con una ancha sonrisa. Comencé a aplaudir, celebrando el gran avance que había logrado hacer mi amigo, pero dejé de hacerlo cuando me vi siendo arrastrada lejos del escenario y de la gente. Steve me había traído a unos de los tantos puestos de la feria. 

Observando a mi alrededor, noté que el lugar estaba adornado con imágenes de soldados y elementos relacionados con la guerra. Suspiré, algo cansada. Me di la vuelta hacia Steve, con la intención de expresarle lo mismo de siempre, pero lo encontré conversando con Bucky a cierta distancia. Las chicas ya no lo rodeaban como antes.

—No hagas nada estúpido hasta que vuelva —le pidió Bucky, apoyando una mano sobre su hombro.

—Como podría, si tu eres el experto en eso.

—Estarás bien, Steve —finalizó su conversación, dándole un fuerte abrazo. Luego, se acercó a donde yo estaba, se inclinó ligeramente y tomó mi mano, depositando un suave beso en el dorso de esta con delicadeza y cortesía—. Nos vemos, agente. 

—Nos vemos, soldado. 

Finalmente, Bucky se despidió de nosotros, dejándonos solos en la feria sin nada más que hacer. Con su partida, el ambiente pareció perder un poco de su brillo, y nos quedamos allí, contemplando el bullicio de la Stark Expo.

—Sé que algún día él admitirá lo que siente por ti. 

—¿De qué hablas, Steve? 

—Solo digo..., algún día. 

"Así soy yo"/Bucky & tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora