Capítulo 8

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Un capítulo cortito. Como siempre, se recomienda discreción.

Bucky corría con Valeria a cuestas por las cañerías, más la carpeta que se estaba empapando: caía agua del techo, probablemente afuera estaría cayendo un diluvio.

Los soldados habían neutralizado el sonido y escuchaba las fuertes pisadas perseguirlo, afortunadamente Valeria no pesaba mucho... definitivamente eso era muy malo, pero a la hora de escapar le sirvió de ayuda.

Fue un poco más deprisa y vio una boca de alcantarilla abierta de donde se veía caer la lluvia, seguramente los dos entraron por ahí antes.

No había escaleras, ni siquiera una cuerda por la que subir, así que tiró la carpeta hacia afuera, sujetó bien a Valeria y de un salto subió hasta la superficie, encontrándose solo en una especie de parque, empapado por la lluvia y sangre.

Tapó la alcantarilla con el pie y tomó la carpeta.

Si no recordaba mal, el hotel en el que Sam se alojaba estaba cerca de allí, y se sabía el número de habitación...

...

Bucky subió lo más silenciosamente que pudo por las escalerillas de emergencia del hotel, que afortunadamente daban a las ventanas de los baños y eran suficientemente grandes para entrar.

Cuarto piso, no podría haber rentado una habitación más baja...

Jadeó cansado cuando dejó a Valeria en la cama, no tenía cómo atarla cuando se despertara, buscó por toda la habitación algo que pudiera usar, una cuerda, algo, hasta que vio una bata con cordones y así ató sus manos y sus piernas, haciendo un nudo especializado por si se levantaba para que así tropezase y no pudiera escapar o atacarle.

Bucky buscó corriendo el botiquín en el baño y encontró uno. Su mano no estaba del todo mal y gracias al suero cerraría pronto, pero tenía que desinfectarla. Se aplicó agua oxigenada en la herida, que se traspasaba al dorso y caía en el lavabo mezclada con sangre espumosa, luego puso apósitos y la vendó fuertemente, adolorido.

Echó la cabeza hacia atrás, mirando el techo para relajarse. Estaba empapado, y Valeria también.

Tomó todas las toallas del baño y fue hasta la cama. Valeria seguía desmayada y el mono que utilizaba se le pegaba al cuerpo a causa del agua.

Quiso desvestirla, pero... no pudo hacerlo, no quería vulnerarla más.

Sin mirarla y en la oscuridad lo hizo, no tocó nada, solo miró para sacar el traje de las muñecas y los pies y luego secarla y enrollarla con las toallas, si no lo hacía enfermaría.

Evitó encender las luces de la habitación para no levantar sospechas. Ya más tranquilo y seco (la maleta de Sam estaba en el dormitorio y pudo tomar prestado un pantalón y una camiseta) se sentó en una especie de escritorio. Allí puso a secar los documentos que contenía la carpeta.

Estaban un poco borrosos, pero eran legibles.

—Se pueden leer, se pueden leer... —susurró algo más aliviado.

Sacó su móvil que secó previamente. No era un smartphone así que resistió más a los golpes y a la lluvia.

Activo la linterna y achinó los ojos, tembloroso. Necesitaba leer un poco más.

Valeria quedó encerrada en esa habitación por semanas, siendo violada todos los días una y otra vez. El único escondrijo de luz que tenía era una rendija de una ventaja muy pequeña en el que se quedaba mirando hacia afuera fijamente, estando de pie casi todas las horas del día.

No comía, no bebía. Solo quedaba contemplando el cielo, herida, sangrando. No podía pensar en nada más que en la libertad.

—Ya es hora de que hagamos algo con ella —la vigilaban por una cámara de seguridad instalada en el cuarto— le pegamos un tiro en la nuca y que se encarguen los lobos de ella —dijo el soldado, aburrido de la situación.

—Que se muera de hambre. Ya verás como luego de violarla más veces nos pide comida.

El científico Arnim Zola observaba la escena, apenado. Él pertenecía a HYDRA, por supuesto, pero no estaba de acuerdo con los abusos y el maltrato que sufría esa mujer. Era una condena horrible.

Tenía muchas dudas. Tal vez sería mejor que la asesinaran y así acabaría su sufrimiento. Pero tenía otra opción.

—Caballeros. Tal vez pueda experimentar con ella. Puedo hacerla más resistente, incluso más letal que el Soldado de Invierno. Deberíamos de tener dos súpersoldados de ambos sexos. ¿No os parece bien?

—Bueno... —uno de los oficiales se echó en una silla mientras jugaba con un cuchillo— mientras pueda seguir follándomela, está bien.

—La verdad es que es buena idea. Podría hacer lo que queramos y a nuestra voluntad. ¿Os imagináis?

—Está bien, Zola —le dio permiso— puedes hacer lo que quieras con ella, pero no la mates.

...

Zola sedó a Valeria y la dejó desnuda en la camilla, cubierta con una leve sábana de algodón. El prototipo que había diseñado era más eficaz que el Soldado de Invierno, que funcionaba con una serie de palabras en ruso.

Pudo desarrollar un chip que insertaría en la nuca, así que la colocó de lado y con ayuda de algunos médicos, colocó el chip en una operación de casi catorce horas.

Fue totalmente un éxito.

Bucky escuchó un ruido y se giró alarmado. Valeria se estaba moviendo y fue hasta ella para calmarla. Pero lo único que quería hacer era soltarse para volver, probablemente, con Sharon.

No supo qué decir. Todo estaba oscuro pero podía ver cómo miraba al techo sin expresión.

—Tranquila —dijo con la voz entrecortada— estoy aquí.

Bucky se acostó a su lado y Valeria comenzó a removerse más, casi partiendo los amarres, pero él no la dejó.

La abrazó por atrás y la sostuvo fuertemente. Cerró los ojos y sujetó sus muñecas para que quedara quieta. Luego de un rato cesó el movimiento, y acarició suavemente su cabello corto, algo sucio y áspero. Pero seguía siendo aquél pelo castaño que le encantaba.

—No voy a hacerte nada. No podría.

Bucky permaneció sujetándola así, hasta el amanecer. Valeria nunca paró de soltarse de su agarre.

Él no pudo soportarlo más y tuvo que llorar por los dos, mientras que ella lo oía sin escuchar, esperando que su dueño volviera a darle una nueva orden que ejecutar.

¿Qué creen que va a pasar? ¡Nos vemos en la próxima actualización!

Ente (Bucky Barnes y tú) [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora